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LEONARDO SANHUEZA
En los años que escribió "Viernes" en Página/12, Juan Forn tuvo que redactar muchos obituarios. Era como "cerrarle los ojos" a los colegas que partían. Esa misión asumió el escritor y poeta chileno Leonardo Sanhueza el martes de la semana pasada, en su columna de los martes en Las Últimas Noticias. Allí, Sanhueza, mencionaba cómo le impresionó lo que Forn animaba a sus colegas. Aquí cuenta cómo Forn lo animó a él.
"Me aguijoneó mucho para que escribiera. De hecho mi último libro, "La partida fantasma", lo escribí porque él me lo pidió. Era así con todos sus colegas, desde los más chicos hasta los viejos. De todos esperaba que se pusieran las pilas, que soltaran las bestias, que se dejaran de 'boludeces'. Le encantaba descubrir, además. Fui testigo, por ejemplo, de lo entusiasmado que estaba con Camila Sosa cuando nadie la conocía. La estimuló a que se tirara a la piscina hasta que logró que escribiera una crónica autobiográfica. Y no se dio por satisfecho con eso, sino que siguió insistiendo hasta que ella escribió la novela "Las malas", que él mismo publicó en su Colección Rara Avis de Tusquets.
-¿Con qué partir leyéndolo?
-Yo sugeriría empezar con cualquier contratapa. No hay contratapa mala, todas te llevan a alguna parte inesperada. Hay algunas que son más literarias, por así decirlo, en el sentido de que sus protagonistas son escritores, pero todas tienen en común que prefieren los gestos, las actitudes, las maneras de ser. Entre las "no literarias", hay muchísimas fascinantes, como la del programa espacial de Zambia o la que cuenta en tres pinceladas la vida de Helena Rubinstein.
-¿Cómo la lectura se convierte en una labor creativa para la escritura, en el caso de Juan Forn?
-Juan era un inmenso lector, no sólo en intensidad y cantidad, sino sobre todo en curiosidad.