"Tengo el deber de contribuir a una mejor política pública en enfermedades cardiovasculares"
El legislador dijo que su enfermedad le ayudó a ver que quiere tomarse las cosas con calma en su último año como legislador. Entre las opciones que evalúa para su futuro está la de estudiar algo vinculado con el servicio público y espera que Jonathan Díaz pueda darle continuidad a su trabajo de 28 años en el Congreso.
alma.canales@diarioelsur.cl
El 8 de noviembre Alejandro Navarro estaba en La Paz. Fue a acompañar a Luis Arce en la asunción a la presidencia de Bolivia. En dos ocasiones sintió un dolor en el pecho. Sabía que no era la altura, pues ya había estado en la ciudad y nunca antes experimentó eso. El 10 de noviembre, cuando viajaba al Congreso, llamó a un amigo cardiólogo que trabaja en Chillán, a ver si podía hacerle un chequeo, aunque no le molestaba nada. Su amigo lo vio, le pidió un test de esfuerzo. El senador pensó que estaba todo bien. Se aprestaba a subirse de nuevo a su vehículo con rumbo a Valparaíso. Su amigo lo detuvo. Le dijo que había que operarlo de urgencia porque tenía las arterias tan tapadas que corría riesgo de morir.
Así fue como lo trasladaron a Las Higueras, donde le hicieron un baipás ese mismo día y estuvo internado hasta el 22 de noviembre. Luego volvió 8 días después, pues experimentó nuevas molestias. Fue dado de alta el 2 de diciembre, pero sigue con licencia. Navarro espera que esta semana lo den de alta definitivamente. Quiere volver al Congreso para retomar sus actividades en su último año como legislador, después de 28 años en el Congreso, entre diputado y senador.
"Espero estar de alta la próxima semana. El doctor Gustavo Meriño me ha dicho que voy a tener alta definitiva y quiero asistir para votar por Yasna Provoste como presidenta del Senado (...) Me estoy recuperando para volver con menos intensidad, pero con mayor compromiso", anunció.
Contó que la experiencia que vivió lo llevó a reflexionar sobre las enfermedades cardiovasculares que, según investigó, son la segunda causa de muerte en el país: "Mucha gente que se muere es porque no logra detectarlo a tiempo. Yo tenía las arterias con 90% de obstrucción y el principal diagnóstico es el estrés".
Agregó que ha reunido mucha información y descubrió que nadie se hace exámenes preventivos al corazón. Por eso, anunció, "tengo el deber de contribuir a una mejor política pública en materia de enfermedades cardiovasculares y es un debate que quiero promover en la comisión de Salud y en el programa de gobierno del próximo Presidente de Chile".
Otra forma será la publicación de un libro. Tendrá 12 capítulos. Ya ha escrito tres y hasta tiene el título: "A un latido del abismo".
El regreso
-¿Qué desafíos tiene para este año, que va a ser el último como senador y legislador?
-Hemos estado recopilando mucha información de temas que queremos cerrar adecuadamente. El elemento debe ser la continuidad y espero que haya parlamentarios que puedan continuar mi labor y que mi partido trabaje firmemente para aquello. En lo personal me he estado dedicando a agradecer a las personas que me dedicaron cadenas de oración y me escribieron al WhatsApp. Durante este proceso muchas autoridades de derecha han manifestado su preocupación, lo que humaniza la política y nos pone en otra dimensión. Me pregunto por qué hay que enfermarse o casi morirse para que aquello ocurra, que te valoren.
-¿Cuáles son las prioridades? ¿hay asuntos que quiera finiquitar?
-Primero, sacar la ley que elimina las máquinas tragamonedas. Es un objetivo que podemos realizar. No hay que regular, hay que prohibir. En segundo lugar, la ley que otorga más facultades a los gobiernos regionales, especialmente a los nuevos gobernadores. Si no, va a haber que esperar la nueva Constitución, pero es un tema que el Senado debiera priorizar. En tercer lugar, tengo un proyecto de ley que prohíbe el uso de escopeta de perdigones y creo que se hace necesario su puesta en debate con urgencia. Está claro que son un peligro mortal. Espero que dotemos a Carabineros de instrumentos que permitan su resguardo personal, disuasivo, pero sin riesgo vital para quienes se manifiestan.
