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Laboratorio de la Ucsc desarrollará investigación de aguas servidas

Los desechos de la Región darán luces sobre el covid y sus variantes

Científicos locales ya tienen la experiencia del semáforo Covid en San Pedro, que avisa cuando se detectan brotes en algún sector. Seremi de Ciencias trabaja para crear una red nacional y que este tipo de estudios se fijen como una política pública.
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alma.canales@diarioelsur.cl

Las aguas servidas pueden entregar mucha información sobre la población. Así lo mostró hace unos años la Universidad de Chile, cuando indagó los fármacos consumidos en la Región del Biobío, lo hizo la Universidad de Concepción en Chillán, donde revisó la presencia de covid, y ahora la Universidad Católica de la Santísima Concepción (Ucsc), que además de hacer lo mismo en San Pedro de la Paz, analizará la presencia de las distintas variantes del virus SARS-CoV-2.

Hace poco más de una semana se anunció el traspaso de $202 millones para desarrollar el proyecto "Vigilancia Genómica para la Región del Biobío", a cargo del Laboratorio de Investigación en Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la Ucsc. Será el primer trabajo de este tipo en el país.

"Vamos a empezar a analizar una vez por semana las variantes alfa (británica), beta (sudafricana), delta (india) y gamma (brasileña), más la californiana, para ver si están circulando en las comunas del Biobío. Vamos a saber qué porcentaje hay de cada una circulando", informa la seremi de Ciencias de la Macrozona Sur, Paulina Assmann.

Aclara que esto aporta información preliminar, pues es la Seremi de Salud la que debe ratificar los datos con exámenes a las personas.

Aunque la estrategia durará seis meses, Assmann espera que esto sea la base de dos cosas: la generación de una red de análisis de aguas servidas que no sólo abarque a Chile, sino a distintos países de Latinoamérica, y el establecimiento de una política nacional que vea en esta estrategia un aliado valioso para hacer estudios vinculados a la salud pública.

El origen

La idea de analizar las aguas servidas se instaló en la cabeza de Paulina Assmann a inicios del año pasado. "Yo partí trabajando esto en 2020, cuando vi un artículo que se publicó en Nature de que en Holanda habían medido el SARS-CoV-2 en las aguas servidas. Esto de las variantes fue porque estaba conversando con Cristian Gallardo, de la UdeC, quien me dijo que había unos PCR que dicen qué tipo de variante es. Propuse que lo hiciéramos en aguas servidas, lo hicimos y funcionó", relata la astrofísica.

Los primeros pasos fueron el análisis que se hizo en Chillán el año pasado. Gracias a fondos aportados por el Gobierno Regional de Ñuble pudieron analizar desechos en tres lugares específicos: la cárcel, un Eleam y una residencia sanitaria. Gracias a ese trabajo, afirma Assmann, lograron frenar ocho brotes.

Para replicar esto en Biobío partieron en San Pedro de la Paz. Gracias a los fondos aportados por el mismo municipio se creó el sistema de Semáforo POOP Covid, que informa a la comunidad sobre zonas con mayor incidencia de casos del virus. Para ello se toman muestras día por medio en 14 puntos de la ciudad, con una representatividad de entre 5 mil y 10 mil habitantes por cada zona.

El biólogo molecular Matías Hepp, quien analiza las muestras de San Pedro y también trabajará con las trazas de las variantes del coronavirus, responde que ellos están a cargo gracias a la capacidad instalada del laboratorio que él dirige y la experiencia acumulada el año pasado analizando muestras de PCR.

"El año pasado fuimos uno de los laboratorios que respondimos al llamado del Ministerio de Ciencias para formar la red de diagnóstico. En abril de 2020 partí con diagnóstico covid y trabajamos hasta diciembre. Producto del desinterés de los servicios de salud de la zona dejamos de hacer diagnóstico y la Seremi de Ciencias se dio cuenta de esto. Paulina, junto con el núcleo Milenio Midas, comenzaron a mapear la ciudad de San Pedro de la Paz y ahí partió todo. Me llamaron para hacer el procedimiento de concentración, detección y cuantificación del SARS-CoV-2 desde muestras de aguas servidas y eso partió por la experiencia que teníamos en el laboratorio con la gente que estaba trabajando", relata Hepp.

Además de él, hay otros dos profesionales vinculados: Andressa Reis, que es doctora en ecología y que trabajaba anteriormente en estudio de aguas, y Cristian Castro, bioquímico, quien se encarga del PCR.

