Balada para su recuerdo
Mónica Silva Andrade, Periodista,
Su centenario se cumplió el 11 de marzo último. Los muchachos (as) de antes y los de ahora no hemos escatimado elogios para el aniversario del admirado Astor Piazzola (1921-1992). Para empezar, sus coterráneos, los argentinos, que primero lo odiaron, lo acusaron de "asesino del tango" y después lo amaron. Hasta hoy, pese a la pandemia, se han sucedido los homenajes. Concepción no ha estado ausente en los sones de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción con un magnifico Piazzola Sinfónico. La Unab hace unos días también se sumó a los festejos.
Nacido en Buenos Aires, criado en el barrio de Queens, en Nueva York donde se empapó desde pequeño con los sones del jazz, mientras su padre le obsequiaba su primer bandoneón. El autor de "Balada para un loco" y "Libertango" siendo un pibe de 13 años conoció a Carlos Gardel, quien lo recibió y agradeció el bandoneón que llevaba de obsequio. El Zorzal, en el apogeo de su fama, al ver las destrezas musicales a tan corta edad, lo invitó a una gira que iniciaba en Colombia y que terminó para siempre en el aeropuerto de Medellín. Afortunadamente su papá no lo autorizó. Gracias a lo cual pudimos disfrutar de la renovación y sofisticación que le otorgó al conocido ritmo de Buenos Aires. Una auténtica revolución durante mucho tiempo incomprendida, porque con su música no se podía bailar, argumentaban crítica y detractores.
Genio vanguardista por excelencia, él mismo decía que componía para el año 2020 o el 3000. Cierto. Hoy día cualquier joven amante de la música de cualquier tipo ubica perfectamente a este argentino universal. Originalísimo en sus sones del bandoneón, instrumento con el cual parecía fundirse. Formó parte e hizo muchos arreglos para la ya mítica orquesta de Aníbal Troilo. Tenía una escuela excepcional y vivió largos años en París.
El tango es un gusto heredado. Muchos vimos a nuestros padres y abuelos bailar a su ritmo. Escuchamos radios y discos con temas de un contenido sobre los que hoy podemos tener reparos, pero que, en definitiva, constituyó para muchos la música de nuestra vida. Por mi parte, me inclino ante el autor, junto a Roberto Goyeneche, de uno de los temas más bellos de mi lista: "Vuelvo al sur". Porque para disfrutar el tango además hay que haber tenido y haber perdido, "hay que ser capitán de la nostalgia enamorado del recuerdo", como dice una de sus letras. Quizás si la inspiración fueron los largos años lejos de Argentina y vuelve al sur como un destino del corazón. A ese sur de inmensa luna cielo al revés/ a su buena gente y su dignidad.
En noviembre de 1986, Astor Piazzola realizó una gira por Chile. Fue su despedida de los escenarios nacionales, aunque no lo sabíamos y aunque su condición de fumador apasionado nos diera alguna pista. Murió a los 71 años.
Estuve presente en su concierto, junto al quinteto que lo acompañaba pero antes conversé con él para una nota de este diario. Me recibió con una cordialidad imposible de creer en una figura mundial, que creó más de mil temas, que le puso música a unas cuarenta películas, que hizo arreglos de temas clásicos y que influyó en generaciones de músicos de todo el mundo.
En ese momento, me convertí en su admiradora ferviente. Guardo como un tesoro la foto de ambos y su autógrafo. Su música me acompaña siempre. Ah y ¡las naranjas del frutero de la esquina me lanzan azahares!
"Concepción no ha estado ausente en los sones de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción con un magnifico Piazzola Sinfónico. La Unab también lo festejó".