El Círculo de Sostenibilidad de Irade, junto a CLA Consulting, realizamos hace unos meses el "Primer Pulso de Sostenibilidad de Biobío", una radiografía de cómo las empresas de la región hemos enfrentado la crisis, que comenzó con el estallido social y que luego se vio agravada por la pandemia.

En las siguientes líneas me gustaría destacar algunos hallazgos. Uno de los más importantes, es que el 79% de los encuestados señaló que las estrategias de sostenibilidad luego de la pandemia se verán fortalecidas y tendrán un rol central en las organizaciones.

Esto se debe porque al interior de las empresas sus distintas áreas empiezan a hablar el mismo idioma respecto a la sostenibilidad, que es mucho más amplia que las relaciones con el entorno. En esta perspectiva, ha influido fuertemente el aprendizaje y la experiencia que han vivido las compañías durante la crisis, lo que les ha permitido entender que es posible hacer las cosas de una manera distinta, poniendo el énfasis en criterios más amplios a los financieros.

Un segundo aspecto del cual me gustaría hacer referencia es sobre los presupuestos de sostenibilidad. A pesar de su baja en un 40 %, las empresas no dejaron de ser sostenibles. Sí bien los presupuestos disminuyeron o se vieron congelados, a la hora de tomar decisiones, el foco siempre ha estado orientado a la seguridad de las personas y a colaborar solidariamente con nuestras localidades vecinas.

Lo anterior también responde a una lógica de crisis. Muchos dineros fueron redireccionados al control de la pandemia, que ha implicado un aumento de los costos operacionales y - en algunos casos - las empresas han privilegiado el fortalecimiento de programas de cuidado interno para sus trabajadores.

Por último, me gustaría destacar las temáticas que cobrarán mayor relevancia luego de terminada la pandemia. Entre ellas destacan la relación con las comunidades locales en un 22%, la relación con grupos de interés en un 17% y la conflictividad social en un 11,8%. Esto se explica porque hoy las empresas debemos tener legitimidad social para operar en los territorios, incorporando en la estrategia de negocio, todas aquellas variables que puedan afectarla externamente.

La sostenibilidad es un tema de futuro y de vital relevancia para las empresas del siglo XXI. Sin duda el estudio realizado nos ha servido de piso para entender la realidad de las empresas de nuestra región y avanzar hacia estrategias más sólidas de cara al nuevo Chile y donde el rol de las empresas juega un rol clave a la hora de hablar de reactivación, empleo y futuro sostenible.

El Círculo de Sostenibilidad de Irade está formado por empresas de distintos sectores productivos y de servicios, pero nos une el mismo propósito: compartir y complementar las buenas prácticas en sostenibilidad, responsabilidad social y relacionamiento comunitario. Nuestra invitación como Círculo es a mirar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y comprometernos en su causa. Estos no abrirán el camino para alcanzar ese preciado equilibrio económico, humano, social y ambiental que las empresas estamos mandatadas a cumplir.

Mi veta lectora viene del amateurismo filosófico y el acumulo de muchos libros. Cada libro es una ventana a la realidad y en estos últimos meses, también un remedio. Remedio para el alma, muy maltratada en estos tiempos de cuarentenas, sacrificios y pérdidas. Estimo que el pasado año fue un año de fervor lector. Bibliofilia. Además de la lectura científica (necesaria en tiempos Covid) las lecturas para-médicas fueron enriquecedoras (y extrañamente coherentes). Y no sé si a usted señor o señora lectora de esta columna de opinión, le sucede que llegan a sus manos textos o libros justo en el momento preciso.

Sincronía Jungiana, ese escarabajo dorado personal que aguarda tras la ventana esperando una oportunidad para hacer su aparición (por lo tanto, nada es casualidad). Estas lecturas guiadas no eran con fines de aumentar el acervo cultural (si es que aún existe algo así) sino en el buscar respuestas en tiempos de incertidumbre y desorientación. Fueron meses de Soublette, Tolstoi y Francisco Varela, de noches de Claudio Naranjo, Totila Albert y Joseph Campbell. Encuentros con el Tao, Thoreau, Lola Hoffmann y el grandioso Sergio Meier, que a través de sus lecturas fantásticas, retrofuturistas, amplían el universo Borgiano (quizás Borges ya sabía que su destino era expandirse concatenado a otras lecturas). Más ocurría que al terminar un libro inmediatamente surgía la necesidad de seguir en esta ruta. Eran lecturas unidas por hilos invisibles, pero que extrañamente tenían un sentido, un derrotero a seguir ya marcado (nuevamente Jung y Campbell).

De los últimos libros leídos en meses veraniegos, remedio para estos difíciles tiempos puedo recomendar "Cuentos Sufís. La Filosofía de lo Simple" de Omar Kurdi y Pedro Palao Pons. En sus 152 páginas explica el origen de estos cuentos que lo utilizan los sufís, esa corriente mística del Islam nacida en el siglo VIII en Asia Occidental, como fuente de enseñanza para sus iniciados.

La gracia de estos cuentos es que son breves, no son en "absolutos lineales ni tampoco necesariamente lógicos", son muchas veces hilarantes y su lectura es inagotable. Tantas veces más los leamos, nacerán nuevas enseñanzas. Y como no hay nada mejor que probar desde la misma fuente quiero compartir un cuento que relata el deseo muy particular de un rey. Aquí va: Érase una vez un rey cuyo poder se extendía sobre el mundo entero. Le gustaba rodearse de sabios. Un día, les dijo: 'un extraño deseo ha surgido en mi corazón, ignoro cuál es la razón. Deseo que me fabriquen un anillo de metal puro, que sea de tal clase que, al verlo, me ponga alegre si estoy triste; y que me ponga triste si estoy alegre'. Los sabios, sorprendidos por tal petición, estuvieron mucho tiempo intentando ponerse de acuerdo. Discutieron y esgrimieron numerosos argumentos. Al final, se decidieron unánimemente por un anillo en el que se grabaría: "También eso pasará pronto". Y también esta pandemia como el relato sufí y el deseo del rey, pasará.

