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Mauricio Cataldo Monsalves, rector de la Universidad del Bío-Bío:

"Hemos tenido que congelar contrataciones y reducir presupuestos"

La autoridad de la universidad estatal de las regiones de Biobío y Ñuble analizó el impacto académico y financiero de la emergencia sanitaria en la educación superior y profundizó en cómo enfrentarán el 2021, aún en medio de la pandemia.
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guido.rodriguez@diarioelsur.cl

El rector de la Universidad del Bío-Bío (UBB), Mauricio Cataldo Monsalves, recuerda muy bien una fecha: el 16 de marzo de 2020. La mañana de ese día convocó a un Consejo Académico Extraordinario a propósito de la reciente aparición en el país de los primeros casos de covid-19. Esa misma tarde se informó a la comunidad universitaria el paso a la modalidad de trabajo remoto para todos los estamentos del plantel. Así, la única casa de estudios superiores estatal de las regiones de Biobío y Ñuble se convertía en una de las primeras instituciones del país en adoptar esa medida.

Para el doctor en Ciencias Físicas y Matemáticas que asumió como máxima autoridad académica de la UBB en agosto de 2018, ese es el mejor reflejo de compromiso expresado por el plantel durante los más de 10 meses en que la pandemia ha golpeado al país. Y lo complementa con un dato: "A la semana siguiente se detectaron dos o tres casos de coronavirus en personal de una unidad de Chillán. Y si no hubiera sido por la determinación que tomamos, la Universidad del Bío-Bío habría sido un vector importante de contagio de coronavirus en la zona".

Desde esa fecha, el impacto en la actividad universitaria -tanto desde el punto de vista docente como financiero- ha sido muy fuerte. De aquello y del singular momento político y social que vive la Región y el país este año, profundizó el rector Mauricio Cataldo en conversación con EL SUR.

Clases online

-¿Con qué realidad se encontraron al momento de tomar la decisión de iniciar una modalidad de teletrabajo y, por consiguiente, realizar las clases a distancia?

-Nos encontramos de un día para otro con un escenario completamente distinto. La verdad es que teníamos poco avance en la modalidad a distancia aunque, de hecho, estaba incluida en el Plan General de Desarrollo Universitario (PGU) 2020-2029, pero la habíamos proyectado con miras a esos 10 años. Entonces hubo que adelantar lo que teníamos pensado e implementarlo en muy poco tiempo, así que no cabe duda que fue un gran desafío, pero no solo para nosotros, sino para todo el sistema universitario.

-¿Qué fue lo más difícil?

-Nos dimos cuenta de que teníamos que resolver problemas complicados y uno de ellos era la conectividad. Hicimos un estudio, porque no teníamos esos datos y echamos a andar en las distintas unidades la realización de encuestas para detectar el número de alumnos que tenía esa dificultad. Eso se logró en un tiempo prudente, en medio de una marcha blanca de dos semanas, y lo que hicimos luego fue entregar becas de conectividad a un total de 2.200 alumnos, con chips de conexión ilimitada gracias a un buen convenio con Entel. Y también tuvimos que entregar notebooks, tablets y PC. Asociado a eso había que preparar al personal académico y administrativo, para lo cual se implementaron también estrategias de capacitación.

-¿Cree que este proceso puede aprovecharse para que la universidad incorpore con mayor intensidad la formación a distancia en algunos programas?

-El hecho de enfrentar el escenario del covid-19 hizo que confirmáramos que hay una oportunidad de sumar otro tipo de estrategias educativas al proceso de enseñanza-aprendizaje tanto en el pregrado, como en el postgrado y formación continua. Por ejemplo, se podría empezar por el sistema vespertino. Pero lo que sí hay que considerar es que si bien es cierto la Comisión Nacional de Acreditación (CNA) da la opción de que las casas de estudio decidan incorporar estas modalidades a distancia para el pregrado, la verdad es que uno tiene que hacerlo de manera responsable, porque eso va a ser considerado en los procesos de acreditación. Se deben realizar estudios y proyecciones serias, para ver los efectos que aquello puede tener en el futuro y primordialmente las implicancias en las futuras acreditaciones.

-Pensando en el semestre entrante , ¿cuál es la decisión en torno a la continuidad de esta modalidad remota?

