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Obra del antropólogo Iván Pérez

Libro rescata la memoria histórica de los puentes de Florida

Bajo el título de "Los puentes a Florida", la obra recorre la historia de las siete construcciones, y todo lo que se asocia a ellas y a la propia comuna. Siempre junto a la comunidad
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Por Nicolás Martínez Ramírez

Sin duda, uno de los destinos turísticos internos del Gran Concepción más conocido son los puentes a Florida.

Atravesando los ríos Curapilahue y Andalién, son precisamente estas siete construcciones las que inspiran el trabajo detrás de "Los puentes a Florida", del antropólogo Iván Pérez.

De acuerdo a su autor, concebido ante todo como un libro sobre el patrimonio histórico cultural del territorio, el texto recorre tantos los antecedentes históricos de los puentes, como sus anécdotas, acciones económicas, su valor gastronómico, cuentos asociados y fotografías de archivo, la mayoría inéditas.

"Es, principalmente, una invitación a mirar este acontecer desde los relatos de algunos pobladores locales, hombres y mujeres, en su calidad de investigadores, cultores, líderes, empresarios y profesionales", destacó el también magíster en Gestión del Patrimonio y Turismo Sostenible de la Universidad Autónoma de Chile.

VALOR HISTÓRICO

Iniciando con una invitación de la empresa Fundo El Peumo y la familia Pizarro Barrueto, su autor comenzó el libro a inicios de 2020.

Todo en un trabajo junto a investigadores locales como Agustín Montero y Juan Eade e investigadores invitados como José Alcalde -de la PUC- y también se contó con el apoyo de la Familia Arteaga Palacios, especialmente de la curadora familiar de los archivos, Patricia Venegas, nieta del constructor de los puentes.

En sus 84 páginas, el libro recorre la historia misma de las construcciones, los antecedentes históricos de la comuna de Florida, la historia de los antiguos caminos que la conectaban con Concepción y el legado del arquitecto de las obras, Domingo Arteaga.

Al mismo tiempo, el texto también contiene numerosas historias que rodean a los siete puentes, como leyendas, hechos y actividades comerciales asociadas a ellos, recetas de comida típicas de la zona, cuentos y diversas fotografías.

De acuerdo a Pérez, "los Puentes a Florida en sí, como obra vial, son el notable trabajo del arquitecto Domingo Arteaga Leiva, que murió en el año 1939, ya terminada la faena de 11 años de duración. Falleció trágicamente en el terremoto de ese año, en el vecino puerto de Tomé".

"Ni este terremoto, ni los sucesivos de los años 1960, 1985 ni el de 2010 han podido derribar su obra. Su legado es referente del trabajo público bien hecho, y el de la acción contra cíclica del Estado, frente a la depresión de 1929", destacó el autor.

CAMINO A LOS PUENTES

Conocido como lo que sería hoy un ingeniero, los primeros caminos formales que buscaron conectar Concepción con Florida fueron obras de Ambrosio O'Higgins.

Una vez pasa la fiebre del oro en la zona, el entonces intendente de Concepción sabía que necesitaba sacar las cosechas agrícolas y de otros cereales de las haciendas que había por la actual Florida.

"La zona ya no era solo oro, era también trigo. Pero hay que pensar que Florida no era el actual pueblo urbano y rural, sino que abarcaba desde Puchacay, el actual Palomares, hasta el río Itata. Este era el Departamento de Puchacay, con capital Florida", acotó Pérez.

A partir de ello, O'Higgins manda a construir un camino que conecte Concepción con el norte de Chile pasando por villorios de Florida, Coyanco, Larqui (actual Bulnes) y Quillón.

"Si Ambrosio O'Higgins no construye esa ruta, Florida desaparece y quizás el trazado habría pasado por otro lugar", aseguró el autor.

La construcción de los actuales siete puentes comienza en 1927 y la ejecuta el arquitecto e ingeniero, Domingo Arteaga.

Realizados todos al mismo tiempo, el trabajo duró 11 años y -de acuerdo al relato de su nieta Patricia contenido en el libro- Arteaga viajaba a la construcción desde Tomé. No exenta de dificultades, las obras se inauguraban primero con los trabajadores y luego con las autoridades.

Según relató el autor en el libro, "en el tiempo de la construcción llegó mucha población del norte, muchos de ellos caminantes o linyeras, aparecieron y los contrataban, cuando les pagaban a veces se iban o se quedaban otro tiempo. Al no ser trabajadores del rubro, recibir dinero y estar en una zona de abundante vino y aguardiente, estos bebían y apostaban, muchas veces se producían peleas graves que terminaban en muertes".

"'La gente pena en los puentes', dice el dicho, ya que las historias relatan que a veces algunos de los muertos de esas peleas de apuestas y licor eran depositados en la noche dentro de los pilares de los puentes, dejándolos allí para siempre. Son narraciones han perdurado hasta hoy", aseguró.