Desafíos del regreso a clases
Más allá de la controversia y las posiciones contrapuestas en torno al regreso a las clases, es evidente que hay múltiples desafíos que tomar en cuenta a pocos días de que se concrete este proceso para miles de niños y jóvenes que cursan la educación prebásica, básica y media en la Región y el país.
Uno de los elementos centrales tiene que ver con la necesaria flexibilidad y adaptabilidad que deberá primar tanto entre los alumnos, como por parte de profesores y apoderados. Esto, porque es indudable que -entre avances y retrocesos del plan Paso a Paso- son muchos los factores que podrían determinar la continuidad de las actividades presenciales, en un modelo donde la fórmula híbrida parece haber llegado para quedarse.
"Es lo que se ha visto al menos en el hemisferio norte y es el primer desafío transversal que vendrá en marzo", explica Claudia Araya, directora de Asesorías en Desarrollo Profesional de Impulso Docente, quien precisa que el vínculo familia-escuela es primordial y debe resignificarse, ya que sólo así habrá éxito en el aprendizaje de los estudiantes. "Normalmente ocupamos un rol mucho más observador como apoderados y la pandemia nos mostró que cuando ellos pueden ser parte los estudiantes tienen un mejor desempeño. No podemos quedarnos nunca más fuera", complementa Natalia Casas, coordinadora del Programa de Formación de Mentores de la fundación.
Según explicaron desde la fundación, una de las claves para el proceso de educación híbrida -que mezcla clases presenciales y virtuales- se vinculada con el aprendizaje socioemocional. "A nivel digital y de recursos, las oportunidades para aprender estarán en gran parte de las escuelas, sin embargo, la capacidad de gestionar las emociones de los jóvenes será clave para la autorregulación y la autonomía en sus procesos de aprendizaje", expresa Eduardo Vallejos, del equipo de Proyectos de Asesoría en Aprendizaje Socioemocional.
A su vez Diego Blanco, director clínico de la Casa del Encuentro, puso el foco en que la vuelta a clases es, sobre todo para los más pequeños, una vuelta a la socialización de manera presencial que implica revivir las experiencias de separación de sus entornos familiares, por lo que será de suma importancia considerar que estos espacios puedan incorporar palabras que acompañen y hagan de puente de un lugar a otros para un proceso que conlleva no sólo aspectos de aprendizaje, sino que también de salud mental.
Un desafío extra será el de adaptarse a los hábitos y rutinas asociados al traslado y retorno a la escuela, que posiblemente incidirán en la calidad del sueño, los niveles de atención durante clases y en los estados de ánimo, especialmente en las edades más tempranas, "dada la evidencia de la relación entre estas variables del estudiante y su impacto en los aprendizajes", señala Alejandro Sánchez, también del equipo de Aprendizaje Socioemocional de Impulso Docente.
Frente a este escenario, Alberto Mora, director académico de Efecto Educativo, asegura que revisar y cuidar el ambiente socioemocional que rodea el aprendizaje ha dejado de ser una opción y en este momento es una urgencia. En este sentido, debemos reconocer que la urgencia se da en gran medida por la falta de alfabetización emocional que ha vivido la escuela hasta ahora. Esta falta de educación emocional, ha generado que profesores, directivos y padres no estén preparados para lidiar con sus propias emociones y, al ser así, estén menos capacitados para guiar y educar con las emociones a los estudiantes e hijos.
Trabajar en estos aspectos puede ser visto como una importante oportunidad para hacer del proceso educativo una labor que no solo se enfoque en la parte "instructiva" o de "traspaso de conocimiento", sino más bien un verdadero proceso formativo que ayude a contar con mejores personas en el futuro.
Uno de los elementos centrales tiene que ver con la necesaria flexibilidad y adaptabilidad que deberá primar tanto entre los alumnos, como por parte de profesores y apoderados. Esto, porque es indudable que hay múltiples factores de los que dependerá la continuidad de las clases presenciales.