De la ronda hospitalaria a ser paciente covid
La mayoría coincide en no saber el momento exacto en que ocurrió el contagio, pero sí que fue dentro del recinto hospitalario. Esto, por las restricciones a su vida social que han aplicado como medida de precaución desde marzo, por reconocerse como agentes de alto riesgo dentro del núcleo familiar y de amigos. Mientras algunos sólo tuvieron síntomas menores que pudieron sobrellevar en casa o en una residencia sanitaria, también están casos como el de Alexandra León, una enfermera de 30 años que tuvo que estar conectada a una máquina ECMO por la gravedad que alcanzó. Por eso insisten en el llamado al autocuidado de la población.
Por Lesly Zurita Arriagada // lesly.zurita@diarioelsur.cl
"Nunca me imaginé que iba a estar hospitalizada y con esa gravedad, había dicho que si alguna vez iba a ser paciente sería por una cirugía programada, pero no así. Siento que me saqué el premiado, desde una parte más espiritual, no sé cómo explicarlo, pero a pesar de todo lo grave, no lo veo como algo malo porque estuve en todo momento súper apoyada por mi familia, amigos y por mi trabajo". Alexandra León tiene 30 años y se desempeña como enfermera en la Unidad Coronaria del Hospital Guillermo Grant Benavente y a mediados de septiembre se contagió de covid-19.
Alexandra es una más de los 1.733 funcionarios de la salud de la Región del Biobío que han padecido la enfermedad desde marzo a la fecha y de los cuales cuatro se encuentran actualmente en estado grave. Ella también estuvo en esa posición, llegó a estar conectada al equipo ECMO (Oxigenación por Membrana Extracorpórea) debido a la gravedad que llegó a padecer. En Concepción -donde se encuentran estas máquinas- sólo dos pacientes han tenido que estar conectados a este tipo de ventilación: Alexandra León y el director del Servicio de Salud Concepción, Carlos Grant, quien hasta el cierre de esta edición aún se encontraba con el apoyo de esta máquina.
La experiencia de Alexandra contrasta con colegas de otras unidades y hospitales que también resultaron contagiados de coronavirus, con distintas gravedades y sintomatologías reconocen que sabían que el riesgo de contraer la enfermedad era eminente por su exposición. Y relatan cómo vivieron el hecho de que otros colegas también se enfermaran, sus restricciones fuera del ámbito laboral y el estrés que suman por llevar diez meses en pandemia.
EL DESCONOCIMIENTO DEL INICIO
Esteban Canteros (34) es médico internista y trabaja como jefe técnico de la Unidad Respiratoria del Hospital Las Higueras de Talcahuano y su contagio ocurrió en abril, dentro de los primeros de su equipo y cuando aún existía mucho desconocimiento sobre la enfermedad.
El médico confiesa que, por esas fechas, "muchos pensamos que no nos iba a tocar, pero tampoco nos dio mucho tiempo de pensar y me sorprendí cuando comencé a tener síntomas y ahí 'me cayó la teja' como se dice. En ese tiempo sólo sabía de un médico conocido nuestro que estuviera contagiado y nadie más".
El doctor Canteros no sabe en qué momento exacto se contagió. "No tengo ningún evento marcado, estaba viendo muchos pacientes covid en la UCI, entonces hay muchos lugares donde podría haber tenido el contagio. En esa fecha, aún no se tenían todas las medidas que se tienen ahora respecto al uso de elementos de protección personal o cómo usarlas", confiesa.
Pero eso sí, aclara que "en ese momento no llevábamos ni un mes de pandemia, yo no tenía contacto ni siquiera con mi hijo, estaba aislado en mi casa, entonces tiene que haber sido un contagio de atención a un paciente, no hay ningún otro contacto cercano ni estrecho que haya tenido".
Su primer síntoma fue una fiebre alta con escalofríos, pero como en su departamento no tiene termómetro no supo cuántos grados tenía y esperó al día siguiente para ir a la clínica a tomarse el examen PCR y salió positivo. Reconoce que "con el primer síntoma supe inmediatamente que era covid".
Al tercer día de percibir síntomas continuó con fiebre y sumó la anosmia, es decir, pérdida total del olfato. "Me di cuenta porque estaba tostando un pan y salía el humito y yo no sentí nada", cuenta.
A los días siguientes a la fiebre se le sumó la tos, mientras se medicaba con paracetamol, pero al día diez la fiebre superó los 40 grados y no respondía a ningún medicamento. "Me enviaron una ambulancia del hospital porque pensaron que podía ser algo más que covid y resultó que tenía una neumonía, me hospitalizaron, lo hicieron en la UCI pero nunca requerí de apoyo mecánico", cuenta Esteban Canteros sobre su etapa más compleja.
