Comunidades de Lleu Lleu lamentan ataque fatal y lo califican como una amenaza
Catril vivió toda su vida en Tirúa, lugar en donde se espera que al medio día de hoy se realice su funeral. Este sería al interior de su comunidad, en el cementerio mapuche Puerto Choque Alto.
Al medio día de hoy se espera que se concrete el funeral de Segundo Catril Neculqueo, el hombre de 66 años que el martes falleció tras recibir un disparo mientras se movilizaba a su trabajo desde Tirúa a La Araucanía en un programa de reforestación en las orillas del Lago Lleu Lleu.
Hijo de madre y padre mapuches, Catril nació en Quidico, caleta de la comuna de Tirúa. Casado con Adela Melita Millahual, fue padre de cuatro hijos y también abuelo de cuatro nietos. Hace más de tres años que trabajaba plantando árboles nativos como parte de un programa de CMPC, allí se desempeñaba como contratista.
Previo a ello, durante varios años fue dirigente de su comunidad mapuche Humberto Millahual en Tirúa, donde junto a otras comunidades buscaban avanzar en reivindicaciones pacíficamente, ejemplo de ello fue que hace un par de meses informaron que existía un acuerdo para traspasar definitivamente el Fundo Choque, propiedad de CMPC, a las comunidades.
Comunidades lago lleu lleu
Fueron 11 las comunidades del Lago Lleu Lleu las que firmaron un comunicado público emitido la noche del miércoles en que, además de lamentar y sumarse al dolor de la familia Catril Millahual, se manifestaron sobre el ataque que terminó con un miembro de su comunidad como una víctima fatal e indicaron que fácilmente pudo terminar en una masacre considerando a los 25 trabajadores que trasladaba el bus atacado por encapuchados.
"Entendemos que este ataque no fue un acto reivindicatorio o de sabotaje, ya que fue un ataque a sangre fría, cuya intención a todas luces era matar a los trabajadores mapuche que viajaban en el minibús. Desconocemos la motivación de los autores de este cobarde asesinato, así también desconocemos su autoría. Entendemos este ataque no solo como un ataque a un bus de trabajadores mapuches, sino también como una amenaza directa a todas nuestras familias, comunidades, autoridades tradicionales y dirigentes", aseguraban en el documento.
Abandono del estado
En el texto, las comunidades también abordaron el abandono que sufren por parte del Estado y apuntaron a que esto es lo que permite que la delincuencia actúe y continúe cobrando víctimas.
"Somos familias que hemos vivido el abandono del Estado, el dolor inmenso de perder a nuestros familiares y la rabia que genera la impunidad de los delincuentes que provocan estos actos. Sin ir más lejos en 2019 ya habíamos sufrido del asesinato de nuestra lamien Elodia Aguayo Catril, quien fue asesinada en su casa a manos de grupos violentistas que operan en el territorio", indicaron.
Con este ejemplo, las comunidades recordaron que este último ataque es uno más de los que a diario enfrentan trabajadores, familias y comunidades mapuche particularmente en la comuna de Tirúa. Así también apuntaron a que "hechos como este son un fiel reflejo de la inseguridad, la violencia descontrolada y la impunidad con la que operan numerosos grupos delictuales en la comuna y en toda la provincia de Arauco".
Emplazamiento
En cuanto a la presencia de autoridades, aseguraron que sienten que viven en tierra de nadie, donde además de no ver a las autoridades de gobierno actuar, tampoco entienden que la autoridad municipal niegue la violencia que los aqueja.
"Dejen de negar la existencia de evidente violencia que a esta altura se ha tomado nuestra comuna. Por omisión y por su silencio ellos son tan culpables de la violencia común de los delincuentes que realizan estos actos". Con esto también emplazaron al presidente Gabriel Boric y a la Ministra del Interior Izkia Siches a que visiten el territorio a conversar con las comunidades y que en caso de que no puedan "que no se preocupen, nosotros iremos con nuestros dirigentes, con nuestras autoridades tradicionales a conversar con ellos al Palacio de La Moneda", finalizaron.
11 comunidades del Lago Lleu Lleu aseguraron que el ataque no fue parte de una reivindicación, sino que de una amenaza