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Ortiz, Pérez y Van Rysselberghe cuentan cómo han vivido sus primeras semanas fuera del hemiciclo

La nueva vida de los "incombustibles" parlamentarios que abandonaron el Congreso el 11 de marzo

La atención de los ex legisladores hoy está puesta en labores rurales, de orientación, en la salud psiquiátrica o en la política partidista. La artesanía y las redes sociales también ocupan su tiempo.
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nicolas.alvarez@diarioelsur.cl

Parecían figuras incombustibles. Quien los veían en los noticiarios centrales o leían alguna polémica declaración en los diarios bien podía pensar que cierto grupo de parlamentarios locales seguiría en sus cargos hasta quién sabe cuándo. Pero no. Todo llega a su fin y con ello hay que continuar la vida. ¿Cómo? Reinventándose. Alejandro Navarro, Iván Norambuena, José Miguel Ortiz, Jacqueline van Rysselberghe y José Pérez -políticos con una vasta trayectoria en la Región- debieron enfrentar esta realidad a partir del 11 de marzo pasado luego de que abandonaran el Congreso ante el regocijo que buena parte de la gente experimentó al ver la llegada al poder del Presidente más joven en la historia de Chile.

Este último hito se llevó adelante en medio de una renovación legislativa que terminó con sus carreras al interior del hemiciclo. Ortiz, por ejemplo, se mantuvo de forma ininterrumpida durante ocho períodos, todo un récord para un diputado que ingresó en 1990 con la vuelta a la democracia. El actual consejero demócrata cristiano, la expresidenta de la Unión Demócrata Independiente (UDI) y el radical de la Provincia de Biobío comparten a EL SUR el relato de sus primeras semanas en esta nueva realidad que, según dicen, será prometedora desde el punto de vista personal.

El campo, la psiquiatría y la orientación a la comunidad que alguna vez les entregó el respaldo son actividades que hoy ocupan casi la totalidad de su tiempo.

Del congreso a la oficina de siempre

A sus 80 años José Miguel Ortiz Novoa no pierde las ganas de hablar. Si bien la conversación telefónica debiese ser breve, el exdiputado por el distrito 20 extiende sus recuerdos y escarba de manera profunda en las tareas que cumplió a lo largo de 32 años, especialmente en el área de la hacienda pública. Lo hace desde su oficina ubicada en Rozas 319, Concepción, la misma que fue su casa hasta 1995. "Volví a mi barrio", comenta entre risas el también profesor de educación básica.

"Desde el 11 de marzo volví para armar mi oficina, porque entregué como corresponde las oficinas parlamentarias de Concepción y Valparaíso (…) Voy a seguir funcionando aquí hasta que Dios me dé salud y vida para escuchar a organizaciones o instituciones que quieran entrevistas conmigo", sostiene. A la fecha, Ortiz contabiliza más de 45 encuentros con clubes deportivos o de adultos mayores, sociedades mutualistas y juntas de vecinos desde que se convirtió en un ciudadano más.

Cuenta que "pega" ha tenido porque también han habido muchas actividades y reuniones ligadas a su tienda política. "Yo soy consejero nacional de la Democracia Cristiana (DC) y estamos pensando en lo que viene por delante. Ese es mi cargo y lo asumo totalmente, conversando con toda la Región y con algunos militantes del partido a nivel nacional. Yo voy a morir en política -que espero sea en algunos años más- y mi tarea es ayudar a formar una generación joven para que esté en este momento tan crucial para el futuro del país", plantea.

Trabajo rural y asesoría comunitaria

Más al sur, el agricultor, técnico agrícola, perito forestal y exdiputado de la República en seis períodos, José Pérez Arriagada, plantea que estas últimas semanas le han servido mucho para retomar el trabajo en el campo. A sus 81 años, el radical remarca que en poco tiempo ha debido atender tareas rurales en Los Ángeles asociadas a las siembras, cultivos y animales.

"Esa es la preocupación que tengo ahora: atender de mejor manera los campos, porque durante muchos años estuvieron realmente abandonados. Hay que ordenar todo lo que se hace en el campo y mejorar algunas cosas pendientes, sobre todo porque siempre hay problemas de cercos, de riego, de canales o de construcciones", dice.

En paralelo, revela que aún mantiene activa la que hasta hace algunas semanas era su oficina parlamentaria, en pleno centro de la capital provincial. "Siempre llega gente a consultar distintos inconvenientes que tiene sobre viviendas o fondos sociales, deportivos o de salud. Nosotros seguimos preocupados de eso, por eso realizamos esta labor de orientación que efectúo junto a mi secretaria (…) Siempre estamos en contacto con las personas para escuchar sus problemas y ver cómo solucionarlos, ya que tenemos algún manejo y una experiencia que, sin duda, vale la pena", enfatiza Pérez.

Psiquiatría y redes sociales

Son casi las 10:10 horas del miércoles y Jacqueline van Rysselberghe Herrera (57) se dispone a atender a sus primeros pacientes en el Sanatorio Alemán de Concepción. Bullada fue la noticia cuando la exalcaldesa de Concepción, exintendenta del Biobío, exsenadora y extimonel UDI anunció que retomaría su rol de médico psiquiatra, el mismo que congeló una vez que ingresó al terrible y a veces apasionante mundo de la política.

"Una vez que perdí la elección decidí volver a la medicina", dice. Para ello se dedicó todo el verano a estudiar y a "desempolvar" algunos libros para actualizarse en temas asociados a la psicofarmacología. Todo esto, desliza, lo hace con la intención de completar un postítulo de dos años en psicoterapia que ya comenzó, "pues es lo que a mí, en el fondo, me gusta".

"Yo diría que la relación con mis pacientes es extremadamente normal y, además, agradable. No sé si es porque me alejé del personaje político, pero la verdad es que todo esto se me ha hecho súper fácil", revela Van Rysselberghe, justo antes de que alguien llama a su puerta para entregarle información acerca de los pacientes que recibirá en el día.

Subraya también que esta es una etapa de su vida que disfruta, especialmente por tener que estar viendo desde afuera todo el acontecer político. Sus ratos libres los aprovecha con la artesanía y las redes sociales, espacio virtual en donde, incluso, ha sido catalogada como una nueva "influencer". "Invertí mucho tiempo en redes sociales, en donde tenía muchos seguidores, pero también muchos haters (detractores). He empezado a usar eso de una forma distinta para generar interacciones que han sido, a mi juicio, bastante entretenidas, porque los haters son menos y eso te saca un poco del personaje y de la caricatura que se fabricó entorno al rol que tenía en política", reconoce.

Respecto a los nuevos rostros locales que asumieron en el Congreso, Ortiz, Pérez y Van Rysselberghe coinciden en la idea de que estas nuevas figuras deben tener la capacidad de acercar posiciones en medio de un clima que sigue polarizado, a fin de que prime el sentido común y un diálogo fecundo.

En esta línea, añaden que los diputados y senadores que debaten en el hemiciclo "representan bien sus posiciones", las que deberán transmitirse en los próximos años con altura de mira y "cultivando una buena relación, más allá de que cada cual piense de forma distinta". Lo más importante, dicen, es que este relacionamiento sea equivalente a avances legislativos que respondan a los intereses de la ciudadanía y su bienestar.

El ex diputado Iván Norambuena (UDI) fue contactado por este medio para conocer su experiencia en estas semanas, pero declinó entregar mayores detalles sobre su actual vida. El exsenador Alejandro Navarro (PRO), en tanto, ni siquiera contestó el teléfono.