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Para determinar su uso cotidiano

Recrean el sistema de iluminación de las cuevas del Paleolítico

Equipo internacional reconstituyó las tres luminosidades más comunes en las cuevas del Paleolítico: antorchas, lámparas de grasa y hogueras.
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Por Efe / Redacción

Un equipo internacional de investigadores recreó los tres tipos de iluminación más comunes en las cuevas del Paleolítico (antorchas, lámparas de grasa y hogueras) para determinar cómo los seres humanos los usaban para moverse, iluminar rincones recónditos o dar luz a los murales que pintaban en las profundidades de las cuevas.

Basado en observaciones empíricas y arqueología experimental, el estudio fue liderado por María Ángeles Medina-Alcaide y Diego Garate-Maidagan, del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC) de la Universidad de Cantabria (norte de España), y se publica en la revista americana Plos One.

También colaboraron científicos de las universidades españolas de Salamanca (USAL) y del País Vasco (UPV/EHU), de la de Burdeos (PACEA UMR 5199), y del Instituto español de Investigación de la Cueva de Nerja.

LOS RESTOS

Para hacer la investigación, los científicos recogieron restos arqueológicos y evidencias de los tipos de combustión utilizados en cuevas con arte paleolítico en Atxurra (Vizcaya, norte de España) o Nerja (Málaga, sur de España) y, al estudiarlos y compararlos con los de Lascaux y Chauvet (sur de Francia), pudieron determinar algunos de los materiales empleados para hacer las antorchas, lámparas y hogueras.

"Desde esas evidencias, queríamos reconstruir el pasado y saber cómo iluminaban las cuevas y, a partir de esa información, determinamos que, por ejemplo, en Atxurra emplearon roble y enebro para hacer antorchas", explica a Efe Diego Garate.

Con esa información, los investigadores recrearon los sistemas de iluminación en el interior de una cueva natural sin valor arqueológico y obtuvieron unos parámetros sobre temperatura, humedad, tipos de luz y de roca, entre otros valores, que han quedado a disposición de la comunidad científica y podrán emplearse en futuros estudios.

Los autores hicieron los experimentos en la cueva con cinco antorchas realizadas con técnicas similares a las del paleolítico y fabricadas con resinas de hiedra, enebro, roble, abedul y pino, dos lámparas de piedra con grasa animal (principalmente médula ósea de vaca y ciervo) y una pequeña hoguera hecha con madera de roble y enebro.

Los ensayos permitieron descubrir que cada sistema de iluminación tiene distintas características, lo que condiciona sus usos en distintos contextos.

"Vimos que las antorchas de madera hechas con ramas de árbol secas, atadas con una liana y combinadas con distintos combustibles -resinas de árbol-, proyectaban mucha luz de manera constante, una luz dinámica, viva y rojiza que además era fácil de transportar y no deslumbraba pero que, sin embargo, generaba mucho humo", detalla el investigador.

ANTORCHAS Y HOGUERAS

La luz de las antorchas duró unos 41 minutos de media, y aunque funcionaban de manera irregular, eran relativamente fáciles de encender nuevamente mediante oxigenación (moviéndola rápidamente de lado a lado).

Las lámparas hechas con piedras horadadas y rellenadas con resinas y grasas animales permitían iluminar durante mucho más tiempo, y aunque la intensidad de la luz era "similar a una vela, débil y tenue", podían dar luz hasta tres metros alrededor durante más de una hora sin generar apenas humo.

La hoguera, sin embargo, generó grandes cantidades de humo y no duró más de media hora, por lo que los autores creen que estos fuegos sirvieron más para iluminar arte que para ayudar a hacerlo. De hecho, en Atxurra se encontraron los restos de hasta tres fogatas en una repisa de la roca, situada junto a unos grabados, explica Garate.

Pero quizá una de las conclusiones más llamativas del estudio es que los sistemas de iluminación del Paleolítico proporcionaban una visión mesópica, es decir, una luz muy cálida que limita la visión de los colores y los restringe a la gama de los rojos.

"Lo curioso es ese condicionante que hasta ahora ignorábamos. Las pinturas del Paleolítico son bicromáticas y utilizan distintos colores. Tienen muchas gamas y tonos de rojo pero también amarillos y marrones, es decir, que pese a tener una visión restringida de los colores, recurrieron a muchos de ellos para pintar", subraya Garate.


"LA LUZ ARTIFICIAL FUE UN RECURSO CRUCIAL"

Para los autores, los experimentos evidencian que la iluminación en el Paleolítico requería una amplia planificación de su uso de los espacios, lo que pone de relieve la importancia de estudiar la iluminación para desentrañar las actividades de nuestros antepasados en las cuevas. "La iluminación artificial fue un recurso físico crucial para expandir comportamientos sociales y económicos complejos en los grupos paleolíticos, especialmente para las primeras exploraciones paleoespeleológicas y para el inicio del arte en cuevas", concluye Medina.

14.000 años tienen los restos de una mujer "homo sapiens" hallados en una cueva en Lleida, España.

Entre personas de 15 a 29 años

OMS alerta que el suicidio es la cuarta causa de muerte entre jóvenes

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó este jueves que el suicidio es la cuarta causa de muerte entre las personas de entre 15 y 29 años, después de los accidentes de tránsito, la tuberculosis y la violencia interpersonal.

El organismo internacional advirtió que la pandemia ha aumentado los factores de riesgo. "Prestar atención a la prevención del suicidio es todavía más importante ahora, tras muchos meses viviendo con la pandemia de covid-19", manifestó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

El representante explicó que muchos de los factores de riesgo, como la pérdida de empleo, el estrés financiero o el aislamiento social, siguen muy presentes aunque las cifras de contagiados de coronavirus estén disminuyendo en muchas partes del mundo.

En este escenario, la OMS dio a conocer algunas orientaciones para ayudar a los países a mejorar la prevención de este problema, con especial atención en los jóvenes, ya que la mitad de los trastornos de salud mental se manifiestan antes de los 14 años.

Pese a que cada año pierden la vida más personas por suicidio que por VIH, malaria o cáncer de mama, o incluso por guerras y homicidios, actualmente solo 38 países tienen una estrategia nacional destinada específicamente a prevenr estas muertes.

En sus recomendaciones el organismo internacional incluyó restringir el acceso a armas de fuego, reducir el número de comprimidos en las cajas de medicamentos, instalar barreras en los sitios desde los que se pueda saltar y prohibir el uso de los pesticidas más peligrosos.

Además, la entidad recomendó a los medios de comunicación que contrarresten las noticias sobre suicidios con reportajes sobre la recuperación de personas con enfermedades mentales. Según la OMS, estas publicaciones pueden provocar un efecto de incremento por imitación, sobre todo si se refiere a una persona famosa o se describe el método con el que se provocó la muerte.

Aunque las tasas de suicidio disminuyeron 36% entre los años 2000 y 2019, en este último año se quitaron la vida más de 700.000 personas, lo que equivale a una de cada cien muertes, una cantidad todavía muy alta.

De acuerdo a los datos de la organización, se suicidan más del doble de hombres que de mujeres, siendo más altas las tasas masculinas en países de altos ingresos y las femeninas en naciones de ingresos medios o bajos.

Por regiones, las tasas más altas se registran en África, Europa y Asia Suroriental, que superan a la media mundial, mientras que la incidencia más baja se produce en el Mediterráneo Oriental.

700.000 personas se quitaron la vida durante el último año, según la OMS. Las cifras van a la baja, pero todavía son preocupantes.