Preocupación por el reciclaje
En marzo de este año se publicó el decreto que establece las metas de recolección y valorización de la categoría "envases y embalajes" de la ley de reciclaje de productos. Se estableció que las empresas agrupadas en un sistema de gestión deberán instalar y operar establecimientos de recepción y almacenamiento de residuos de envases, a los que la ciudadanía pueda ir a dejarlos.
El Ministerio del Medio Ambiente ha dado a conocer que se construirán 354 puntos limpios en un plazo de cuatro años, que deberán ser de primer nivel, para recibir todas las subcategorías de materiales de envases y embalajes, es decir, plásticos, vidrio, cajas tetra pack para líquidos, metal, papel y cartón. En la Región del Biobío se emplazarán 33 puntos.
Chile produce 17 millones de toneladas de desechos de todo tipo al año, y de éstas, 7,4 millones de toneladas se generan en los hogares. Según el Banco Mundial, Chile es el segundo país de América Latina que genera más basura, ya que en promedio, cada persona produce 1,1 kilo de residuos domiciliarios al día. Pero solamente el 10% de los desechos va a reciclaje, cifra ínfima respecto de un promedio de 60% que van a reutilización en las naciones desarrolladas.
No obstante de que en nuestro país las cifras aún son bajas, ha habido avances importantes. En junio de 2017 entró en vigencia la Ley de Fomento al Reciclaje, que ha impulsado un paulatino cambio cultural en las personas, para aprovechar muchos de los desechos y reintegrarlos al proceso de producción. La iniciativa obliga a los fabricantes de productos como neumáticos, aceites lubricantes, aparatos eléctricos y electrónicos, baterías, pilas, envases y embalajes a hacerse cargo de ellos una vez que terminan su vida útil. En vez de irse a los vertederos, estos productos "inservibles" deben volver a las industrias donde fueron fabricados para iniciar un nuevo ciclo, proceso que se desarrollará en forma gradual.
Esas obligaciones serán exigidas de manera progresiva, iniciándose en el presente año 2021 y llegando a estar en plena vigencia el año 2030. El objetivo es aumentar a 30% la cantidad de residuos que se reconvierten en nuestro país, en un período de cinco años.
El reciclaje se ha ido convirtiendo lentamente en conducta de la vida diaria de una parte de la población, cuando depositan los desechos en los puntos limpios que han determinado las municipalidades. En nuestra Región del Biobío, el programa de reciclaje se está aplicando en 33 comunas, con la meta de disminuir en un 15% los residuos reciclables que llegan a los rellenos sanitarios.
Lamentablemente, la situación de emergencia sanitaria que se vive desde hace más de un año por la pandemia de coronavirus, ha detenido parcialmente algunas iniciativas. Se hace más difícil la recolección de desechos valorizables y se ha detenido en parte el procesamiento de ellos, a la espera de que se alcance paulatinamente una mayor la normalidad de esas actividades.
En nuestra zona, los mayores avances se han logrado con el reciclaje de vidrios, latas de bebidas y cartones, que son llevados por las familias a los puntos limpios o que son recogidos por recolectores en las calles y entregados a las empresas que los transforman. Esto ayuda a minimizar los residuos, desde el momento en que vidrios, papeles, cartones y plásticos pueden ser reutilizados; también se limita el crecimiento de los rellenos sanitarios que atentan contra el ambiente y se reduce el costo de producción industrial.
Mención aparte merece el tema de las bolsas plásticas. En Chile se usaban más de 3.400 millones de bolsas al año , y sólo un 23% de ellas se reciclaban, por lo que las autoridades realizaron una campaña para limitar paulatinamente su entrega en los supermercados y tiendas, hasta prohibirlas definitivamente desde febrero de 2019. No fue fácil, porque esto requería todo un cambio cultural, pero se dio un importante paso al sacarlas de circulación, tal como se espera que avancen los programas de reciclaje de productos.
Esas obligaciones serán exigidas de manera progresiva, iniciándose en el presente año y llegando a estar en plena vigencia el 2030. El objetivo es aumentar a 30% la cantidad de residuos que se reconvierten, en un período de cinco años, y que este proceso llegue a ser parte de la conducta de vida diaria.