La Cámara de Diputados ha aprobado y despachado a la Sala del Senado la reforma constitucional que busca reinstaurar el voto obligatorio como respuesta a la baja participación de las últimas elecciones. Anteriormente, el texto fue aprobado en general, sin embargo, debió volver a la Comisión de Gobierno luego de que diputados de Chile Vamos presentaran indicaciones durante la sesión. La iniciativa ya había sido discutida en enero del 2020, aunque por falta de quórum fue rechazada en esa ocasión.

Es notorio que se ha acentuado la baja de participación de los ciudadanos en cada elección. En los comicios de gobernadores regionales que se efectuaron el domingo pasado en trece regiones del país, sólo el 19% de las personas habilitadas para votar concurrieron a las urnas. Las tres regiones con más baja participación fueron Antofagasta (12,2%); Atacama (12,6%); y Los Lagos (12,7%). Las de más participación fueron Metropolitana (25,6%); Los Ríos (21%) y Arica y Parinacota (18,7%). Las otras regiones tampoco marcaron una muy alta participación: Tarapacá (13,5%); Coquimbo (17,4%); O'Higgins (15,5%); Maule (13,7%); Ñuble (16,2%); Biobío (13,6%); La Araucanía (14%).

Los registros electorales fueron reabiertos en Chile poco antes del plebiscito de 1988, con voto obligatorio. Desde entonces, la participación ha menguado con el correr de los años. La ley 20.568, que reguló la inscripción automática y voto voluntario fue promulgada el 23 de enero de 2012. Con ella se pretendía -supuestamente- resolver el problema de la alta abstención electoral. No obstante, desde los comicios municipales de octubre de 2012, el ausentismo se ha elevado cada vez más y se hace notoria la falta de interés de la ciudadanía por participar en los comicios.

Tras ese cambio, el país registra una escasa presencia cívica. En los últimos comicios presidenciales en diciembre de 2017, Sebastián Piñera fue elegido en segunda vuelta con una presencia del 49,2% del padrón electoral de 14,3 millones de personas. Y el domingo último, menos de dos de cada diez personas habilitadas se interesaron por participar.

Es claro que con el cambio al voto voluntario se mantuvo una tendencia silenciosa, ya que especialmente hay jóvenes que nunca han mostrado interés por votar. ¿Por quién sufragaría ese segmento? Analistas han dicho que difícilmente lo harían en su mayor cantidad por los bloques tradicionales, y ese es el punto más práctico para pensar que un posible regreso de la modalidad obligatoria tampoco genera suficiente consenso.

Pero tal vez el gran tema de fondo es que hay un desencanto y desconfianza de la ciudadanía respecto de la actividad política. Para algunos parlamentarios, pareciera más sencillo recurrir a aspectos normativos que regulen el comportamiento cívico de los ciudadanos, que orientar los esfuerzos hacia un trabajo que permita reencantar al electorado. Cuando hace nueve años los políticos se jugaron por la opción de la inscripción automática y voto voluntario, la vieron como una solución frente al desinterés ciudadano. Pero está claro que ese no era el remedio. Y probablemente el voto obligatorio tampoco resuelva la raíz de problema.

Desde luego que preocupa la baja participación, porque significa que muchas personas se ponen al margen del mecanismo electoral. Tal vez quieren manifestar así su desencanto por la forma de hacer política. No obstante, ello debilita la democracia y da menos sustento y legitimidad a quienes son elegidos. El sistema democrático requiere de coaliciones gobernantes y opositoras fuertes, pero esto se altera si los ciudadanos prefieren quedarse fuera, porque ellos serán los que se beneficiarán o perjudicarán con las iniciativas que aprueben las autoridades. Es necesario enfocarse en la opinión casi generalizada de los electores, que estiman que la clase política no ha sabido enfocarse en los temas que a ellos realmente les interesan.

El tema de fondo es que hay un desencanto y desconfianza de la ciudadanía con la actividad política. Y para algunos parlamentarios es más sencillo recurrir a aspectos normativos que regulen el comportamiento cívico de los ciudadanos, en vez de orientar los esfuerzos a reencantar al electorado.

En la reciente campaña por la gobernación de Santiago, la candidata del Frente Amplio señaló, entre otras cosas, que aquellos que apoyaban al candidato DC eran quienes defendían los últimos treinta años, en clara alusión a lo que habían sido los gobiernos de la Concertación. En la misma línea, el candidato del PC, Daniel Jadue, también ha señalado críticas a los gobiernos postdictadura, tildándolos de socialdemócratas o defensores del modelo neoliberal.

¿Qué hay detrás de estas expresiones? Por una parte el cuestionamiento de un sector político y de la sociedad que se siente distante y no participe de lo que fueron los gobiernos de la Concertación y por otra, la crítica al tipo de transición que se instaló tras el fin de la dictadura de Pinochet. En todo caso, estas controversias no son para nada nuevas. A fines de los noventa surgieron las primeras voces críticas y autocríticas.

