"El aprendizaje ha sido de dos años y de estar observando todos los fenómenos"
La epidemióloga es la única profesional de regiones convocada a la nueva instancia ministerial que será clave para las medidas que tomará el Gobierno en torno a la pandemia. En esta labor destaca la transparencia, el enfoque multisectorial y la mirada territorial.
Hace tres semanas que la epidemióloga Ana María Moraga, jefa de la carrera de Medicina de la Universidad de Concepción, recibió un llamado teléfonico que no esperaba y que la llevó a ser la única integrante de regiones en el Consejo Asesor Externo del Ministerio de Salud.
"Me di cuenta que debía aceptar esta convocatoria por un tema de responsabilidad civil, social y sanitaria", asegura la especialista, que explica que se mantiene conectada permanentemente con los otros 9 integrantes del grupo y que cada viernes realizan una reunión general para analizar los distintos escenarios sanitarios.
Destaca que si bien existía un comité externo previo, esta vez se trata de una forma distinta de gobernanza y de gestión y control de la pandemia. El actual Comité Nacional de Respuesta a la Pandemia está formado por un grupo técnico del Minsal y por el Consejo Asesor Externo, conformado casi en su mayoría por personas del ámbito de la academia y con caracter multidisciplinario, es decir, no solo del área de la salud.
Esta última instancia recibe, además, información emanada de ocho mesas temáticas que tienen por misión elaborar y entregar insumos para que puedan tomar decisiones y analizar la situación sanitaria desde diversos puntos de vista. El Consejo Asesor Externo debe evaluar, entre otros, las medidas sanitarias en curso, como el uso de mascarillas, pero también las próximas políticas públicas a aplicar, que pueden ir desde la posible aplicación de una quinta dosis de vacuna, las cuarentenas escolares o si el covid debería ser incluido en la cobertura del GES.
-¿Cómo percibe esta nueva forma de evaluar los efectos de la pandemia? Da la impresión de que se avanzó a un mirada más amplia.
-Cuando tuvimos la primera reunión, el subsecretario dijo una frase que es muy importante. Ahí nos dice que hay pilares fundamentales en esta nueva institucionalidad de control de pandemia que tienen que ver con transparencia. De hecho, nuestras sesiones tendrán actas que serán públicas. En segundo lugar, se va a usar la mejor evidencia disponible, que viene de las mesas temáticas, donde hay expertos, es absolutamente multiprofesional y también territorial. En estas ocho mesas hay personas de todo el país, están todas las regiones representadas. También es importante que tendremos que dar cuenta de nuestras decisiones.
-Hace dos años no sabíamos nada de una situación sanitaria como la que se ha enfrentado, ¿estamos ya en la etapa de comenzar a aplicar ciertos aprendizajes?
-La verdad es que no sabíamos nada. Si lo recordamos, hace exactamente dos años estábamos encerrados, en cuarentena a nivel nacional y no sabíamos protegernos. Recuerdo que si íbamos a comprar una manzana la echábamos alcohol gel. Ahora ya nos damos cuenta que no son las cosas las que transmiten, son las gotitas de saliva y de ahí la importancia del aforo, del uso de mascarillas, de aislar a los sintomáticos, etc. Entonces, el aprendizaje ha sido de dos años y de estar observando todos los fenómenos que ocurren. Por eso es que la vigilancia epidemiológica es importante, pero también lo es la vigilancia del comportamiento de la población, donde la comunicación de riesgo y los medios juegan un rol muy relevante, porque también hemos aprendido de eso y tal vez todavía nos falta por aprender más.
-Siguiendo la misma línea, ¿qué lecciones nos está dejando la pandemia en estos dos años?
-Creo que los mensajes son hartos. Lo primero que reflexiono es que fenómenos como estos van a volver a ocurrir, porque los seres humanos hemos ido invadiendo territorios que antes estaban reservados para flora y fauna. Se produce interacción con microorganismos que no estaban cercanos a los seres humanos y ahí aparecen estos fenómenos pandémicos. Lo otro es considerar que los fenómenos en el siglo XXI son súper globales, algo ocurre en China y a las pocas semanas está instalado en Chile. Estamos rodeados por una cordillera, un océano, un desierto y territorio antártico pero estas barreras naturales que en el paso nos protegían ya no lo hacen, porque la población se mueve mucho y rápido.
-Este es un aprendizaje clave para la epidemiología.
- Y lo comprobamos porque no es primera vez que aparecen situaciones epidémicas de coronavirus, había habido antes, pero no habían llegado como fenómenos masivos a nuestro país y ahora sí, ¿y cuánto nos demoramos? Dos semanas en que estuviera en Chile. Entonces, ya aprendimos que hay que interactuar considerando todas las vías de comunicación, cómo se comunican los riesgos desde la autoridad o la academia. Esta bajada de la información es súper importante para que no surjan mitos o malos entendidos y finalmente se retrase el buen manejo de una situación sanitaria.
-¿Qué otras lecciones detecta?
-El personal sanitario, que es la primera fila. Con esto no solo me refiero a los médicos, sino también a quienes hacen aseo, a TENS, enfermeras, matronas, nutricionistas, kinesiólogos, fonoaudiólogos, no quiero dejar a nadie de lado y quiero integrar también a auxiliares, secretarias, guardias, a todo el personal que trabaja en los centros asistenciales y que se transforma en personal que hay que cuidar. Por otro lado, tener en consideración que cuando se toman medidas restrictivas de movimiento eso afecta el ámbito educativo y a los padres. Creo que no se resolvió de la mejor forma aquello y también son aprendizajes. Por último, está el acceso a mascarillas y a exámenes PCR, quedó en evidencia que no es lo mismo acceder en una capital regional que en un poblado más alejado. Eso será parte de mi rol en el Consejo, exponer esa realidad fuera de Santiago.
-Y en el caso de las personas, en general, ¿aprendimos algo? ¿Estamos más preparados para enfrentar situaciones similares a futuro?
-Creo que nos hemos dado cuenta de cosas básicas, como la ventilación cruzada, ahora todos están pendientes y ojalá que quede. El tema de los aforos, que ojalá mantengamos la reflexión de cuántas personas deben estar en un espacio porque evita otro tipo de enfermedades, como la influenza. Y el lavado de manos, hay que pensar cuántas enfermedades gastrointestinales nos ahorramos si mantenemos este buen hábito. Esto suma y sigue, incluido el aprender a saludarnos con un gesto y no de beso y abrazo con todos, creo que es una buena medida. Es muy probable que los niños, que proporcionalmente han pasado más tiempo con estas medidas las van a hacer parte de su forma de vivir.