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Cuatro comunas de la Región iniciaron plan especial

El silencioso avance de la obesidad en la primera infancia

Aunque es un fenómeno en desarrollo desde hace al menos una década, el sobrepeso y la obesidad en preescolares y escolares de primer año básico están dando señales de ser el peor efecto de la pandemia. Un nuevo programa de Junaeb apunta a entregar evaluaciones nutricionales, exámenes y consultas con especialistas para que el fenómeno no se transforme en una nueva epidemia.
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Por Isabel Plaza Vásquez / isabel.plaza@diarioelsur.cl

Mayglin Gutiérrez cuenta que su hijo, de seis años, cursa primero básico en la escuela República del Perú de Hualpén y que estaba acudiendo a consulta con nutricionista hasta el año pasado por la obesidad que comenzaba a presentar. "Pero con esto de la pandemia, él dejó de ir", explica, reflejando la situación que muchos padres han debido enfrentar en el último año y medio, cuando el avance del covid-19 obligó a la menor movilidad y, con ello, arrastró a las familias a suspender no sólo actividades, sino también tratamientos médicos tan importante como el de su hijo.

Según el último Mapa Nutricional elaborado a nivel nacional por de la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb), más de la mitad de los estudiantes de Chile presenta malnutrición por exceso que se traduce en obesidad o sobrepeso, un fenómeno que se ha definido como un problema de salud pública debido a las consecuencias biológicas, psicosociales y económicas que tiene en la población. Además, una de las mayores preocupaciones que junto con afectar la salud física de niños y adolescentes, también repercute en su salud mental y en sus relaciones sociales.

El informe, elaborado en 2020, demostró que la situación en los niveles de educación inicial tiene números alarmantes, ya que cuatro de cada diez estudiantes de prekínder, kínder y primero básico presentan obesidad u obesidad severa. De ahí que las proyecciones de sobrepeso en la primera infancia no sean alentadoras y la situación esté siendo priorizada como una de las principales temáticas a abordar tras la pandemia, periodo en que el ejercicio, la actividad física general y los hábitos alimenticios han quedado relegados por dinámicas cotidianas que no necesariamente impulsaron la vida sana.

La apoderada de la escuela hualpenina es parte de las familias que iniciaron su participación en un nuevo programa de Junaeb denominado "Contrapeso, Salud Nutricional", el que se implementará en una primera etapa en 341 establecimientos pertenecientes a 22 comunas de Biobío, Coquimbo, La Araucanía y Aysén. Se trata de zonas que fueron seleccionadas porque los índices de malnutrición por exceso son superiores a los de otras regiones del país, pero que además representan las diversas realidades a nivel nacional.

En la Región, el programa será aplicado en 98 establecimientos, que suman un total de 8.322 estudiantes de las cuatro comunas seleccionadas, como son Coronel, Cabrero, Arauco y Hualpén. "Es súper bueno, porque es gratuito y muy rápido. Mi hijo presenta obesidad, entonces le van a hacer un tratamiento y ya nos dieron una orden para exámenes, para luego empezar y regular la obesidad", precisa Mayglin Gutiérrez, quien destaca que tendrá seguimiento y además no tendrá que pedir hora, porque todo queda programado con anticipación.

MULTIDISCIPLINARIO

El modelo de intervención es multidisciplinario y personalizado para cada estudiante. En una primera etapa se realiza un tamizaje de prediagnóstico a cargo de una nutricionista especialista en el área infanto-juvenil, y en caso de que se observen condiciones de obesidad, es derivado a atención médica. En esta segunda consulta, que realiza un médico, se procede a un examen físico y una revisión de la historia familiar, para determinar si se requieren exámenes de laboratorio, los que se encuentran incluidos en el programa y buscan determinar si hay otras patologías.

