Antes del sismo de 1751, la familia Gavilán, que habitaba en la antigua Concepción de Penco, era propietaria también de terrenos en la zona del valle de la Mocha. Tras la tragedia que significó dicho evento telúrico, con la destrucción total de la villa ubicada en el valle de Penguco (Penco), el traslado fue una necesidad. Si bien durante 14 años no se produjo el cambio definitivo (1765), hubo vecinos que desde el primer momento quisieron contribuir con la causa de Su Majestad en estos, sus lejanos dominios. Por ello hubo terratenientes que donaron parte de sus haciendas, siendo uno de ellos la familia de doña Josefina Gavilán.
El terreno incluía el cerro que pasó a denominarse con el apellido familiar, y que se hizo famoso tras la batalla del cerro Gavilán, acontecida el 5 de mayo de 1817, en plena guerra de Independencia. Fue la victoria momentánea de los patriotas dirigidos por el argentino Juan Gregorio de las Heras. Posteriormente, otra breve acción bélica en la guerra a muerte (1819-1824) le tuvo como protagonista.
Sin embargo, el cerro no estaba dentro del antiguo casco urbano de la ciudad, debido a que al costado norponiente se ubicaba la laguna de Gavilán (hoy desaparecida), un cuerpo de agua considerado insalubre e infecto como para vivir en su alrededor. Los suelos húmedos y sobre todo los cuerpos de agua detenidos, como las lagunas, eran temidos como focos de enfermedades mortales en épocas donde solo existía tratamiento médico contra la viruela. Otro uso del cerro fue el de patíbulo. René Louvel en sus "Crónicas y Semblanzas" señala que en 1848 se ejecutó allí a una tal Carmen Pino.
Solo en el último cuarto del siglo XIX el crecimiento urbano de Concepción pasó el límite de la actual avenida Los Carrera, que incluyó el cerro, el que cortaba su expansión. Por ello, fue necesario seccionarlo a inicios del siglo XX, dando origen a una nueva extensión de las calles Lincoyán, Rengo y Caupolicán. Además, en una de sus cimas se ubicó la Escuela Normal de Preceptoras, más tarde Escuela República Argentina (que daba a Las Heras), hoy (por Caupolicán) Liceo Juan Martínez de Rozas. Nuevas manzanas nacieron con esas obras y, además del espacio reservado al establecimiento educacional formador de las nuevas profesoras, la municipalidad se ocupó en 1933 de hermosear uno de los peñones donde se encuentra el denominado parque urbano cerro Amarillo, en la esquina de las calles Rengo con Martínez de Rozas.
Las obras incluyeron trabajos en mampostería, paseos, miradores, jardines y arborización, dando un nuevo rostro a una zona fronteriza de Concepción, lugar desde el cual se puede observar parte del centro penquista y hasta el cerro Chepe y río Biobío. En él se hacían hasta el año 2019 reconstrucciones históricas de la batalla del cerro Gavilán (1817) y era punto de referencia de rutas patrimoniales como la que realizaba la carrera de Pedagogía en Historia de la Universidad San Sebastián.
Asimismo, tal como nos señala Luis Darmendrail, en la esquina de Aníbal Pinto con Las Heras existió un hermoso castillo, llamado Zulaica (hoy CEIA Monseñor Alfredo Silva), del cual subsisten sus bases, ubicado en uno de los bordes del antiguo cerro que en total abarcaba desde Angol hasta Castellón y de Prieto a Los Carrera. Hoy solo están los promontorios señalados.