Agrupación ciudadana proyecta museo para la historia y memoria de Tomé
Con una historia que se remonta a más de 30 años, recién a mediados de la década pasada la iniciativa volvió a tomar forma en base al entusiasmo de los propios tomecinos.
Es común que todas las comunas tengan un museo, espacio de memoria colectiva y reflexión en torno a su pasado, que sirve a la comunidad.
Desde su época prehistórica, pasando por los días coloniales, las décadas del auge textil y la actualidad, Tomé es una comuna con una rica historia.
Es así que, hace poco más de tres décadas, diversos agentes culturales locales se agruparon con el propósito de proyectar un museo en la vecina comuna.
Debido a la importante industria textil, el debate -por esos años- se centraba en la necesidad de contar con un lugar de grandes proporciones, para albergar las voluminosas máquinas para ese fin y que estaban en desuso.
Para el museólogo Daniel Cartes, el investigador en Artes Visuales David Romero, el escritor Darwin Rodríguez y el académico de Historia Ucsc Gonzalo Ortega hoy el paradigma ha cambiado. Por lo tanto, el debate para el futuro museo no se restringe solo a la historia textil.
De acuerdo a los impulsores de esta iniciativa, la museología contemporánea, como disciplina que piensa en los museos y sus fronteras, incorpora en su reflexión una multiplicidad de ingredientes para accionar.
"Siguiendo en esta dirección, el Museo en Proceso de Tomé es una iniciativa ciudadana constituida por investigadores interesados en ver concretarse un museo físico, desde una lógica de planificación museológica participativa y ciudadana", explicaron.
De y para personas
El diálogo permanente entre sus gestores y la comunidad, se da desde diversas miradas, variantes y/o problemáticas emanadas desde la propia ciudadanía.
Es en 2015 cuando se retoma esta idea surgida décadas atrás para dotar a la comuna costera de un museo. A través de actividad participativas, los tomecinos se inclinan por un espacio que contenga en su relato historias netamente locales.
Todo desde lo paleontológico, mapuche/lafkenche, la preindustria de los molinos de trigo, el arte, la célebre industria textil, lo rural y las diversas microhistorias que cruzan la historia de Tomé.
El equipo de tres profesionales dialoga, permanentemente, con expertos para construir redes museológicas y culturales.
"El acento que se le confiere a la reflexión de esta narrativa es importante, porque lo que está en discusión es qué historias -y desde qué perspectivas- desea el museo proyectar, aspecto en que las comunidades tienen mucho que decir".
Agregan que "toda vez que los museos cumplen el rol de ser espacios de discusión pública, fortaleciendo el entramado social. ¿Museo comunitario? Quizás. ¿Museo imaginario? No. El museo existe como discurso, deseo e historia".
Es a partir de aquí donde las colecciones, piezas tradicionales que puede verse en un lugar de esta naturaleza, toman un rol secundario. Si bien no es central, para los gestores no deja de ser algo importante. "Su condición de documentos debe ser capaz de transmitir las ideas que provocan la discusión y/o levantan discursos".
El fin es que los objetos que pueda tener el futuro museo tomecino cuenten lo que deba contar y no que se tornen irrelevantes para el fin.
"Muchos museos se repletan de cosas que nunca verán la luz, porque su calidad de documentos para contar historias los torna irrelevantes. Eso no quiere decir que esos documentos no sirvan en otros espacios u otros fines".
Por ahora no cuenta con un espacio físico ni una colección determinada. Sin embargo, están trabajando en dos Fondo Nacional de Desarrollo Regional (Fndr) de Cultura, "Diálogos y apuntes para un museo de Tomé" y "Archivo oral de la industria no textil".
Ya ejecutaron el Fndr "Un Museo para Tomé, Etapa I: Estudio de factibilidad" y el proyecto propio, "Imaginando el museo desde casa", ciclo -en pandemia- que los llevó a dialogar en estas materias.