Daños en el humedal Paicaví
Se ha informado que la Municipalidad de Concepción presentó una querella en contra de quienes resulten responsables por el incendio ocurrido en el humedal Paicaví, que provocó un gran daño ambiental, tanto a la fauna como a la flora de ese lugar, considerado un importante "pulmón verde" del Gran Concepción.
En forma preliminar, se ha estimado que el fuego arrasó con cinco hectáreas y que las llamas habrían comenzado por los fuegos artificiales y bengalas que algunos hinchas del fútbol lanzaron en el lugar, cuestión que deberá aclararse en las investigaciones que se realizarán. El director regional de la Corporación Nacional Forestal, Francisco Pozo, sostuvo que hubo muchas dificultades para ingresar al humedal a tratar de controlar las llamas, por su condición de terreno pantanoso, que representaba un riesgo para los brigadistas y para el ingreso de los vehículos.
Los humedales urbanos contribuyen a moderar los efectos de crecidas de ríos, dado que almacenan el agua y luego la liberan lentamente a los cauces. Además, la vegetación y las raíces de las plantas típicas reducen la velocidad de las inundaciones, controlando los deslizamientos de tierra generados por eventos climáticos extremos.
El Ministerio de Medio Ambiente definió hace unos años cuarenta áreas prioritarias en las que se aplica el plan de protección de humedales, para el período 2018-2022. De ellos, siete correspondieron a la Región del Biobío y tres a la de Ñuble. La decisión se fundamenta en que esos ecosistemas tienen un gran valor medioambiental, por lo cual deben quedar protegidos. En nuestra zona, el plan incorporó entonces los humedales Desembocadura del Biobío, Boca Maule (Coronel), Tubul-Raqui, lagunas y humedales de la provincia de Arauco, la desembocadura del río Carampangue, el humedal Vasco da Gama (Hualpén), y el humedal Los Batros (San Pedro). Para su definición, se evaluó que fuesen sitios prioritarios para la conservación de la biodiversidad, que constituyan hábitat para especies flora o fauna clasificadas en categoría de amenaza para especies endémicas o migratorias y que exista factibilidad real de protección, como disponibilidad de terrenos fiscales y la voluntad de los propietarios.
El Ministerio del Medio Ambiente busca asegurar la protección de estos ecosistemas reconocidos, que se encuentren total o parcialmente dentro del límite urbano, declarados bajo la figura de "humedal urbano", de oficio o a petición de los municipios. Asimismo, la ley entrega a las municipalidades herramientas concretas que permiten proteger esos espacios, a través de la elaboración de ordenanzas generales para la protección y la postergación de permisos de subdivisión predial, loteo, urbanización y de construcciones.
El Gran Concepción ha tenido un acelerado despegue inmobiliario, sobre todo después del terremoto de 2010, pero en algunos casos este proceso se ha realizado a costa del relleno de humedales. Hay consenso de que esto genera una serie de problemas, que al final pasan la cuenta a la civilización, como es el anegamiento de barrios durante las lluvias invernales. Cuando se pierden esos espacios, también desaparece el hábitat para la flora y fauna que vive en ellos. Por ello, ha tomado fuerza el debate sobre el uso del suelo y la conservación de esos recursos, que cumplen una vital función en la regulación de los regímenes hidrológicos, que resulta una tarea fundamental en una zona como la nuestra, propensa a las frecuentes inundaciones en invierno.
El humedal Paicaví es uno de los más grandes de la zona, y uno de sus sectores ha sido reconocido como parque comunal por el Ministerio de Medio Ambiente, pero se realizan gestiones para declararlo humedal urbano y darle más protección, también frente al avance de las edificaciones. Por lo pronto, los especialistas estiman que la recuperación de este espacio podría tomar años, considerando que debe normalizarse su ciclo hidrológico y la vegetación que ha sido consumida por las llamas y que servía de hábitat a la fauna del lugar.
Los humedales urbanos contribuyen a moderar los efectos de crecidas de ríos, dado que almacenan el agua y la liberan lentamente a los cauces. La vegetación y las raíces de las plantas típicas reducen la velocidad de las inundaciones, controlando deslizamientos de tierra generados por eventos climáticos.