Locatarios de mercado provisorio ya sueñan con volver a tradicional espacio
Tras el anuncio de la admisibilidad del proyecto de reconstrucción del Mercado de Talcahuano, esta vez sin observaciones técnicas, comerciantes reflexionan sobre las posibilidades de volver al recinto destruido el 27/F.
Desde febrero de 2010 el Centro Comercial Mercado de Talcahuano mantiene solo los cimientos del gigante que un día fue. El lugar guarda las historias de 95 dueños, de uno o más locales al interior del recinto, que lamentan ver día a día la estructura que es un constante recuerdo de aquel 27/F que arrasó con parte importante de su esfuerzo.
A 11 años del terremoto y posterior tsunami, la reconstrucción del recinto aún está a la espera de concretarse, eso sí, durante febrero el proceso dio un paso importante. Así explicó Julio Rodríguez, director de Operaciones y Logística en la Municipalidad de Talcahuano, ya que ahora el proyecto se declaró nuevamente admisible por parte del Gobierno Regional, pero esta vez sin observaciones técnicas, que eran parte de las trabas que tenía el arreglo del lugar.
La siguiente etapa es la emisión de una recomendación satisfactoria (RS), por parte del Ministerio de Desarrollo Social. Pero para esto aún queda una segunda traba: los usufructos. "Hay alrededor de 11 casos que están complicados, porque están con problemas que se ven aparentemente sencillos pero que requieren ir a los tribunales, al Conservador y con todo esto de la pandemia se ha complicado", explicó Rodríguez.
DIFICULTADES
Francisco Lombardo es director del Mercado, encargado de recopilar, por ejemplo, las escrituras y posesiones efectivas para hacerlas llegar al abogado que dispuso la municipalidad y así tramitar los usufructos de los locatarios. Estos documentos son necesarios para que el lugar sea considerado un bien de uso público, algo fundamental para obtener la inversión del Estado.
"De los 95 locatarios hoy ninguno se opone", explicó Lombardo y aclaró que los casos complejos son aquellos donde hay problemas familiares o dificultad de movilidad en personas de tercera edad. Destacó además que la comunicación con el municipio es fundamental, pero en el último caso, hasta que recibió la noticia de una nueva admisibilidad no supo si se habían solucionado las observaciones técnicas o no. "Muchas veces ellos hacen las cosas y no nos informan como directiva y hace que la gente no sepa la información", explicó el dirigente justificando el enojo que demostró al momento de conocer la admisibilidad, actitud que se arrepiente de haber tenido.
La reconstrucción del lugar es algo que lo llena de emoción, ya que le ha tocado ver cómo algunos dueños han fallecido esperando por la edificación. Personas que conoció de pequeño, cuando acompañaba a su padre en la relojería que trabajó por 60 años hasta su fallecimiento en 2004, cuando él, el cuarto de los hijos, pasó a hacerse cargo.
GENERACIONES
María Teresa Gutiérrez también se crió en el lugar, en la verdulería de su madre. Algo que también repetiría ella llevando a sus hijos desde pequeños al local. "Yo llevé a mi hijo a trabajar cuando tenía un mes, la Claudia tenía 10 días y después llevé a la tercera y ahí trabajé con los tres, hasta la fecha", recordó Gutiérrez. Agregó que "por eso ver el lugar que guarda mi historia da nostalgia, hace recordar que en un minuto se perdió todo", reflexionó la dueña del local N° 66 del mercado provisorio que se creó en 2011 como una solución para los locatarios, que a los meses del 27/F ya estaban trabajando nuevamente.
"Al mes y medio del terremoto colocamos unas sábanas ahí en la plaza y empezamos desde cero hasta la fecha, con lo que había. No quedaba otra", recordó quien estuvo un año y tres meses trabajando en la plaza de la comuna. Fue en ese tiempo cuando decidieron cambiar el rubro de su local, adaptándose a las circunstancias. Así se dio forma al bazar que mantiene hoy en día, donde los uniformes escolares son protagonistas, al menos hasta antes de la pandemia.
DE TRABAJADOR A DUEÑO
La historia de Rodolfo Garrido es un tanto distinta, ya que a diferencia de otros locatarios que se criaron en el lugar, llegó como trabajador, pero la confianza y relación que formó con el dueño del local le permitió que con el tiempo este le ofreciera venderle sus derechos. Luego, "como en el año 90' el mercado pasó a manos privadas y ahí quedé yo con mi nombre", cuenta el dueño de Cerrajería Virgo, local N° 16.
Garrido, al igual que el resto de locatarios, a los meses del terremoto llegó hasta la plaza de la comuna. "Tomábamos desayuno en la plaza, éramos todos amigos ahí, 'no sacamos nada con llorar' nos decíamos entre nosotros, hay que salir adelante, y es que uno con sus hijos estudiando tenía que seguir luchando", dijo Garrido, que agregó orgulloso que hoy ya tiene a tres de sus cuatro hijos como profesionales.
La esperanza que mantiene es que su salud le permita ver al "monstruo, como le decimos nosotros, porque va a ser un tremendo edifico de tres pisos, que es espectacular", relató con ilusión y esperanza de ser testigo de la reconstrucción de un icono de la ciudad puerto: el Mercado de Talcahuano.
145 locales tenia el recinto cuando quedó inutilizable debido al impacto del terremoto y maremoto de 2010.