RIESGO LATENTE
Renán Durán (55) comenzó con sus primeros síntomas el 22 de septiembre. Lo primero fueron mareos con nauseas, se comenzó a sentir extraño e incluso le dio una taquicardia fuerte, pero no lo asimiló inmediatamente con el coronavirus y lo dejó pasar.
Renán es TENS de la Unidad de Paciente Crítico del Hospital Las Higueras y reconoce que siempre pensó que se podría contagiar. "Mientras no tengamos vacuna, uno siempre se pone en la mentalidad de que el contagio es eminente y de todos los estamentos han existido contagios. Varios están con el temor, por más que uno se cuida y tome todas las medidas", sentencia el técnico en Enfermería.
En el caso de Renán, es asmático y tras obviar los primeros síntomas, su esposa le preguntó por qué estaba tan colorado y tenía fiebre. "Yo dije 'ah ya, estoy positivo', me asumí, pero con la esperanza de que el PCR saliera negativo", confiesa.
Pero el examen salió positivo y Renán, que vive con esposa y sus dos hijos, solicitó inmediatamente pasar la enfermedad en una residencia sanitaria.
Sobre el contagio, "no tengo idea, tiene que haber sido adentro del hospital sí. Es difícil saberlo porque yo no fui al supermercado, no ando en bus, en mi casa nadie estaba contagiado", sentencia.
Ese mismo mes y con días similares, Alexandra León se contagió. Claro que ella tiene sospecha del momento en que puede haberse contagiado. "Lo atribuyo a que atendí a un paciente que salió positivo, cuando él ingresó se le hizo el PCR y salió negativo, era postrado y eso significa una alta carga laboral porque son más atenciones en moverlo, lavarlo, hacerle curaciones; y cuando iba a ser trasladado a otra unidad su PCR dio positivo", cuenta la enfermera.
La profesional reconoce que en marzo tuvo incertidumbre y miedo de lo que podría venir, especialmente porque no había claridad de cuánto podría durar la pandemia. Como a ella no le tocó atender directamente a pacientes covid, creía que era más difícil contagiarse.
Eso sí "dejé de visitar a mis papás que viven en Los Ángeles y mis amistades son en la mayoría del área de la salud. Pensé que no me iba a contagiar porque no me estaba exponiendo, el factor era mínimo y si me contagiaba, soy joven, bien activa, hago ejercicio, soy preocupada de mi alimentación, no fumo; pensé que no me va a dar grave. Más me preocupaban mis papás".
Alexandra cuenta que había visto a otros colegas mayores contagiarse, sin mayores problemas y sólo con un par de síntomas, por eso no tenía temor de lo que a ella podría sucederle.
Equipos de trabajo sin inmunidad
Los funcionarios de salud han visto cómo desde marzo distintos colegas o miembros de sus equipos más cercanos han tenido coronavirus. El doctor Canteros, que estuvo internado cuatro días en la UCI del Hospital Las Higueras donde trabaja y luego otros tres en sala básica, precisa que "el impacto no es menor el ver a uno de tus médicos hospitalizado en un UCI, es algo que causa impacto y por momentos viven el proceso de un paciente, qué siente, la atención que damos y también cómo le afecta eso al personal".
El médico internista cuenta que una vez que retomó sus labores escuchaba algunos comentarios y pensamientos de los funcionarios que lo vieron hospitalizado. Pero que con el pasar de los meses se fue haciendo algo común. "Sinceramente es un evento cotidiano, la mayoría pasa sus cuarentenas y vuelven a trabajar porque tienen síntomas leves. Pasa que hoy el funcionario N está positivo, luego el L y luego el P, pero el 85% de los funcionarios ha andado bien", ejemplifica.
Y recalca que "la incidencia (de contagios) no tiene que ver con el cumplimiento de las reglas, es fundamentalmente porque atiendes a un número importante de pacientes, en algún momento puedes cometer algún error, no te das cuenta y rompes una norma de manera involuntaria".
Si bien Alexandra se sintió segura estando en el Hospital Regional, reconoce que "tuve pudor, era incómodo y frustrante que te vieran de otra forma, yo estuve hasta con pañales, no podía ni mover mi mano, ni comunicarme y me daba vergüenza que me vieran así, quería pasar lo más piola posible, que no muchos supieran que estaba ahí".
Marcela cree que el nivel de contagio está tan alto, que muchos de sus colegas sienten que es eminente que -en algún momento- todos terminen contagiados. "Sólo pedimos que sea un contagio leve", reflexiona.
El personal sanitario reconoce que pese a los preparativos esto ha sido un proceso de aprendizaje y que en un comienzo no se aplicaban los mismos protocolos actuales.