Barreras en el mercado laboral femenino
En Chile, la participación de las mujeres en el mercado laboral ha ido en aumento, si se considera que en 1990 la fuerza laboral femenina alcanzaba un 31% y hasta antes de la pandemia de covid promediaba el 48%.
Sin embargo, a pesar del crecimiento económico y los factores condicionantes que podrían posibilitar su incremento, es todavía una de las participaciones más bajas en América Latina y entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde). No obstante el aumento de participación, a igualdad de condiciones con el hombre hay una brecha laboral que perjudica a la mujer, cuestión que se ha analizado con profusión, pero no se ha logrado resolver. Las mujeres acceden a trabajos más precarios y peor pagados respecto de los hombres. Resulta evidente que la participación femenina en el mercado del trabajo se redujo con la pandemia, ya que fueron las que sufrieron más despidos y que en las fases de cuarentenas asumieron más responsabilidades en el cuidado de los hijos.
Compatibilizar la vida familiar con el trabajo es la mayor barrera que tienen las mujeres en materia laboral, como lo demostró el estudio "Cambios sociales y empleo femenino", elaborado con consultas online por la Asociación Chilena de Seguridad, durante septiembre del presente año. Los resultados arrojados mostraron que las empresas han implementado medidas para modificar la forma de trabajar y ayudar a una mejor conciliación entre el empleo y la vida personal, pero las mujeres siguen teniendo mayores barreras culturales y familiares que los hombers, enfrentando sesgos que dificultan su desarrollo laboral. La encuesta reveló que un 35% de las mujeres cree que para ascender en su empresa debe hacer renuncias familiares importantes, cifra que contrasta con el 25% de los hombres que opina de manera similar.
Cuando se preguntó si para una mujer tener hijos limita la carrera profesional, uno de cada tres trabajadores está de acuerdo con esta afirmación (38% de las mujeres, y 25% de los hombres coinciden con esta barrera al empleo femenino). Un tercio de los trabajadores (32% de las mujeres y 31% de los hombres), tienen una percepción negativa respecto de las exigencias de horario. Un 33% de las mujeres y 19% de los hombres creen que en igualdad de condiciones las empresas prefieren ascender a hombres en vez de las mujeres.
Otra barrera relevante, de acuerdo a los encuestados, tuvo relación con los problemas de la "cultura machista" y de brechas salariales (ambas con 44% de menciones entre los tres principales motivos). Las causas revelan un problema social, ya que aún en algunos sectores las mujeres son erradamente percibidas como menos capaces para la realización de trabajos y para aspirar a cargos de mayor responsabilidad. También se sigue considerando el embarazo como un factor que juega en contra de las trabajadoras. Su rol de madres, las exigencias sufridas en ese ámbito, romper estereotipos, y cierto privilegio a los varones en determinadas áreas, especialmente laborales, son situaciones concretas que imposibilitan una plena vida.
El rol de las empresas también fue consultado durante el estudio. Los entrevistados indicaron que sus empleadores implementaron o aumentaron medidas orientadas a facilitar y hacer frente a las obligaciones del hogar. Un 44% de los encuestados indicaron que en su empresa se implementaron más medidas de flexibilidad laboral, mientras que un 25% que manifestó que ya existían este tipo de medidas antes de la pandemia.
Pese a algunos avances, todavía hay una discriminación cultural que es necesario cambiar, y sin duda será una tarea de largo aliento.
Uno de los obstáculos relevantes que enfrenta el empleo femenino es la cultura machista y brecha salarial. Las causas revelan un problema social, ya que aún en algunos sectores las mujeres son erradamente percibidas como menos capaces para el trabajo y para aspirar a cargos de mayor responsabilidad.