Buscar el significado de esta festividad
La Navidad es tiempo de celebración, de alegría, de preocupación por los demás, pero también se ha transformado en oportunidad de mucho consumo. Sin embargo, las condiciones especiales en que enfrentamos este año la celebración, tras casi dos años de pandemia de covid 19, con las consecuentes medidas de prevención de contagios que deben tomar las personas, indican que debería ser la oportunidad propicia para el reencuentro con nosotros mismos y con la familia.
Estas festividades debieran tener un contenido más espiritual que comercial, considerando que nace de una fecha religiosa en que se recuerda el nacimiento de Jesús y del significado que tiene -o debiera tener- para el mundo cristiano. En las últimas décadas, la sociedad se ha encaminado hacia el consumo y parece que este año, pese a las limitaciones, no fue la excepción. Es una realidad que no podemos desconocer. La actividad comercial tiene un fuerte movimiento en esta fecha y los negocios se prepararon con tiempo para incentivar las ventas navideñas y de fin de año.
Es cierto que todas las personas, en la medida de sus disponibilidades, han querido hacer un regalo a un ser querido en estas fechas. Diciembre es tradicionalmente el mejor mes para las ventas del comercio, y para lograr estos niveles, las empresas tradicionalmente contrataban personal extra y extendían su jornada de atención, incluso los fines de semana.
Si el año pasado hubo mayores restricciones en la apertura de locales, e incluso algunas comunas del país estaban en cuarentena, en el presente año las condiciones fueron diferentes, debido al exitoso plan de vacunación contra el covid 19, que tiene inmunizada a más del 94% de la población chilena.
No obstante, seamos o no creyentes, conviene destacar el mensaje más profundo de amar al prójimo como a sí mismo. La frase es profunda y resume los más altos logros que un ser humano podría tener: primero conocerse, es decir, entenderse para superarse y sobre eso, amarse. Al tiempo, replicar ese ejercicio con quienes nos rodean. Se trata de juicios categóricos y en esa perspectiva, observamos que no siempre se observa la práctica de tales valores.
Esta Navidad debe ser una oportunidad para pensar en lo que somos, lo que estamos haciendo y hacia dónde encaminamos nuestra vida, la de nuestras familias y la relación con los demás. Debería ser tiempo de celebración, de solidaridad y de acogida a los demás, en especial a los más necesitados. Pero vivimos en tiempos en que pareciera que cada oportunidad que se le presenta al ser humano para fomentar su individualismo y su egocentrismo, no pasa inadvertida. Parece que la espiritualidad se declara en retroceso. Si bien las familias se vieron inmersas en el ajetreo de las compras, esperamos que también sea un tiempo para dejarse llevar por los sentimientos de solidaridad, dejando fluir nuestro afecto, cariño y comprensión con alguien que necesite de nosotros. Una interesante reflexión en este día debería conducirnos a ver qué lugar le está dando el ser humano a los valores que se dice que busca promover. Y lo importante es inculcarlos en los niños, para tratar de sacarlos de la fiebre materialista, porque cada año el significado de la Navidad se va perdiendo en el consumismo en que está inmersa la sociedad.
Esperamos que las familias se den tiempo para dejarse llevar por los sentimientos de solidaridad, dejando fluir nuestro afecto, cariño y comprensión con alguien que necesite de nosotros. Puede ser un momento de encuentro, de amistad, de compartir el dolor, de acompañar al desamparado, de entregar una palabra de aliento sobre todo al que lo ha pasado mal durante esta pandemia, o aconsejar a quienes no han tomado el mejor camino. En eso, no debe perderse el foco, incluyendo a los menores, quienes suelen replicar las malas actitudes de los adultos, dejando de lado el verdadero sentido de esta simbólica fecha.
Las condiciones especiales en que enfrentamos este año la celebración, tras casi dos años de pandemia de covid 19, con las consecuentes medidas de prevención de contagios que deben tomar las personas, indican que debería ser la oportunidad propicia para el reencuentro con nosotros mismos y con la familia.