Desde Tomás Moulian con el Chile Actual. Anatomía de un Mito, pasando por los autoflagelantes de la Concertación, hasta el análisis histórico del Manifiesto de Historiadores, es posible de observar las críticas de lo que hasta ese entonces se había desarrollado en materia política y económica.

Sin embargo, esos cuestionamientos encontraron un cerrojo infranqueable en aquellos sectores concertacionistas (autocomplacientes) que de una u otra manera se sentían satisfechos y orgullosos de lo que se había construido hasta ese entonces. Las voces críticas fueron invisibilizadas o ignoradas y una que otra cooptada por el sistema, lo cual no significó que desaparecieran de escena. Lo que allí primó fue la presencia de una memoria fuerte y un relato histórico que se impuso contra memorias subterráneas y ocultas. No obstante aquello, esas memorias se negaron a ser sometidas y entrado el siglo XXI siguieron están allí hasta que finalmente pasaron a la ofensiva y lograron irrumpir con fuerza en octubre de 2019.

A partir de entonces, nuevamente emergió la pregunta sobre el fin de la transición y por supuesto la crítica a ésta y a los respectivos partidos que fueron parte de los gobiernos concertacionistas.

En esa controversia parece no existir espacio para lecturas intermedias. O se es crítico y distante de esos 30 años o se está con aquellos que administraron (o se vendieron, como se dice) al modelo; sin embargo y más allá de las pasiones, las lecturas binarias y el purismo de algunos, lo más "curioso" es la crítica de ciertos actores que fueron parte activa de esos treinta años.

Olvidaron que ocuparon cargos y responsabilidades gracias a sus militancias en los partidos de la Concertación. Olvidaron que gracias a esa militancia pudieron trabajar en el aparato estatal. Olvidaron que en ese periodo lograron construir redes. Olvidaron que más de alguno tuvo apoyo estatal para alguna beca o perfeccionamiento. Olvidaron que gracias a esos treinta años, pudieron construir un buen pasar, no solo para ellos, también para sus familias.

En consecuencia, no se trata de ser condescendiente o renegar de esos treinta años, pero como dijo Antonio Gramsci, "una generación que menosprecia a la anterior, que no alcanza a percibir las grandezas y el significado necesario, no puede más que ser mezquina y sin fe en sí misma, aunque asuma actitudes de gladiador y tenga ínfulas señoriales", más aun, "en el menosprecio del pasado está implícita una justificación de la nulidad del presente".

"Olvidaron que ocuparon cargos y responsabilidades gracias a sus militancias en la Concertación. Y que gracias a esa militancia pudieron trabajar en el aparato estatal".

En "casa nueva"

En la refriega palaciega que se ha formado para saber a quién le corresponde habitar la exestación de Ferrocarriles, que si bien es cierto no es Versailles, pero su encanto tendrá. ¿Sera el delegado presidencial o el gobernador recientemente elegido? La Justicia deberá decidir. Lo que está claro es que en su interior jamás se escuchara ninguna frase de la canción de Tito Fernández que decía "Hoy estamos de fiesta, tenemos nueva casa y hay que inaugurarla como Dios manda. Hay de todo, asado, cazuela, champaña, vino blanco y… la casa".

Tomás Varela H.

"Amigocracia"

Meritocracia significa "por la fuerza del mérito", es decir, que mis logros son el resultado de mis habilidades. Inicialmente, el origen de la palabra no apuntaba al mundo organizacional, sino a la sociedad. Pronto estudios demostraron que la meritocracia era una linda aspiración que estaba lejos de funcionar. El sociólogo estadounidense Shamus Khan, cuando vino a Chile en 2019, mostró que la meritocracia a nivel de la sociedad era un mito. Pero ¿qué paso en las empresas? Se ha reemplazado por la "amigocracia". Kratos en griego es "fuerza" o "poder"". O sea, el poder de la amistad. Suena potente, pero en una empresa es un desastre y, en Chile, está presente en muchas. ¿Qué significa? La posibilidad de una persona de acceder a buenos cargos sin las habilidades necesarias o con bastante menos esfuerzo que otros. Todos los desarrollos de personas pierden su fuerza cuando la amigocracia entra en acción. El poder de la amistad es un bien preciado, pero no en el dominio organizacional. Necesitamos erradicar esta práctica para evolucionar a una nueva forma de hacer empresa.

Pablo Fuenzalida

Voto obligatorio

Menos mal que la Cámara aprobó el voto obligatorio. Me parece increíble que parlamentarios que se presume demócratas avalaran un sistema que ilegitima toda elección por respaldar un sistema que otorga autoridad a quien es elegido por una ínfima minoría. El domingo pasado solo votó uno de cada cinco inscritos. En la Región del Biobío, un 13%. Los elegidos no se deben sentir halagados por este exiguo respaldo. Es una norma que nunca debió eliminarse y que felizmente ahora se repone.

