Trabajo: dignidad y honor
Simón Acuña, Director Infocap Biobío,
Como cada año, en este 1 de mayo, por un instante las y los trabajadoras/es pasan a ser protagonistas de la agenda pública. Ya sea para "valorar su aporte al progreso de Chile", recibir algunas palabras protocolares afines o para evidenciar la contradicción de un ingreso mínimo que no permite la vida digna a una familia promedio.
Esta vez, el día de las y los trabajadoras/es nos encuentra en un escenario más difícil que el habitual. Las mujeres y hombres que trabajan se han visto forzados a enfrentar la crisis económica de manera individual; confirmando que la meritocracia es una forma muy injusta y cruel de pensar el desarrollo de una sociedad.
En concreto, los sucesivos proyectos de retiro de fondos de pensiones han expuesto la fragilidad de una identidad de País Solidario que se desvanece cuando más importa. Luego de un año de crisis sanitaria, las y los trabajadoras/es han debido "rascarse con sus propias uñas" para paliar la crisis social, sanitaria y económica que vivimos; fragmentando su fuerza colectiva en millones de situaciones personales, inabordables por ningún sistema de focalización posible.
Como Infocap, desde nuestra sede Biobío, queremos sumarnos a la conmemoración de este importante día, invitando a las autoridades políticas y empresariales a reflexionar sobre la necesidad de retribuir a las y los trabajadoras/es de forma justa y proporcional al impacto de esta crisis e ir más allá, promoviendo el diálogo y la toma de decisiones en miras del bien común.
Este año no pudimos marchar. Ese símbolo tan significativo de ir hacia adelante, con las y los trabajadoras/es en busca de sus sueños no se concretó. Pero de todas maneras quisimos movilizarnos. Por ello realizamos una consulta transversal a las y los estudiantes de nuestra fundación sobre sus sueños y anhelos, logrando recoger cerca de 150 visiones personales, que se funden en un sentir colectivo: la voz de las y los trabajadoras/es que se forman en INFOCAP.
Ellas y ellos sueñan con humildad, pero con la frente en alto ser tratados dignamente en sus trabajos, recibir un salario que les permita vivir con honor y no ser discriminados en ingresos y trato sólo por ser mujeres, por ejemplo. En otras palabras: poder desarrollarse humanamente en el trabajo, como individuos y como comunidad.
Este 2021 anhelamos volver a encontrarnos en esa sintonía. Que cada trabajador/a que ha caminado un sendero solitario se encuentre de frente con una amplia sociedad que les reconoce y que quiere ir hacia adelante, como un país que avanza unido hacia un futuro mejor. Por eso el llamado es a preguntarnos qué hemos hecho por mejorar las condiciones de trabajadoras y trabajadores y si es que ese "esfuerzo" ha sido suficiente para contribuir a que cada día más mujeres y hombres vivan con la dignidad y el honor que se merecen.