Los planes de los candidatos a gobernadores
Este sábado 23 de enero el Servicio Electoral (Servel) publicará las resoluciones que aceptan o rechazan las candidaturas para la elección de gobernadores regionales, al igual que para los convencionales constituyentes, alcaldes y concejales, con miras a la elección del próximo 11 de abril.
Por lo pronto, en el caso de las nuevas autoridades regionales que serán electas popularmente, siete fueron los postulantes que presentaron sus antecedentes ante el Servel. Se trata de Eric Aedo (DC), Rodrigo Díaz (Independiente), Flor Weisse (UDI), Ana Araneda (PEV), Pedro Neira (Humanista), Tania Concha (PC) y Javier Sandoval (PI).
Los siete rostros que aspiran a gobernar la Región respondieron en un reportaje publicado en nuestra edición de ayer los focos que pretenden poner en su gestión. En ellos, hay puntos coincidentes en las propuestas, como la necesidad de impulsar el desarrollo económico sustentable, darle mayor participación a la gente y ejercer un liderazgo para ampliar las atribuciones y los recursos con los que contará esta nueva autoridad.
Aquello -que es evidentemente un buen punto de partida- merece eso sí algunas consideraciones. Lo primero es que es innegable que en las campañas políticas muchas veces se promete más de lo que se puede cumplir y eso es un riesgo que todos corren, pero especialmente aquellos que tienen verdaderas posibilidades de quedarse con el cargo. Es así porque si nuestra democracia avanza de manera adecuada, lo que debe pasar es que haya un mayor carácter programático de las campañas, es decir, que lo que se promete pueda ser después chequeado en su cumplimiento por parte de la ciudadanía organizada.
En ese contexto, es importante también considerar que muchas veces los aspirantes a determinados cargos hacen compromisos que traspasan por lejos las atribuciones que se tienen. Y aquello es singularmente importante para el caso de los gobernadores regionales, una autoridad nueva que tendrá la responsabilidad adicional de debutar en una labor largamente aspirada en las regiones, como es contar con una autoridad del nivel regional elegida popularmente.
Con todo, lo que está claro es que la figura del gobernador regional será clave en la alineación del camino que se trace la propia Región en materia de su desarrollo, con las prioridades que se soliciten establecer con miras a que toda la inversión pública sea coherente con esos principios específicos establecidos en cada territorio.
De esta forma, la figura del gobernador regional deberá apelar de forma muy intensa a una buena coordinación multinivel -desde los municipios hasta el Gobierno central y, por supuesto pasando por el propio Gobierno Regional- así como a una creciente capacidad de fomentar la articulación público-privada en la definición de un verdadero "proyecto regional", que represente, convoque e interprete los intereses y aspiraciones locales.
Es también muy importante considerar que este ejercicio de democratización viene de la mano del proceso de traspaso de competencia desde el nivel central a las regiones. Realizar un adecuado traspaso de atribuciones al gobernador regional permitirá consolidar esta nueva figura política regional -que parte, por cierto con ciertas dudas ya que contará a su lado con la figura del delegado presidencial- quien a su vez se verá obligado a llevar adelante adecuadas relaciones intergubernamentales.
Ante tal nivel del desafío, no hay duda que junto con la relevancia de las propuestas, será también importante considerar la trayectoria de cada candidato y -por sobre todo- la disposición que se expresa para realizar una adecuada labor de articulación de los intereses locales, con miras al mayor bienestar y desarrollo de todos los habitantes de Biobío.
No hay duda que junto con la relevancia de las propuestas, será también importante considerar la trayectoria de cada candidato y -por sobre todo- la disposición que se expresa para realizar una adecuada labor de articulación de los intereses locales, con miras al mayor bienestar y desarrollo de todos los habitantes.