-Ya tenemos esa claridad. Hay que recordar que las vacunas salieron hace poco y a Chile ha llegado una cantidad bastante ínfima respecto de lo que requiere el país. Así que tomando eso en cuenta y considerando lo que pasa en Europa, los rectores no tenemos duda de que aquí va a pasar algo similar y, por consiguiente, la decisión que tomamos en el Consejo Académico la Universidad del Bío-Bío es que mantendremos una modalidad a distancia para las asignaturas teóricas. Y estamos estudiando la situación de las prácticas y laboratorios solo en el caso de las carreras cuyo currículum requiera una mayor presencialidad. Así que en casos excepcionales se implementará esto y obviamente tomando toda la seguridad para que no ocurran contagios al interior de la institución. Todas las universidades del Consejo de Rectores (Cruch) tomamos un acuerdo al respecto, luego de que el Ministerio de Educación hiciera llegar una consulta donde se proponían cinco modalidades.

Impacto financiero

-¿Cómo ha impactado la crisis, desde el punto de vista financiero, a la universidad?

-Como todo el sistema universitario, tuvimos una menor recaudación por matrículas de alumnos nuevos y también aumentó la morosidad en comparación a los años previos. Eso se debió principalmente a que muchos padres de nuestros alumnos perdieron sus trabajos o pasaron a la modalidad de la Ley de Protección del Empleo y, por consiguiente, no estaban en condiciones de pagar los aranceles. Había también alumnos que trabajaban para pagar sus estudios y está la aplicación del artículo 108 (Ley de Gratuidad), que establece que cuando un estudiante excede en un año la duración formal de su carrera, la universidad puede cobrarle hasta 50% del arancel regulado y se debe hacer cargo del resto. Todo eso hizo que las universidades tuvieran una caída importante en la recaudación.

-¿Se cuantificaron los mayores gastos en que debieron incurrir por la pandemia?

-El mayor gasto se debió a la entrega de las 2.200 becas de conectividad, que también entregamos en el postgrado. Si sumamos todos estos apoyos, más la habilitación de espacios físicos, el mejoramiento de los servidores, las licencias y software, ha significado que la universidad ha gastado hasta ahora un poco más de mil millones de pesos que no estaban considerados. Fue algo que tuvimos que enfrentar con recursos propios para responder a este complejo desafío.

-Esto explica la preocupación que expresaron los rectores en relación al Presupuesto 2021, que originalmente realizaba fuertes recortes para las glosas de la educación superior. ¿Cómo se resolvió aquello?

-Cuando aparecen las glosas en el presupuesto para la educación superior había una disminución de los ingresos de casi 43 mil millones de pesos. Obviamente que cuando en el Cruch se discutió esto y se mostró la propuesta del Ejecutivo, los rectores quedamos muy preocupados. Y se acordó una estrategia para conversar con los senadores y diputados, para que entendieran que iba a ser muy complicado enfrentar el año 2021, considerando que hemos puesto recursos propios para enfrentar lo que generó el covid-19. Ellos lo entendieron y finalmente se discutió en la Comisión Mixta de manera favorable para nosotros y así fue como la reducción bajó a 12 mil millones.

-¿Y cuáles son los efectos concretos de aquella reducción?

-Los efectos, en el caso concreto de las universidades, son -por ejemplo- que el Aporte Fiscal Directo (AFD) se congeló, aunque (en la propuesta del Ejecutivo) tenía una baja de 3%. También hubo una reducción en las partidas de educación superior regional, que son fondos para potenciar las universidades regionales, con la finalidad de descentralizar el quehacer académico del sistema universitario chileno. Y lo otro es que el Programa de Acceso a la Educación Superior (PACE) también se vio afectado con una baja de fondos.

-¿Qué medidas han tomado en la UBB para paliar el déficit presupuestario?

