El riesgo de los ataques informáticos
Chile tiene una de las tasas de penetración de internet más altas de Latinoamérica, que llega al 80% de la población conectada, lo que ha sido una gran ventaja durante esta pandemia, sobre todo para el teletrabajo y el teleestudio, pero a la vez representa un desafío frente a los ataques informáticos.
Un informe de la empresa de seguridad Symantec, ubicó a Chile en el quinto lugar de los países latinoamericanos más propensos a los ciberdelitos. El estudio dice que Brasil encabeza el listado de ataques informáticos, seguido de México, Venezuela, Argentina y luego nuestro país. El ataque más recurrente en Chile ha sido el ransomware, una técnica utilizada por los hackers para bloquear dispositivos y exigir un rescate a cambio de recuperar el acceso. En ello, nuestro país se ubica en el tercer lugar en Latinoamérica y es número 10 del mundo entre los que más sufren ataques por ransomware. La segunda amenaza recurrente en Chile es el phishing o robo de información personal, como contraseñas o datos de tarjetas de crédito, que perjudica principalmente actividades y clientes del comercio mayorista, multitiendas y empresas de servicio. En tercer lugar, están los ataques web, donde Chile ocupa también el tercer lugar en Latinoamérica y 40 en el ranking global por esta amenaza, subiendo un puesto comparado con 2017.
Hace unos días, el senador por Valparaíso Kenneth Pugh ha señalado que es prioritario en este nuevo escenario de amplitud y dependencia digital la protección de los datos personales y la generación de la confianza digital. Para esto último, se están tramitando dos proyectos relacionados con la seguridad informática que conforman un gran sistema nacional de ciberseguridad: La ley de delitos informáticos, y la ley que protege los datos personales. Además, se propone crear una Agencia Nacional de Protección de Datos, que será una entidad que fiscalizará el cuidado de la información, como también la fundación del Instituto Nacional de Ciberseguridad, que tendría sede en la Región de Valparaíso. También es necesario seguir enfatizando que las personas tomen más conciencia (mayor educación y cultura) de los peligros que se generan al estar más expuestos a las redes digitales, ya que la mayoría de los ciberataques ocurren por responsabilidad de los usuarios. Según reportes y estudios de IBM y consultoras internacionales, más del 90% de los incidentes de ciberseguridad se producen por un error humano.
Desde hace tiempo que se viene planteando que en nuestro país hay falencias en la seguridad de los datos bancarios y comerciales. Se recordará que hace unos años el Banco de Chile sufrió el ataque de un virus informático perpetrado desde Europa o desde Asia, que finalmente tuvo como objetivo el robo de un monto cercano a 10 millones de dólares desde sus arcas. En la oportunidad, las autoridades de gobierno plantearon que se debían adoptar medidas adicionales a las vigentes para que no sólo haya un ambiente más seguro, sino que además los usuarios reciban el mensaje de que la banca está preocupada del tema y de la seguridad en las operaciones.
Es cierto que los expertos han indicado que ha habido un significativo aumento de este tipo de ataques no sólo en Chile, sino que a nivel mundial, provocados por bandas organizadas, con conocimientos cada vez más sofisticados sobre vulnerabilidades, lo que obliga a tener una actitud proactiva y continua en cuanto a la protección de datos para mitigar los riesgos. Se cree que Chile se ha quedado atrás en normas internacionales de protección de datos, como las que tiene la Unión Europea o las leyes que rigen a las sedes de los grandes mercados financieros del mundo.
Los proyectos de protección de datos que se tramitan en el Congreso buscan elevar el nivel de exigencias para todas las instituciones que manejan datos sensibles. El Gobierno y las comisiones de Economía, de Hacienda y de Defensa y Ciberseguridad del Senado, han trabajado en forma simultánea en este tema de Estado.
Chile se ubica en el tercer lugar en Latinoamérica y es número 10 del mundo entre los que más sufren ataques por ransomware. La segunda amenaza es el phishing o robo de información personal, como contraseñas o datos de tarjetas de crédito, que perjudica principalmente a clientes del comercio mayorista.