Ciencia e innovación para el desarrollo
Uno de los grandes desafíos que frecuentemente se asocia a la Región del Biobío tiene que ver con los esfuerzos que se realizan en distintas instancias para fomentar una creciente incorporación local a la denominada "economía del conocimiento", es decir, aquella que se sustenta principalmente en el desarrollo de la ciencia, investigación, tecnología e innovación.
Por ello, es tan importante que nuestra zona se consolide como un escenario importante en el país para discusiones sobre estas materias y exposiciones de alto nivel como las observadas ayer en el marco de la versión regional del Congreso Futuro.
En esa línea, acierta el intendente regional, Patricio Kuhn, cuando señala que una instancia como ésta se consolida como el evento de divulgación científica más importante de Chile, y en particular, como una marca potente para Biobío en su desafío de ser líder nacional en investigación, desarrollo e innovación, en consonancia con su Estrategia Regional.
Y es así porque esta instancia nacida en el Senado en el año 2012 se ha transformado en una vitrina para presentar a la opinión pública grandes temas que requieren ser abordados con urgencia por los distintos actores de la sociedad y, naturalmente con un foco local representado a través de la presencia de investigadores que realizan su labor en casas de estudio de la zona.
Como señaló el jefe de Gobierno Regional, una de las definiciones iniciales de la Estrategia Regional de Desarrollo vigente, plantea que Biobío "se inserta en el mundo, privilegiando la generación de conocimiento, investigación, tecnología, atracción de talentos, innovación y emprendimiento; sobre la base de su condición generadora de energía limpia, logística, portuaria y marítima, potenciando la vocación productiva, agroalimentaria y forestal sustentable".
Esta declaraciones de intenciones debe acompañarse -eso sí- con acciones concretas tendientes a fortalecer de manera seria, constante y con mirada de largo plazo el trabajo público-privado en la materia y para ello, es relevante tanto el rol que cumplen las autoridades políticas de turno, como los dirigentes y representantes de los mundos empresarial y académico.
Para entender la relevancia de esta materia, no se puede soslayar un dato que si bien es conocido entre economistas y líderes regionales, debería estar mucho más presente en la discusión sobre el presente y futuro de la Región del Biobío. Se trata de la decreciente participación de nuestra Región en el Producto Interno Bruto (PIB) del país, que hace 30 años era de un 11,2% y en los últimos años ha bordeado aproximadamente el 7%.
Esto no apunta exclusivamente al objetivo de resguardar el peso económico dentro del concierto nacional, sino más bien a analizar cómo estas cifras dan cuenta de la necesidad de asumir acciones que permitan mejorar el desempeño productivo local, sobre todo conectando ese proceso con el necesario mejoramiento de la calidad de vida en la zona. Allí es donde se inserta con creciente fuerza el rol reactivador que puede cumplir la economía del conocimiento.
Hay que tomar conciencia, eso sí, que esta transición no es un camino sencillo y tiene mucho que ver también con cómo avanza el país en su conjunto en esta materia.
El compromiso público-privado sobre iniciativas concretas como el Parque Científico y Tecnológico del Biobío, Pacyt, que lamentablemente se ha visto entrampado por diversas situaciones en los últimos meses, debe hacerse sentir todavía con más fuerza. Y ojalá que hitos como la elección de gobernadores regionales y el debate constituyente sirvan de manera efectiva para dar un nuevo impulso a la intención de poner al conocimiento como eje central de una estrategia local de desarrollo que realmente se diferencie y destaque por su carácter visionario.
Es muy importante que nuestra zona se consolide como un escenario importante en el país para discusiones sobre la ciencia, tecnología e innovación y exposiciones de alto nivel como las observadas ayer en el marco de la versión regional del Congreso Futuro.