Hoy Colcura es un lugar asociado al turismo, en especial por su playa de blancas arenas. Pero su origen dista mucho de su actual situación. Colcura nace a raíz de la guerra de Arauco. La muerte de quien fuera gobernador de Chile en 1598, Martín García Oñez de Loyola, en los llanos de Curalaba (cerca de la actual Carahue), obligó a uno de sus sucesores, Alonso de Ribera, a idear un sistema para contrarrestar el poderío mapuche-lafkenche en la zona.
Por ello creó una línea de fuertes en ambas orillas del río Biobío. En la cara inmediata situada al sur ordenó la creación de dos de ellos: San Pedro de la Paz (1604) y Colcura (1602). Pero este último no duró mucho. Solo fue reconstruido en 1662 bajo el gobierno de Pedro Porter y Casanate con la advocación de San Miguel Arcángel de Colcura, en un promontorio a orillas del mar para defenderse de potenciales ataques de enemigos extranjeros (ingleses, holandeses o franceses) y de las comunidades mapuche-lafkenche. Su ubicación es la misma hoy como en esos tiempos.
Tras la muerte en Colcura de Porter Casanate, uno de sus sucesores, Ángel de Pereda, fundó en 1667 otro fuerte más al norte, al cual denominó Santa María de Guadalupe de Louta . Con ello sumaban cuatro los fuertes situados inmediatamente al sur de la ribera sur del Biobío (se sumó Santa Juana de Guadalcázar de 1626).
Durante toda la época colonial se mantuvieron con presencia militar. Poco a poco, familiares y vecinos se fueron allegando a estas empalizadas, construyeron capillas, casas, bodegas y dependencias militares propiamente tales, aunque siempre con una clara impronta rural.
En los años sucesivos Colcura es mencionado ante eventos naturales y bélicos. Así, en 1751 hay constancia de su destrucción por el sismo y tsunami que borró el emplazamiento. Luego, aparece nuevamente asociado a la Guerra a Muerte (1819-1824), pues fue ocupado por las tropas realistas de Vicente Benavides y del cura Juan Antonio Ferrebú quien, finalmente, murió en dicho fuerte.
En 1835 otra vez aparece como víctima del terremoto y tsunami de aquel 20 de febrero, y que causó la total destrucción de la villa y del poblado. Casas, capilla y fuerte desaparecieron. Ello le quitó el privilegio de ser cabecera del departamento de Lautaro en 1841, siendo reemplazado por Santa Juana.
En la década de 1840, la familia Alemparte ocupó el llamado fundo "Colcura", donde se sembraba trigo, se instalaron molinos, se producía harina y se construían embarcaciones en los astilleros situados en su playa. Pero en 1852 Matías Cousiño Jorquera compró la hacienda con la esperanza de hallar carbón en su interior, aunque sabemos que ello lo logró en Lota.
Nuevamente aparece en los papeles en 1865, por la guerra contra España, y en 1879, por la guerra del Pacífico. Tras ello, el fuerte cayó prácticamente en desuso.
Su actual estado se debe a una revalorización histórico-patrimonial hecha desde fines del siglo XX, cuando se aplanó el lugar, se reconstruyeron sus cureñas y se situaron tres cañones Armstrong sobre ellas (originalmente eran dos), los mismos usados en 1879.
Del fuerte Lota no hay vestigios, solo el recuerdo en los documentos y libros de historia. No obstante, nadie puede desconocer que, si no hubiese sido por estas dos fortificaciones, no habrían sobrevivido ni el nombre ni la ubicación de ambos poblados, lo que es admirable pensando que superan los 300 años de antigüedad.