-¿Cómo ha sido estar fuera del trabajo, de la política, donde han estado pasando hartas cosas?
-Me ha servido para percibir algo de lo que tenía conciencia, pero que es distinto vivirlo. Te das cuenta que la vida sigue igual, que las cosas no cambian mucho con tu ausencia. Eso es muy bueno para quienes nos creemos imprescindibles. También puedes analizar a los actores con mayor detenimiento pues no estás involucrado en los resultados. Eso es más cómodo y necesario y en la política es muy difícil hacerlo, abstraerse y distanciarse para evaluar. Yo lo he podido hacer estos meses. Si bien no he asistido al Senado, conozco los detalles del debate.
Futuro
-¿Qué contempla su futuro político?
-Voy a seguir en la política, no me voy a jubilar. Es el pueblo quien jubila a los políticos. Voy a contribuir a ganar el próximo gobierno para los cambios. Sacar a la derecha de La Moneda por la vía democrática electoral es un esfuerzo sustantivo que haremos durante este año. Apoyar a ese gobierno también es posible. El PRO quiere participar en el próximo gobierno. Si eso no fuera así, hay dos opciones: o me dedico al Foro Latinoamericano de Derechos Humanos que hemos creado y que actualmente presido o tengo también guardado desde mucho tiempo el anhelo de poder estudiar y esta sería una buena oportunidad para ello. He querido aprender inglés y también siento la necesidad de una mayor formación profesional. Soy profesor de filosofía de la UdeC. Sería algo relacionado con el servicio público, cómo mejorarlo y a la administración del Estado.
-¿Y después?
-Después puedo volver a participar en la política sin problemas, desde el partido, del gobierno o eventualmente desde el ámbito legislativo, pero no ahora. Hay que fortalecer una nueva generación parlamentaria, particularmente en los diputados y el partido tiene un candidato que es Jonathan Díaz, que es una opción no de continuidad, sino de renovación. Muchos han conversado conmigo para que sea candidato a diputado, pero creo que estos 28 años de labor parlamentaria son suficientes por ahora.
-En algún momento se dijo que usted podía postularse a gobernador regional...
-Hubiera sido una opción posible, atractiva desde el punto de vista de poner toda la experiencia al servicio de una figura que va a cambiar profundamente la condición de las regiones, pero la ley se aprobó -con mi voto a favor- para que no hubiera posibilidad de transitar de senador a gobernador.
-¿Los candidatos que hay, qué le parecen?
-Formalmente, el partido está apoyando a Eric Aedo. Rodrigo Díaz, a quien conozco de muchos años, también es una opción.
-Usted dijo que se iba a concentrar en el cambio a la Constitución. ¿Cómo va a hacer ese trabajo? Porque no se presentó como candidato a constituyente...
-Llevamos dos candidatos a la convención. Espero poder tener estrecho contacto de este proceso a través de los constituyentes. Quienes no somos constituyentes debemos abrir el debate político desde el Parlamento en torno a desnudar frente a la ciudadanía a quiénes están por el cambio y quiénes no.
-¿Cree que va a quedar algún vacío si usted no está? Porque por sí solo es una figura reconocida en la política
-Espero que quien ejerza la representación de la soberanía de los ciudadanos de la Región del Biobío ejerza no solo una acción legislativa, sino también en terreno, de denuncia y acción. Espero que el próximo senador continúe con la tarea de que cuando el congreso se vuelve insuficiente recurra a los tribunales de justicia.
-¿Qué balance hace de los partidos que creó? Es llamativo que se salga del PS, cree un partido, el MAS, después se salga y cree otro partido, Pais.
