Habitantes de Quidico optan por dejar la zona debido a reiteradas amenazas y ataques
Pese a que el último incendio de uno de sus inmuebles continúa en investigación, la profesora jubilada abandonó la caleta tras recibir amenazas, que un predio de su propiedad fuera usurpado y que al menos dos viviendas fueran siniestradas.
Tres inmuebles quemados, un terreno de herencia familiar usurpado y la imposibilidad de volver a la localidad donde por años creció y vivió por miedo a lo que pueda suceder. Esa es la realidad de una de las habitantes de Quidico, un sector de Tirúa en la Provincia de Arauco que durante los últimos años ha sido el escenario de diferentes hechos de violencia, caracterizados principalmente por los ataques incendiarios a viviendas que, según el registro de los habitantes, ya llegan a 67.
El lunes recién pasado la vivienda de Gladis Carrasco, conocida profesora de Quidico y jubilada desde 2019, resultó con pérdidas totales tras un incendio en la localidad costera. Si bien se investiga la participación de terceros en el hecho, se trata de la tercera propiedad de la ex docente que ha sido siniestrada en la caleta.
Una fuente cercana a la familia y que solicitó la reserva de su identidad, comentó que desde el año 2020, en que ocurrió la toma de un terreno de una hectárea que recibió como herencia, comenzó una serie de ataques y amenazas que terminaron provocando su salida de la localidad, sin posibilidades de volver, principalmente por el temor de represalias.
TEMOR LATENTE
"La señora Gladis nació y se crió en Quidico, sus abuelos también y entiendo que a ella la terminaron expulsando de la zona igual que sus hijos, porque vivía cerca del sector La Puntilla, que es una zona bien conflictiva de la caleta y desde que un terreno suyo fue tomado por una comunidad comenzaron a quemar todas sus propiedades", relató quien es cercano a la docente.
Agregó que, actualmente, la profesora no vive ni ha vuelto a Quidico desde que decidió alejarse por las constantes amenazas que estaba recibiendo, ya que "le tienen identificado el vehículo, cosa que si pasa el peaje de Huentelolen le van a disparar entre ese sector y Quidico. Ninguna persona que sea de la zona y que se haya ido se atreve a volver porque les reconocen los autos y obviamente van a atentar contra ellos en medio del camino".
"Ese es el peligro más grande que uno tiene. No se trata de estar en Quidico mismo, sino que salir y que en la ruta P72 (que une las comunas de Cañete y Tirúa) te disparen, encuentres una barricada, una emboscada y bueno, si te quedas en la zona, en la noche finalmente un grupo de personas puede ir a tu casa a disparar", relató sobre la dinámica de violencia que atemoriza a los habitantes del sector costero.
RECURSOS DE PROTECCIÓN
A principios de este año, 15 víctimas de violencia rural que habitaban sectores cercanos al Lago Lanalhue, Peleco, Quidico y Lleu Lleu, incluida Gladis Carrasco, presentaron un recurso de protección por falta de deberes en cuanto a seguridad contra autoridades nacionales y locales, recurso que fue acogido y luego ratificado por la Corte Suprema.
En los documentos de aquel recurso se detalla que una vivienda de Carrasco fue destruida la madrugada del 13 de septiembre de 2020 mediante un incendio por encapuchados que portaban armas de fuego y percutaron disparos, razón por la que las unidades de emergencia no pudieron concurrir a controlar el fuego. Situación similar se registró el 21 de enero de este año, cuando otra vivienda terminó consumida por el fuego.
Por otra parte, el 7 de septiembre un predio correspondiente a una herencia familiar ubicado en la ruta P 90 R en la misma localidad de Quidico fue "usurpado violentamente por un grupo de sujetos que se dicen mapuches y que invocan pertenecer a la comunidad Francisco Namuncura, quienes colocaron pancartas que señalaban recuperación de territorio".
Además, habrían incendiado una plantación de eucaliptus, "sacaron y destruyeron los cercos perimetrales, destruyendo con maquinarias el terreno para hacer caminos", indicaba el recurso.
Posteriormente el 5 de enero de este año, al intentar llegar a dicho predio habría sido repelida con disparos, pudiendo constatar que los ocupantes habían sustraído y matado animales, instalado barricadas con árboles en los caminos, impidiendo que la propietaria pudiera ejercer sus derechos en el terreno, teniendo que abandonarlo hasta la fecha como consecuencia del temor, indica el documento.
15 de noviembre fue el último hecho que afectó la vivienda de la profesora, que resultó destruida por completo.