Finalmente, se realiza un control y seguimiento nutricional, donde se evalúan hábitos alimenticios, de actividad física, sueño y otros que podrían influir en la condición del paciente. Además, desde el inicio del programa, y a lo largo de éste, se contemplan distintas acciones educativas, con el objetivo de sensibilizar al grupo familiar y comunidad escolar sobre la importancia de mantener estilos de vida saludables.

Con el objetivo de disminuir los tiempos de espera y poder contar con un mejor flujo de información, cada región cuenta con un prestador asociado. En el caso de Biobío, Clínica Sanatorio Alemán será la entidad encargada de realizar los diagnósticos, consultas y exámenes. Por otro lado, la Universidad Católica de la Santísima Concepción y la Universidad del Desarrollo se encuentran realizando el trabajo de promoción en salud nutricional, con las familias de las comunas adscritas al programa en la Región.

El director regional de Junaeb, Jorge Albistur, sostiene que los resultados de la Región del Biobío en el último Mapa Nutricional fueron preocupantes. "Hay tres niveles de la educación inicial, que son prekínder, kínder y primero básico que tienen sobre el 30% de obesidad o malnutrición por exceso, y la elección de la Región y de las comunas tiene una directa correlación con estos resultados", precisa.

La coordinación para realizar todo el proceso de atención se concretó de forma directa con los municipios, a través de los encargados de Junaeb a nivel comunal, que ayudaron a materializar las reuniones con los alcaldes y sus equipos. "Era importante lograr el compromiso de los municipios, que conocieran las cifras que nos afectan y no perder el objetivo del programa, que tiene varios componentes, entre los cuales está la educación, la coordinación y el objetivo central, que es poner freno a la obesidad a través de la atención personalizada de los niños", explica.

EFECTOS EN LA ADULTEZ

Al analizar los resultados regionales de los informes del Mapa Nutricional desde 2009 hasta el año pasado, una de las conclusiones principales es que el indicador más perjudicado ha sido el de peso normal, que ha bajado 13,3%. El indicador refleja la caída de 49,9% de los escolares con peso normal, es decir, la mitad, a un 36,6%, lo que lleva el porcentaje a casi un tercio de los escolares.

Esta tendencia refuerza la idea de que hay una importante disminución de la salud nutricional de los estudiantes y muestra que el deterioro ha ocurrido especialmente por el intercambio del peso normal por el aumento de la obesidad total, que subió 11 puntos en una década.

Los resultados del estudio del año pasado en Biobío revelaron que la obesidad total está 1,7 puntos por sobre el promedio nacional. Además, existen tres niveles que sobrepasan el 30% de prevalencia en la obesidad total (prekínder, kínder y quinto básico), pero el nivel con mayor obesidad total es prekínder.

Por eso, Albistur alerta que, si bien la tendencia al aumento de la malnutrición por exceso es perceptible desde hace varios años, "la pandemia afectó en las cifras que tenemos hoy, por eso se ha definido como un programa postpandemia, es necesario abordarlo así".

Añade que "se enfoca en la primera infancia no sólo por las cifras, sino porque también se ha demostrado científicamente que cuando se interviene de manera precoz este problema, esta intervención evita que el día de mañana estos niños, después jóvenes y adultos, tengan una mala calidad de vida, con efectos que pueden ser en otros ámbitos, como daños vasculares, respiratorios, etcétera, pero también psicológicos".

Coincide en esta apreciación Patricia Guerra, pediatra de Clínica Sanatorio Alemán, entidad que prestará servicio durante todo el proceso. "Está demostrado que si la obesidad se establece precozmente se mantendrá en la adolescencia y adultez, lo que conlleva a una disminución de la calidad de vida sumado a la gran cantidad de comorbilidades asociadas, tanto cardiovasculares, gastrointestinales, respiratorias, ortopédicas, neoplásicas y psicológicas", detalla.

El trabajo, que comenzó esta semana, será de largo aliento, sobre todo por el compromiso que deben demostrar las familias, pero de tener buenos resultados podría ampliarse a otras comunas y lograr revertir una situación peligrosa para las nuevas generaciones.