-El MAS tuvo la posibilidad de representar lo que en 2008 podría haber sido el Frente Amplio. Esa fue una idea puesta por el MAS, de agrupar a todas las colectividades de izquierda. Internamente tuvo un debate sobre si era un partido articulador o uno de masa y representativo. Pero un sector pensaba que tenía que ser articulador entre la DC y la izquierda y un partido instrumental, pequeño. Y yo estoy convencido que los instrumentos de cambio deben ser ciudadanos, masivos, participativos.
-¿Y con el PRO cómo han andado? Marco Enríquez-Ominami también es una figura fuerte, igual que usted.
-Soy el único senador que votó, trabajó y se endeudó por Marco, quien hoy es nuestro candidato presidencial, aunque no lo haya definido formalmente. Estamos disponibles para apoyar esa candidatura presidencial en el marco de una primaria amplia para tener un solo candidato o candidata para que enfrente a la derecha. Hemos tenido una convivencia extremadamente positiva, ha sido una simbiosis extremadamente productiva, porque Marco ha aportado mucha intelectualidad, cultura y nosotros hemos aportado mucha ciudadanía, dirigentes sociales, experiencia de terreno.
Los pro y los contra de una lenta recuperación
Alejandro Navarro tiene dos hijos con su actual pareja: Amaro, de 6 años y Aleyca, de uno. La presencia de ambos se nota en la casa, pues los juguetes contrastan con las decenas de radios antiguas que colecciona, más los cuadros e imágenes de Hugo Chávez y el Che Guevara.
Ellos, reconoció, han sido beneficiados con la pandemia y luego la licencia, pues ambas le han permitido pasar más tiempo con la familia.
-Usted ya tuvo una situación compleja de salud, su accidente en moto. Aun así imagino que es distinto a lo que le tocó vivir ahora...
-La operación y los días de hospitalización me devuelven esas ganas de vivir, de vivir intensamente y ahora con más cuidado. He tenido tiempo para la reflexión, lo que ha sido extremadamente positivo, porque la vorágine de la política muchas veces te lo impide y creo que lo más ha importante ha sido la valorización del tiempo. Ese no se recupera, no te lo devuelven, no se compra. Me estoy recuperando para volver con menos intensidad, pero con mayor compromiso.
-¿Qué recomendaciones le hicieron, qué tiene que hacer y qué no?
-Seguir haciendo la vida tal como la he hecho, pero bajar la intensidad. Ha sido el estrés el elemento que desencadenó la acumulación arterial que obligó a la operación. En general hago mucho deporte, pero el estrés también provoca infartos, independiente de que uno tenga un estilo de vida saludable. La única manera de controlar el estrés es controlar la intensidad del trabajo, pero no abandonarlo. He llegado a la conclusión que me estresaría más. Prefiero estar ocupado en lo que me gusta hacer, que es mi pasión.
-Y usted viene de un ritmo con muchas reuniones, se levanta temprano, se acuesta tarde...
-El año 2020, paradojalmente, se trabajó mucho más. Eran más horas frente al computador y pude notar que tenía un cansancio mayor porque eran muchas más horas. Los traslados generan intervalos de laxitud, pero cuando saltas de una conferencia de Zoom a otra de forma inmediata, sin moverte ni pararte, empecé a tener problemas de espalda, porque no caminaba.
-¿Qué actividades está realizando?
-Ejercicio permanente. Estoy caminando entre 5 y 6 kilómetros diarios en una caminadora. Partí con una velocidad promedio de 3 kilómetros por hora y ahora voy en 6 kilómetros por hora. Ejercito mis cuerdas vocales. Del corazón me siento completamente nuevo, ha sido un ajuste de motor y como si no hubiese existido la operación, pero en las cuerdas vocales me salieron nódulos producto de la intubación de los seis días. Ha sido más lenta la recuperación de la voz, estoy con otorrino, porque yo grito al hablar. Cuando le pones pasión no te das cuenta del nivel de voz. Tan terrible como la hospitalización en la UCI fue no poder hablar, que me pasó durante un mes y medio. Genera angustia. Lo pasé mal esos días.