Ahora están esperando la firma del convenio con el Gobierno Regional que permita el traspaso de los fondos para concretar el análisis de las variantes. La seremi de Ciencias dice que preliminarmente han estado tomando muestras en algunas comunas del Gran Concepción, como Coronel, y Los Ángeles, pero la bajada de los recursos permitirá abarcar todas las comunas de Biobío, a través de las 30 plantas de tratamiento de aguas servidas que Essbio tiene en la Región, junto con reducir a grupos de comunas la provincia penquista.

Ya cuentan con el compromiso de la sanitaria, que informa que "el apoyo surge de la iniciativa impulsada por el Gobierno, en la que hemos puesto a disposición muestras de aguas servidas y puntos de monitoreo que se requieren para el desarrollo de este relevante proyecto".

La seremi Assmann espera que la parte administrativa se concrete en los próximos días, pues quiere partir cuanto antes.

El proceso

El trabajo parte en las plantas de tratamiento de aguas servidas. La empresa Biodiversa, vinculada a Essbio, será la encargada de recoger las muestras una vez por semana. Estas muestras están compuestas por los residuos recogidos durante 24 horas.

Matías Hepp describe que la muestra acumula unos 5 litros o más de desechos, pero a ellos les envían una botella de dos litros. "Nosotros tomamos una muestra parcial, concentramos todo lo que es sólido, donde están los fragmentos virales, y de eso hacemos una extracción como si fuera una muestra nasofaríngea para una PCR normal", detalla.

Añade que para la detección utilizan unos reactivos distintos a los de la PCR, que les permiten obtener el ARN del virus a partir de una muestra sólida. Sin embargo, para la prueba se usan los kit comerciales ya validados para la detección del virus.

El resultado tarda unas seis horas, informa el biólogo molecular, pero la comunicación de la información depende de si la muestra llega en la mañana o la tarde.

Lo más caro del proceso es la toma de muestra. Esto puede captar alrededor del 60% del costo por análisis. El precio de ello varía según el lugar. Por ejemplo, mientras en San Pedro demanda $67 mil, en Chillán el costo es el doble.

Por eso, menciona Hepp, requieren de la pronta firma del convenio, para disponer de los fondos para pagar por el proceso.

La seremi Assmann agrega que la información obtenida también es compartida a los científicos del Núcleo Milenio Midas, a cargo de un trabajo estadístico para determinar cuál es la variante predominante o la expansión de ésta. "Hay un trabajo interdisciplinario", remarca.

Hacia una política pública nacional

Paulina Assmann expone que para hacer un trabajo como el de la zona no sólo se requiere de científicos. También es necesaria la participación y apoyo de otras organizaciones, en este caso, la Seremi de Salud y las sanitarias.

Desde la autoridad sanitaria, Héctor Muñoz plantea que este tipo de estudios permite anticiparse al comportamiento del virus, ya que las personas lo eliminan a través de las deposiciones a partir del segundo día de haberse infectado. Los síntomas, si es que se presentan, surgen a partir del quinto día.

"Esto nos permite ganar algunos días y enfocar medidas en esos sectores", menciona el seremi respecto a los beneficios que ha traído el Semáforo Covid. Expone que esto mismo aplicará para las variantes, aunque aclara que la validación de aquellas presentes en la población se hace de acuerdo a lo dispuesto por el Instituto de Salud Pública, ISP. En este momento, es a través de pruebas a personas, no a residuos.

Assmann también destaca que este tipo de trabajo permite anticipar medidas y que, si se cruza con otros datos, como la disponibilidad de camas críticas, por ejemplo, puede incidir en la decisión de las cuarentenas.

Por eso estima que Chile debería tener un sistema similar para todo el país. Matías Hepp cuenta que ya hay científicos interesados en las regiones de Valparaíso, Atacama y Maule, así que lo ve posible.

La seremi de Ciencias añade que hace poco fueron contactados por la Organización Panamericana de la Salud para levantar esta red a nivel sudamericano. "Saber cómo están nuestros vecinos es importante, porque Chile no vive aislado y va a pasar gente de Argentina, Uruguay, Perú y por eso es importante tener medidas en todo el continente", asegura.

La astrofísica cree que la utilidad del análisis de aguas servidas va más allá del covid: "También podemos medir la resistencia a antibióticos, el consumo de antidepresivos en la población. De acuerdo a la pregunta que tengas puedes usar la información que entregan las aguas servidas. Además, podemos reconstruir la historia si tenemos un banco de agua, ver qué pasó en tal fecha".

Por eso, su anhelo es que se cree una política pública que permita una gobernanza para regular esto y generar el banco de aguas.

Por ahora tiene seis meses para demostrar la importancia de este trabajo y luego esperar que el Ejecutivo y el poder Legislativo hagan eco del proceso y legislen para que se mantenga el monitoreo de los desechos.