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Capacitar a la tercera edad es vital para incluirlas en las organizaciones

El envejecimiento de las personas ocupadas desafía a las organizaciones a capacitar de manera rápida y efectiva a sus trabajadores. Por tanto, resulta indispensable que las empresas o instituciones tengan una apertura al cambio que les permita adaptarse a las exigencias del mercado.
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Para nadie es un misterio que el envejecimiento de la población avanza muy rápido. Eso se debe principalmente a un aumento en la esperanza de vida y a una baja progresiva en la tasa de natalidad. Al respecto, el Instituto Nacional de Estadísticas estimó que en 2019 hay 2 millones 260 mil 222 personas de la tercera edad, cifra que representa el 11,9% del total de la población, cuatro décimas más que en 2017, lo que sitúa a Chile en un proceso de envejecimiento.

Ante tal fenómeno, el mercado también ha sido afectado por el aumento de trabajadores de mayor edad. "En los últimos 10 años, la participación laboral de los adultos mayores aumentó de un 11% a un 16%. En este contexto, y de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), se evidencia que el promedio de personas ocupadas pasó de 40 a 43 años y que las personas desempleadas buscando trabajo pasó de tener una media de edad de 34 a 37", detalló la académica de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad San Sebastián, Alina Muñoz Rojas.

Este envejecimiento de los trabajadores podría excluirlos, de manera implícita, de cargos en organizaciones, ya que estarían asociados a jóvenes familiarizados con el uso de nuevas tecnologías. "Es importante considerar que algunos perfiles de manejo de determinadas herramientas están vinculadas a ciertas generaciones. Eso, no implica que se tenga que descartar a priori a un candidato por una determinada edad, sino más bien se tienen que capacitar", dijo el psicólogo y magíster en Desarrollo Organizacional y Recursos Humanos de la U. San Sebastián, Felipe Parra Muñoz.

Estas capacitaciones deben estar enfocadas en el uso de tecnología, redes sociales y software. Además, deben ir acompañadas de una disposición para el aprendizaje por parte del trabajador y de un correcto manejo de sus expectativas. Por tanto, será importante explicitar con un mucho detalle cómo una determinada herramienta puede facilitar el trabajo y cuál será el esfuerzo que se requiere para aprenderlo.

Para eso, las capacitaciones organizacionales deben ser rápidas y focalizadas. "La herramienta de un plan de capacitación deben tener la capacidad de agilizarse más allá de los 12 meses y tiene que ser complementada con intervenciones focalizadas a nivel interno o a través de la colaboración de organizaciones externas", puntualizó Felipe Parra.

Dentro de esas instituciones, está el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo, el cual constantemente ofrece cursos para preparar a los chilenos y chilenas ante las exigencias del mercado. "Recientemente el Sence ha abierto un plan piloto de capacitación digital que beneficiará a 320 adultos mayores, haciéndose cargo no solo de dichas brechas, sino que también de factores generacionales y económicos", argumentó Alina Muñoz.

La capacitación en las personas de la tercera edad es una herramienta que conlleva múltiples beneficios para una organización. Esta, a su vez, debe ser articulada con otros elementos de evaluación de desempeño para que la empresa o institución pueda tener una apertura al cambio y así, ajustarse a las exigencias del mercado o rubro.

"Esta transformación puede hacer que una organización migre a un nuevo Sistema de Planificación de Recursos Empresariales, el que cambiará la manera de entregar conocimientos, habilidades y actitudes para lograr dicho cambio", afirmó el psicólogo organizacional.

Los desafíos que plantea el proceso de vacunación

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A fines del año 2020, más de 200 vacunas para combatir el covid-19 se encontraban en fase de desarrollo, 30 vacunas estaban en fase de pruebas clínicas y al menos nueve vacunas habían alcanzado la fase tres. Solo entre tres y cinco compañías declaraban efectividad y seguridad, lo que llenó de esperanza a la población mundial. Sin ir más lejos, en diciembre último Pfizer recibía la aprobación del Instituto de Salud Pública de Chile y el Ministro de Salud anunciaba que la primera vacuna comenzaría a administrarse a fines del mismo mes.

En el marco de la llegada de casi 2 millones de dosis de la vacuna, el Gobierno ha dado a conocer el calendario de vacunación masiva contra el covid-19, que comenzará con la inoculación de los adultos mayores. Con el inicio de esta etapa de vacunación, aumentan los desafíos que deberán enfrentar a nivel global los fabricantes, distribuidores y gobiernos, siendo clave el trabajo colaborativo.

Antonio Martínez, senior manager de la agencia Deloitte, comenta que "aunque hoy no parece haber una restricción de capacidad significativa y existen numerosos fabricantes, en el momento en que las vacunas demuestren su efectividad, se incrementará la demanda hacia las empresas más exitosas. Por consiguiente, eso puede poner en riesgo la capacidad productiva, especialmente, si los gobiernos y otros compradores realizan compras masivas. Ya fuimos testigos de la guerra por los Elementos de Protección Personal (EPP) y respiradores".

Dice que los desafíos para mantener la cadena de frío desde la distribución hasta la administración de la vacuna, cada vez se acrecientan más. Los dos pioneros en la carrera de las vacunas se basan en tecnologías de ARN mensajero, que requieren el almacenaje a temperaturas tan bajas como -20, -70 grados C°. Lograr la mantención de las dosis congeladas requiere de una estrecha coordinación. Con ese fin, que los fabricantes deberían establecer una red de distribución y gestión de pedidos que utilice las redes existentes, pero que les permita hacer frente a la creciente complejidad de las diversas rutas de comercialización.

Alrededor del mundo existen grupos reacios a vacunarse, lo que también puede distorsionar la real demanda existente. Martínez opina que como resultado de esto es posible que algunas dosis no se utilicen y se desperdicien. Por tanto, el seguimiento en tiempo real de la demanda de vacunas es fundamental.

"La pandemia ha demostrado que la colaboración es la clave del éxito y hasta la fecha lamentablemente hemos visto más competencia que colaboración. Una vacuna desperdiciada es una vacuna que no es utilizada, por ejemplo, en países pobres, lo que en palabras del director de la OMS sería un fracaso moral", concluye.