Delincuencia y balaceras
Se han hecho frecuentes las balaceras y otros hechos delictivos, como robos y portonazos, en los cuales los atacantes actúan armados, dejando en su actuar a víctimas fatales y heridos.
La delincuencia se potencia por la gran cantidad de armas que están en manos de antisociales y, sobre todo, de bandas de narcotraficantes. Ya no son extrañas las balaceras entre traficantes que pugnan por el control de los barrios, y los "ajustes de cuentas". También han caído víctimas inocentes, incluso niños, como resultado de las "balas locas".
Se entiende entonces la preocupación que existe entre los habitantes, por la extrema violencia en algunos sectores y muchas veces tiene que ver con el consumo y tráfico de drogas. La inseguridad se ha transformado en una constante en algunos barrios. Estas situaciones obedecen a la conducta delictual y finalizan de manera violenta, con lo que aumentan la sensación de inseguridad de la gente.
Los reportajes que se realizan sobre el tema en los medios de comunicación permiten a la ciudadanía desahogarse, al relatar el temor con que viven en sus casas y la sensación de que el tráfico de drogas avanza por todos los rincones. La comunidad tiene conciencia de todo el esfuerzo que realizan las policías, pero también es legítimo que la gente se exprese para requerir la ayuda cuando ven que los delitos comienzan a mostrar un aumento desmedido, sobre todo en niveles de violencia. Sus quejas deben ser tomadas en cuenta, porque la prevención es muy importante para atacar el problema.
Si se realiza un seguimiento de las informaciones sobre delitos graves que se publican en los medios de comunicación, se llega a la conclusión de que muchos de estos son cometidos por reincidentes y sujetos que habían pasado por los tribunales pero fueron dejados en libertad.
Por una parte, se aprecia una mayor violencia en los delitos, y por otra, la participación de menores de edad, que saben que resultarán inimputables o tendrán bajas penas, amparados en leyes que los protegen. La inquietud pública ante la delincuencia se acrecienta cuando quienes delinquen son niños o adolescentes que quedaron al margen de sus familias, de la escuela y del Estado. Por el contrario, hay mayores probabilidades de que estos jóvenes reincidan y con creciente violencia.
Hace unos días, una balacera ocurrida en la Plaza de la comuna de Maipú terminó con el fallecimiento de una mujer y con otras personas heridas, lo que llevó al Presidente de la República, Sebastián Piñera, a emplazar al Congreso Nacional para que saque adelante los proyectos de ley de la agenda de seguridad presentados por el Ejecutivo, y cuya tramitación no ha tenido avances. En esa oportunidad, señaló: "Quiero decirle al Congreso, se lo he pedido muchas veces, pero esta vez quiero preguntarle, ¿qué más tiene que ocurrir para que el Congreso apure de una vez por todas la agenda de seguridad, que en algunos casos lleva años en trámite. Necesitamos mejores herramientas, instrumentos, para combatir la delincuencia, el narcotráfico y el crimen organizado. Por eso, le pido al Congreso que apuremos la ley que permite modernizar a Carabineros y a la PDI, que apuremos la ley que nos da más instrumentos y herramientas para combatir el narcotráfico, que apuremos la ley que nos permite controlar mejor las armas y la ley que crea un nuevo Servicio Nacional de Inteligencia".
Los temores de la gente ante la espiral de delincuencia son justificados. Hay hechos violentos y con más sensación de impunidad. Y eso lo perciben las familias detrás de los cercos electrificados y de las protecciones de fierro de sus casas. Los chilenos han decidido cuidarse al máximo de la pandemia de covid-19, pero también de la delincuencia, encerrados en sus casas para estar más tranquilos, porque nadie les puede asegurar su vida y las de sus familiares frente a delitos que se cometen cada vez con mayores niveles de violencia.
Se entiende entonces la preocupación que existe entre los habitantes, por la extremada violencia de la delincuencia. Éstos señalan que la violencia es frecuente en las poblaciones y muchas tienen que ver con el consumo y tráfico de drogas. La inseguridad se ha transformado en una constante en algunos barrios.