CHRISTIN PAULSEN E-P

Derechos Humanos

Quiero felicitar al lector Adolfo Paul Latorre, que en su carta publicada el 10 de este mes sostiene la posición correcta en materia de Derechos Humanos. Además de los textos que él señala, es útil citar el Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, que en su tomo I, páginas 18 y 19 sostiene que "ciertos valores de la humanidad deben ser respetados, no solamente por el Estado, sino que también por los actores políticos, estatales o particulares." De lo que se desprende que el sentido restringido ligado a violaciones cometidas por agentes del Estado, ha venido siendo sobrepasado en la práctica, comprendiendo también a las cometidas por particulares que actúan bajo pretextos políticos. Esta es la posición que he sostenido siempre en mi trayectoria de abogado y profesor del ramo de Derechos Humanos. Los DD.HH. no son de derecha ni de izquierda. Son de todas las personas (véase entrevista publicada en el Diario Crónica el 11 de mayo de 1999, Diario El Sur del 18 de mayo de 2015, página 7; Diario La Estrella del 8 de septiembre de 2018, página 6. Esta interpretación moderna de los Derechos Humanos tiene una enorme trascendencia práctica, ya que su aplicación en casos concretos, los Tribunales podrían y deberían aplicarla.

Adolfo Montiel Gómez

Kínder

El rechazo en la Comisión Mixta de Educación del proyecto de kínder obligatorio es el reflejo de que "los niños primero" es solo un eslogan más, que devela que hipotecar el futuro de nuestro país y alcanzar la tan anhelada igualdad para todos, solo es parte de un discurso que es siempre valorado, pero que carece de voluntad para implementarlo. Está comprobado que las inequidades en oportunidad empiezan temprano en la vida, por lo que es una responsabilidad moral y una decisión estratégica como nación invertir en esta etapa del desarrollo humano (Center on the Developing Child, 2007). Son quienes han tomado esta decisión, desconociendo lo que la evidencia nacional e internacional señala, quienes deberán responsabilizarse por restar oportunidades de aprendizaje a los niños y niñas de nuestro país.

Francisca Valenzuela

Indultos

¿A alguien le sorprende que grupos de izquierda estén proponiendo indultos a los que vandalizaron, quemaron y destruyeron las ciudades del país? Es muy propio de ellos, total, al final pagamos todos nosotros y no quienes hacen uso de la violencia.

Ricardo Álvarez

Con sus propias uñas

La Cámara de Diputados aprobó la reforma constitucional que repone el voto obligatorio (instancia que ellos mismos habían rechazado cuando se presentó en enero de 2020) con el argumento de la necesidad de reforzar la democracia con mayor participación ciudadana. Incluso, algunos diputados anuncian un proyecto adicional, para establecer fuertes multas a quienes no vayan a votar. Al trasluz de la escasa participación de votantes en las recientes elecciones, los beneficios económicos por voto han disminuido los ingresos de los candidatos y de sus respectivos partidos, y es ésta la real "preocupación" de nuestros parlamentarios. Lo justo sería que se terminara con el financiamiento de los partidos políticos y que cada postulante a una elección se rasque con sus propias uñas, con el apoyo de sus partidos y militantes, como lo hace la mayoría de los chilenos que quieren darse un gustito. En resumen, voto obligatorio y autofinanciamiento de campañas.

Miguel Martínez C.

Caos de tránsito

¿Llegará el día en que la Municipalidad de Concepción termine con el "modo pandemia" en lo que a ordenamiento y fiscalización de tránsito se refiere? Ya sólo falta que se estacionen arriba de los árboles, en tercera fila o circulen contra el tránsito por O'Higgins, como para que lo insólito pase a ser algo normal.

Andrés Espinoza

Un asalto suicida al cuartel de la Policía de Investigaciones de Santiago, realizó el cabecilla de la Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP), Heriberto Salazar, "El Viejo", el mismo grupo que asesinó al ex vicepresidente de la República, Edmundo Pérez Z. Portaba un maletín, se dirigió a la guardia, sacó una ametralladora y disparó contra los policías, dejando varios heridos. Luego lanzó dos explosivos al pasillo y cuando fue alcanzado, en un acto suicida, hizo estallar la dinamita que llevaba en la cintura y junto a él murió un policía que lo perseguía.

Un 50% de avance tiene la construcción del parque eólico Alena, ubicado en Los Ángeles, que desarroll Mainstream Renewable Power, una de las firmas pioneras en el desarrollo de proyectos eólicos y solares a gran escala en América Latina. El proyecto se enfoca en la construcción de siete excavaciones en las cuales se construirán las fundaciones que soportarán los dieciocho aerogeneradores que componen el parque. En los próximos días, comenzará la instalación del hormigón en la primera fundación.

Durante su construcción la planta eólica generará de 300 empleos en una industria clave en el proceso de descarbonización que lleva a cabo el país, alentado por la actual administración y marcado por hitos recientes como el anuncio del cese adelantado de las operaciones de Bocamina I y II en Coronel.