Fallecimiento de Alipio Ortega deja un gran vacío en la fotografía periodística
Fotógrafo y periodista destacó profesionalmente en medios locales y como corresponsal en la ciudad que lo vio nacer el 1 de mayo de 1948. En más de 40 años de carrera destacó por su calidad gráfica como también humana.
"Qué frágil es la vida, y qué frágiles somos. Hace 72 horas estuvimos juntos, conversando, riéndonos y recordando tantos reporteos y aventuras periodísticas (junto a un grupo de colegas), y ahora…"
Sonnia Mendoza, con más de 40 años de experiencia periodística, se emociona al nombrar a su amigo de grandes jornadas, Alipio Ortega, quien falleció sorpresivamente en la madrugada de ayer, a los 73 años, de un paro cardiaco.
"Nunca estuvo enfermo, pero fumaba", acota la también académica de la carrera de Periodismo en la Ucsc, sin ánimo de concluir nada, menos razones, simplemente, para graficar las "sorpresas" del destino.
La partida del reconocido reportero gráfico y periodista titulado de la UdeC, ya en la década de los 90, como parte del grupo de profesionales, con carreras truncadas en 1973, y que tuvieron la oportunidad de terminar; no dejó indiferente a nadie, destacando especialmente su calidad humana y profesional.
"Con Alipio trabajamos tantos años juntos. Estuvo en varios medios (corresponsal) Diario El Sur, Crónica, La Nación, La Tercera, hasta que lo contrató El Mercurio, en los 80. Después nos juntamos en las Ultimas Noticias, alrededor de 10 años, entre 1989 y 1999", señala Mendoza, quien fue compañera de curso en Periodismo, desde 1970 hasta el cierre de la carrera, al inicio de la dictadura (estuvo preso en la Isla Quiriquina).
Uno de los proyectos que los volvió a unir profesionalmente fue "Periodismos y periodistas antes del click: 32 visiones", iniciativa de Sonnia Mendoza, que se ganó como propuesta académica en el área de Extensión de la Ucsc.
La señalada cantidad de entrevistas a reporteros que trabajaron entre los años 70 y 90 fueron registradas por Alipio Ortega. Sin querer se convirtió en su último gran aporte profesional, pues el libro fue presentado el 8 de julio pasado, en forma remota.
"Armé un equipo con exalumnos y Alipio tomó las fotografías", ilustra la periodista, sobre esta iniciativa en dos partes: maqueta en enero de 2020 y la presentación un año y medio después.
-¿Cómo recordará al amigo?
-Era un gallo sin igual, auténtico, cariñoso, generoso y leal. Nunca le escuché referirse mal de nadie. Un hombre conciliador amante de su familia, sus hijas y nietos.
-¿Y profesionalmente?
-Como fotógrafo, y con esto no quiero desmerecer a nadie actualmente, en aquellos años uno tenía que ir, porque no había otra posibilidad de fotos si no ibas. Nunca nos importaron las horas en el reporteo, sino el resultado.
GENEROSIDAD SIEMPRE
La primera persona con la que Carlos Acuña compartió profesionalmente como reportero gráfico fue Ortega. De eso han pasado 20 años, y hoy a los 45, recuerda ese momento en forma muy viva.
"Fue al primero que conocí en mi primera salida a terreno, un partido de fútbol del Deportes Concepción. Conversamos y enganchamos altiro", señala Acuña, apuntando que "Alipio fue una escuela para muchos de nosotros".
"Se dio una complicidad, también de mentoría, porque todo lo que soy (profesionalmente) fue gracias al apoyo y sus consejos", confesó con emoción, quien sostiene que con su muerte, de alguna manera, "parte el reportero gráfico romántico con su cámara en ristre. Donde fuera que pasara algo él iba a estar. Además, fue la persona más generosa, en todo sentido, que he conocido".
Sus palabras coinciden con las de Felipe González, reportero gráfico corresponsal de El Mercurio. Destacó la calidad humana de Ortega, quien lo acogió a su llegada a Concepción en 2009. "Muy generoso, también con sus conocimientos y consejos. Nos ayudaba y siempre estuvo ahí para quien lo necesitara", destacó el fotógrafo.