-Al igual que las demás universidades, hemos tenido que tomar medidas para empezar a paliar de manera efectiva y responsable el déficit de ingresos. Y, por ejemplo, hemos tenido que congelar las contrataciones. Para el sistema universitario éstas implican bastantes recursos, así que hacer esto tiene un efecto casi inmediato en los gastos. También hemos reducido los presupuestos operacionales de todas las unidades académicas y administrativas. Eso implica que no van a poder gastar lo que gastaban hasta el año 2019. Porque en el 2020 ya tuvimos que tomar este tipo de medidas para intentar equilibrar los ingresos con los egresos, pero se van a mantener el 2021 y en función a cómo se vayan dando las cosas quizás se mantenerlo en los años siguientes. Estamos también modernizando la manera en que se desarrollan los procesos administrativos, para digitalizarlos, que se hagan más eficientes e impliquen una disminución de costos. La idea es alcanzar un equilibrio y tratar de aminorar lo más posible el periodo de ajuste, aunque éste va a ser de varios años, para generar la estabilidad que tenía el sistema universitario. Pero éste ya estaba en una situación compleja y lo que hizo el covid-19 fue empeorarla.

Colaboración regional

Actualmente, el rector Mauricio Cataldo preside el Consejo de Rectores Biobío y Ñuble, luego que en mayo último relevara en ese cargo a su par de la Universidad de Concepción, Carlos Saavedra. Este organismo está conformado por las universidades del Bío-Bío, de Concepción, Católica de la Santísima Concepción y Santa María y entre sus principales definiciones está la de privilegiar la cooperación interinstitucional, en vez de la competencia.

-¿Cómo se ha expresado el principio de la colaboración en este organismo durante los años de funcionamiento?

-Hay que recordar que hasta hace poco primaba la competencia y no la colaboración. Pero esa forma de entender el manejo y traspaso del conocimiento perjudica finalmente al país. Esto se ve a nivel mundial, donde muchos de los avances que ha conseguido la ciencia son precisamente en base a la colaboración. Cuando asumimos los nuevos rectores: Carlos Saavedra (UdeC), yo en la Universidad del Bío-Bío y Christian Schmitz, que ya llevaba un poco más de tiempo en la UCSC, se generó esta oportunidad de crear el Cruch Biobío-Ñuble. Toda la estrategia que generamos respeta el principio base de la colaboración. Ya hay ejemplos concretos de eso, como el Congreso Futuro que acaba de realizarse esta semana en su tercera versión en Concepción. Y también estamos generando otras estrategias, como doctorados en conjunto y, de esa manera, colaborativamente, poner a disposición de la Región y el país nuestra capacidad instalada, que cuando se complementa es capaz de satisfacer las exigencias que en este caso tiene la CNA.


"Debemos asegurar calidad educativa desde la básica"

-La Convención Constitucional tendrá este año la misión de construir una nueva Carta Magna para el país. ¿Qué cree usted que debería considerar ese texto en materia de educación superior?

-Es importante entender lo siguiente: yo tuve la suerte de estudiar fuera del país (obtuvo su máster y doctorado en Ciencias Físicas y Matemáticas en la Universidad Druzhby Narodov, de Rusia) y junto con otros académicos hemos visto cómo funciona la educación en otros países. Y a mí me gusta citar mucho lo que vi en Europa, donde el acceso a la educación es transversal. Un pueblo educado desde la enseñanza básica, media y universitaria puede hacer muchos aportes a la sociedad. Eso está demostrado y se ve tanto en países asiáticos como europeos, donde el bienestar y la principal riqueza que tienen esos países están basados en el conocimiento. En Chile hay una deuda importante, pues si queremos generar bienestar el Estado debemos asegurar calidad educativa desde la básica y hasta la educación superior a todo el mundo.

-Otro hecho relevante de este año es que se hará la primera elección de gobernadores regionales. ¿Tiene esperanzas de que este hito en la democratización pueda tener un efecto real en la descentralización del país?

-Tengo la esperanza de que realmente ayude a descentralizar muchos de los aspectos de la vida en la cual como Región estamos inmersos. Pero para que eso se cumpla estos nuevos actores políticos regionales deben tener el poder, la autoridad y la capacidad de gestionar los propios recursos, generando las discusiones en los territorios. Porque si van a seguir llegando los proyectos definidos desde Santiago, la descentralización se va a ver bastante complicada. Es importante que haya un mayor poder de decisión sobre los recursos y que aquello se discuta a nivel local, incluyendo lógicamente a las universidades, para desarrollar realmente a las regiones.