La pandemia nos ha dejado frente al espejo de nuestras vulnerabilidades, miedos y debilidades, y nos ha mostrado cómo el mundo que nos rodea puede reaccionar a nuestra falta de prevención y mirada de futuro. Hoy más que nunca, la nueva realidad nos llama a repensar lo que hemos construido y el mundo de la educación, y en particular, el de la educación ambiental, se transforma en un objetivo esencial para ayudar a evitar nuevas crisis. En este escenario, es necesario abordar el cuidado del medioambiente con la responsabilidad y urgencia que el planeta requiere. La pandemia, el calentamiento global y todos los efectos del cambio climático, nos obligan a reforzar los esfuerzos para revertir nuestros hábitos que causan daño a los ecosistemas.

En un reciente estudio de Sustenta+ y la UDD, sobre la evolución de la sostenibilidad en tiempos de pandemia en el que participaron 243 compañías de 10 sectores industriales diferentes, pertenecientes a cuatro países: Chile, Perú, Ecuador y Colombia, las empresas afianzan su convencimiento en que hay que seguir en ese camino en forma decidida, incluso aportando más recursos, y especialmente, fortalecer la ética en los negocios. Sin embargo, priorizan en último lugar, su rol en la protección de los ecosistemas marinos y terrestres y el cuidado de la biodiversidad.

Pareciera que el ODS14, de los Océanos y el ODS15, del cuidado de la vida terrestre, tuvieran una suerte de "garantía", y que están ahí estáticos para siempre, mientras vemos la constante "plastificación" de los mares y la extinción de variadas especies en el mundo. Urge generar entre todos, un cambio cultural en materia medioambiental, donde la protección y cuidado del medioambiente sea relevante, inculcándolo desde la primera infancia, en niños y jóvenes. Sabemos que, sensibilizando, educando y promoviendo incluso con pequeñas acciones y cambios conductuales, podemos generar esta conciencia y compromiso con la tierra que habitamos, desde las aulas, y hoy desde la educación en línea.

Es importante que se pueda reflexionar respecto a la importancia de conocer y valorar nuestro entorno natural, nuestro ecosistema, nuestra biodiversidad, y que nos ayude a responder preguntas asociadas a los fenómenos naturales, pero al mismo tiempo, nos invite a redescubrir nuestro mundo que obviamente debemos conocer en profundidad, para proteger. Nuestros parques y reservas forestales son un lugar privilegiado para estar en contacto con la naturaleza y conocerla. Si bien en tiempos de pandemia es difícil recorrer el país, y acceder a ellos, los espacios naturales son el mejor elemento que podemos encontrar y que se pone a disposición, con los aforos establecidos. A falta de poder visitarlos presencialmente, también hay un rol en la educación remota, pues el material audiovisual cobra especial importancia también como un instrumento para el aprendizaje.

Aquí las fundaciones dedicadas a este tema cumplen un rol pionero, pero debemos incentivar también a las empresas, a proteger nuestro entorno en peligro, desde su mandato corporativo. En este desafío, la Educación Ambiental es un gran instrumento de gestión para la formación de una ciudadanía crítica y comprometida en el sueño de un país sostenible. Que la pandemia no sea un obstáculo para la instalación de un trabajo en sinergia, para la formación de una conciencia ambiental del cuidado del medioambiente, como proceso continuo en el tiempo, enfocado a formar valores con el fin de cuidar y proteger el entorno natural para el uso sustentable de nuestros recursos naturales.

Chile, frente a la crisis sanitaria, económica y social, tiene entonces el enorme desafío de velar por la educación ambiental en un escenario adverso, y el COVID-19 nos está poniendo a prueba.

Miércoles 3 de febrero: El proceso de vacunación masiva, gratuita y voluntaria contra el coronavirus comenzó en todo el país, que se extenderá en su primera etapa hasta el viernes 12 de este mes y que busca inmunizar a casi dos millones de personas.

El ministro del Interior, Rodrigo Delgado pidió colaboración y orden en los recintos: "Por supuesto que vamos a tener filas, pero una fila no es aglomeración. Vamos a tener personal de apoyo gestionando las filas. Este es un proceso inédito y necesita la colaboración de todos".

Jueves 4 de febrero: Con la vacunación de una mujer de 93 años en Futrono (Región de los Ríos), hasta donde llegó el presidente Sebastián Piñera, Chile comenzó ayer la primera etapa del histórico proceso, gratuito y voluntario, que busca proteger a las personas de los efectos del coronavirus.

El proceso arrancó con las personas de 90 años y más, personal sanitario y estudiantes en práctica clínica, residentes del Sename, personal de residencias sanitarias, y trabajadores y residentes de los establecimientos de larga estadía para adultos mayores.

Miércoles 3 de febrero: El Ejército birmano emitió una orden para suspender el tráfico aéreo internacional en Myanmar hasta el 1 de junio tras el golpe de Estado que efectuaron el lunes por los militares contra el Gobierno, al que acusan de haber cometido fraude electoral en noviembre pasado. La nación se encuentra en estado de emergencia y con toque de queda nocturno.

Cientos de miembros del Parlamento seguían confinados en sus viviendas gubernamentales en la capital del país, Naypyidaw. La ONU, en una reunión a puertas cerradas del Consejo de Seguridad, reclamó una clara condena del golpe de Estado.