Las inquietudes de la clase media
Una buena parte de los chilenos se define como de clase media, pero las encuestas revelan que esas familias sienten que han quedado desprotegido por décadas. Los gobiernos priorizan programas sociales para los más pobres, pero el estrato medio se siente postergado y vulnerable ante emergencias, imprevistos, los altos costos de la vivienda, la salud, la educación universitaria e incluso les golpea muy fuerte la cesantía, como la ocurrido este año de pandemia, en que se han perdido 1,8 millones de empleos en el país.
Un estudio de Espacio Público e Ipsos dio cuenta el año pasado que el 77% de los chilenos se considera de clase media y un 35% dijo que llegó a esa posición después de haber nacido en un hogar de clase baja. Es probable que en este segmento estén presentes las claves para entender los cambios sociales y políticos que han ocurrido en el último tiempo. Pocos países han conseguido lo obrado por Chile en tres décadas, como ha sido la fuerte reducción de la pobreza. Esa transformación implicó que cambiaron la sociedad y las personas, porque generó en ellas nuevas expectativas, modificó sus sentidos, urgencias, transformó su interpretación de la realidad, del trabajo, del entretenimiento, de la cultura, su relación con los gobiernos, con los partidos políticos, así como la expresión de sus necesidades prioritarias.
El estudio "Bajo presión: la reducción de la clase media", realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), afirmó que el 47% de los hogares chilenos es considerado de clase media y que ese sector se ha ido reduciendo en los últimos años, mientras la calidad de vida de las familias va a la baja. Esa entidad, que reúne a 36 estados y cuyo objetivo es coordinar sus políticas económicas y sociales, ha dicho que en el caso de Chile, el porcentaje de hogares de clase media es 14 puntos menor a la cifra promedio de los otros países miembros de la organización, que alcanza un 61%. La Ocde considera en ese segmento a grupos cuyos ingresos estén entre el 75% y 200% de la media nacional. Esto es, en el caso de Chile donde el promedio hasta el año pasado era de $783 mil, quienes percibían entre $587.000 y $1.566.000 mensuales.
La clase media ha llegado a esa ubicación socioeconómica gracias a su esfuerzo, con ahorro y endeudamiento para llevar a sus hijos a un mejor colegio, para mantener una cobertura de salud a través de una Isapre o pagar la universidad. Pugnan por renovar la casa, el auto, por viajar y tener las últimas tecnologías. Es la fuerza emprendedora, pero a la vez es muy sensible a las crisis económicas, a las alzas de los impuestos, de los aranceles universitarios, de los planes de salud, de los combustibles, los alimentos, etc.
En los últimos años se ha hecho recurrente la frase "la clase media sigue esperando", porque es el segmento que no se siente reflejado en los mensajes ni en muchas de las medidas que anuncian las autoridades y los políticos. Mención aparte merece la cesantía, por el impacto que generó la pandemia en el cierre de empresas o la restructuración de ellas. Es usual que al haber perdido el empleo, un subsidio sea de gran ayuda para una familia pobre, pero para la clase media puede ser una gota de agua frente a su nivel de compromisos.
Larga es la lista de las inquietudes, muchas de las cuales se reflejaron en el estallido social de octubre del año pasado, pero tal vez los temas más recurrentes son las bajas pensiones; la delincuencia y la violencia que se han instalado en el país; el endeudamiento excesivo, con el fin de conseguir pagar sus compromisos; los problemas de financiamiento de la educación superior y las dificultades para solventar los gastos de salud, sobre todo cuando alguno de los integrantes debe hacer frente a alguna intervención quirúrgica.
Algunas familias sienten que van perdiendo el estatus que tanto les costó alcanzar, aun a costa de endeudamiento. Ese segmento espera que las autoridades no olviden que constituye la fuerza emprendedora y tradicionalmente el sector olvidado por los gobiernos.
Larga es la lista de las inquietudes, muchas de las cuales se reflejaron en el estallido social del 18/O, pero tal vez los temas más recurrentes son las bajas pensiones; la delincuencia y violencia; el endeudamiento excesivo para pagar la educación y la salud de los integrantes de cada familia.