La violinista más joven de la Orquesta Sinfónica que triunfa en Canadá
En su niñez soñaba con tocar la parte más difícil del violín de los CDs de música clásica que su papá coleccionaba de la Revista Ercilla. Hoy se labra una carrera en Toronto.
Es primavera en Canadá y Jeimmi Carrasco Rabanal, desde su departamento ubicado en pleno centro de Toronto, confiesa sentirse emocionada y feliz. La razón es que faltan horas para el estreno de "The last five years", musical de Broadway, donde tocará como violinista principal.
Nacida en Concepción, la artista marcó un hito histórico en los 69 años que lleva activa la Orquesta Sinfónica UdeC, pues -hasta ahora- es la música más joven contratada por la Corcudec, ingresando en 2013 con tan solo 19 años.
Fanática de The Beatles y Queen, ha sido reconocida como "una joven prodigio" de la Región debido a su talento artístico, el cual comienza a desarrollarse en su infancia gracias a las fuertes influencias de su familia.
"Mi abuela es una excelente guitarrista y acordeonista. Mi mamá es artesana textil y mi papá pianista. Siempre hubo mucha música en mi casa", relata, recordando escuchar mucho a Paul Anka, por su abuelo, o a clásicos de Los Panchos y Polo Negrete. Hoy, a sus 32 años, recuerda con orgullo cómo le decía a sus amigos que escucharan esa música. "Era un poco diferente", agrega sonriendo al otro lado de la línea, a través de Zoom.
Fue un concurso gestionado por la Orquesta de la UdeC el que le abrió las puertas para ser parte del mundo de la música sinfónica.
En solo dos semanas se preparó para lo que ella denomina como "el mejor concurso de su vida".
"Fue mi primera audición de la vida. Todo se dio muy natural y positivamente. Me sentí súper relajada tocando ese día y recuerdo con mucho cariño cómo todos me recibieron como una más, sin hacer distinción por mi edad o mi poca experiencia", relata.
Dos años más tarde, en 2015, postula nuevamente al cargo de asistente de capo de fila, logrando con éxito mantenerse en esta posición por tres años.
Actualmente, Jeimmi Carrasco vive en Toronto, Canadá, lugar al que llegó en 2014 tras adquirir una beca para comenzar sus estudios en el Conservatorio Glenn Gould School of Music, lo que para ella significó el inicio oficial de su carrera como violinista.
-¿De qué manera la experiencia en la Orquesta Sinfónica te preparó para este nuevo desafío?
-Fue una escuela que me formó a nivel profesional y personal. Me entregó perspectiva. Como yo era la más chica del grupo, siempre estaba escuchando las vivencias de mis compañeros mayores. Eso, cuando me vine a vivir sola a Canadá, me ayudó a no sentirme tan diminuta en un lugar gigante y desconocido.
Misión como artista
Ser joven y extranjera fue difícil para la artista. A esto se le suma la presión por los estudios y el limitado presupuesto económico, el cual mayoritariamente corrió por parte de su auspiciador, Mauricio Larraín, a quien conoció tras bambalinas en Villarrica y se ofreció a financiar su enseñanza.
Ya en tercer año del conservatorio, comienza a preocuparse por la falta de dinero, porque justo el arancel había subido. Por eso decide buscar trabajo como bibliotecaria o haciendo tutorías en el mismo centro estudiantil.
- ¿Fue así como llegaste a ser profesora?
-Exacto. Un día me llama la directora de un colegio Montessori de Toronto y me pregunta si puedo hacer clases de violín a niños de cuatro años. Yo tenía un poco de experiencia así que acepté feliz. Cuando terminé mi contrato, seis de los 10 niños a los que le hacía clases me contactaron para hacerles sesiones privadas. De eso ya han pasado casi cuatro años. De hecho, el mes pasado uno de mis alumnos ganó el primer lugar en un concurso en su categoría (violín).
Para Jeimmi, educar a niños es parte de lo que ella llama su "misión como artista".
"No quiero sonar trágica, pero aún ocurre que se piensa que dedicarse a la música es una pérdida de tiempo y eso está mal. Busco que mis alumnos sientan respeto y disfruten las expresiones artísticas. Los mismos padres me dicen que desde que toman estas clases les va mejor en matemáticas, se concentran más y son más felices. Por eso es nuestra misión como profesores de arte enseñar que dedicarse a la música sí se puede, que hay que valorarlo", expresa con entusiasmo, destacando la labor que realizan las fundaciones de orquestas en Chile.
Broadway y concepción
- ¿Cómo se siente ser parte de un musical? Algo muy diferente a tocar música clásica.
- Ha sido todo un desafío. Es otro mundo. Este musical es muy realista, cuenta la historia de un divorcio, por eso me gusta tanto, porque es algo que sí ocurre, y mucho. He tenido que conocer de otra forma mi violín. El director me dice que debo sacarme lo clásico y hacer sonar mi instrumento como una guitarra de rock, literalmente. Es muy entretenido y lo disfruto mucho.
La violinista manifiesta que dentro de sus próximos planes está la intención de grabar un disco con solo compositores latinos residentes en Canadá. "La idea es rescatar las raíces folclóricas de sus países", explica, recordando con mucho cariño a sus compañeros de Orquesta.
"Todavía mantengo una estrecha amistad. Fueron mis padres musicales al acoger a una joven de 19 años", finaliza con emoción en sus palabras.