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-Hoy se ve muy a la deriva su comando con varias renuncias y con los partidos presionando para tener mayor protagonismo. ¿Es esa la solución para la campaña?
-No sé si es la solución, pero si los partidos no se ponen detrás no va a haber solución. Los partidos saben de campañas, te dan orden y voces. Yo creo que el problema de Sichel es más estructural y quizás no es necesariamente de él, aunque igual tiene responsabilidad, y tiene que ver con que hay como una pendiente por la radicalización o polarización. Entonces un discurso que apunta al centro y a la moderación o a acuerdos, que es todo lo que intenta decir él, es un discurso que se vuelve inaudible. No estoy seguro de que su mensaje tenga agua en la piscina, que tenga público, por así decirlo. Ahora, el talento de un político, y lo vamos a ver en los 30 días que quedan, es justamente generar ese discurso y el espacio para que sea posible.
-¿Ese es justamente el mérito de Kast?
-De Kast y de Boric, porque Kast es el espejo de Boric. Mientras más crece Boric, más crece Kast. Y se detestan, y sacan chispas, y es una cosa ya como personal a estas alturas. Pero se miran en un espejo. A los dos les conviene que el otro crezca y a los dos les conviene que esta elección se juegue lo más polarizada posible. Boric y Kast son hermanos siameses, son parte del mismo fenómeno. El enigma ahí es qué pueden hacer Yasna Provoste y Sebastián Sichel en un escenario de ese tipo.
-Provoste y Sichel apuntan al mismo público, el de centro.
-Apuntan al mismo público, salvo que Provoste trata con demasiado guante blanco a Boric y uno se hace la pregunta de si quiere distinguirse de él o no. Porque al tratarlo así obviamente que el votante de izquierda prefiere a Boric, porque es más auténtico, es más joven, más radical y más rebelde. Provoste, aunque no le guste reconocerlo, carga con los 30 años. Fue ministra, diputada, senadora, gobernadora, es parte de esa trayectoria de la Concertación. Yo no entiendo la táctica de Yasna de no distinguirse más claramente de Boric, porque en esa cancha tampoco tiene nada que ganar. Hay algo raro ahí, porque es como si aceptara de antemano su derrota y quisiera ser, qué se yo, jefa de campaña en la segunda vuelta, o ministra de su gabinete, pero no está realmente peleando con él y él es realmente su adversario. Ella, para pasar a segunda vuelta, necesita captar votos de centro, y hoy ella está contribuyendo a vaciar el centro, y en el centro está su única alternativa de pasar a la segunda vuelta.
-¿El Presidente Piñera tiene algo que decir en esta campaña?
-No, Piñera se transformó en un personaje irrelevante políticamente. Quiero medir mis palabras, porque hay una acusación constitucional en marcha y respeto mucho la institucionalidad de la presidencia de la República, pero políticamente hace mucho tiempo se transformó en irrelevante. Piensa cuánto pesan sus ministros, qué importancia tiene lo que digan, qué manejo de la agenda legislativa tienen … y vaya que esto era importante. La segunda vuelta de Lagos-Lavín la ganó (José Miguel) Insulza, quien era ministro de Frei y que tiró un proyecto de reforma laboral que complicó a la derecha. El gobierno jugaba un papel porque tenía teclas que tocar. Hoy los ministros de Piñera son almas en pena. Hoy, para la derecha, mientras más silencio guarde el Gobierno, mejor.
-¿Ve entonces a los extremos en la segunda vuelta?
-Hoy es lo más probable, pero me reservo el derecho a cambiar de opinión porque creo que queda mucho tiempo para la elección. Pero en otro sentido, el electorado es muy volátil y puede volver a cambiar por acusaciones cruzadas, con barro de lado a lado, o puede cambiar porque hasta aquí Boric no ha cometido grandes errores, pero podría cometerlos; o porque Yasna Provoste hace un giro en su campaña y comienza a pegarle a la izquierda; yo creo que todo es muy incierto.
-¿Qué nota le pondría al trabajo hasta ahora de la Convención Constitucional?
-Hay cosas en las que no estoy de acuerdo, pero se hizo la pega de los reglamentos en los tres meses, por tanto, no tengo nada que objetar en cuanto al procedimiento, a la pega que han hecho. Sí tengo dudas con algunas señales que se dan, por ejemplo, la manera en que el vicepresidente (Jaime Bassa) sugirió que el próximo período presidencial podía ser acortado me pareció muy desafortunada.
"Piñera y Bachelet nacieron en torno a 1950. Gabriel Boric nació el 85; hay un cambio violento (...) Para que la política cambie no basta que cambie el personal, ni basta el recambio generacional. Muchas generaciones prometen cambios, pero cuando llegar al poder se dan cuenta de que la política tiene reglas un poco inexorables".