De independientes, ciudadanos y puristas
Danny Gonzalo Monsálvez Araneda,
Parece ser que por estas horas la palabra que más se repite y concita atracción entre quienes buscan participar del debate y la práctica política es la del "independiente", incluso al punto de irrumpir en el escenario nacional un grupo de personas que se designó como "independiente pero no neutrales". Algo así como una especie de figura que busca representar a aquella o aquel ciudadano que no tiene militancia en algún partido, movimiento u orgánica, pero que sin embargo no es indiferente a los problemas que afectan al país o la sociedad.
Esta figura algo extraña y por momento paradójica, ya que tan solo con preguntar o interpelar a dichos independientes sobre cuestiones políticas, culturales y valórica, por ejemplo, la mentada independencia de la cual tanta gala se hace, cae por su propio peso, teniendo que asumir alguna postura o posición, con lo cual la independencia da paso a la defensa de ciertos intereses, por lo demás, muy legítimos.
Pero no es solo aquello, se ha llegado a tal escenario que es posible de apreciar en ciertas personas una actitud que está en el límite de lo inconcebible. Nos referimos a aquellos que otrora estuvieron vinculados a partidos, fueron militantes y se codearon con políticos y resulta que hoy, con tal de distanciarse de aquel pasado y escenario y desde un discurso purista, se presentan como independientes o candidatos de la ciudadanía, cuando en su historial político cargan sus vínculos y apoyos a la otrora Concertación, luego tuvieron proximidad con Marco Enríquez Ominami, Alejandro Navarro, la Nueva Mayoría, incluso con el Frente Amplio.
No se trata de señalar que solo tiene valor o relevancia la militancia o pertenecer a un partido político; sin duda que aquello es una condición que en estos tiempos es difícil de encontrar y valorar, especialmente por el desprestigio que tienen estos o bien por la hegemonía que pretenden algunos partidos a la hora de "imponer" o hacer prevalecer candidaturas; sin embargo, una cosa es la crítica que se pueda realizar a ese tipo de prácticas y otra muy distinta situarse en una postura purista y de superioridad moral, especialmente cuando provienes del mundo partidario y sus prácticas.
Si existe un aspecto sobre lo cual se dejan caer las críticas de parte de la población es precisamente la falta de consecuencia y consistencia en el actuar de los políticos o quienes son candidatos.
El trabajo más fácil y simple es criticar a los partidos, dirigentes y políticos, acusarlos de solo querer el poder o representar ciertos intereses, ¿es que acaso el independiente o ese que se hace llamar candidato de la ciudadanía no lo mueve el poder o la defensa de determinados intereses?
No seamos tan incautos o ingenuos para pensar que estos se movilizan por filantropía o el altruismo. Las candidaturas independientes o ciudadanas, al igual que aquellas que surgen desde los partidos, también representan intereses y relaciones de poder. Puede ser que en menor medida o no estén cooptadas por ciertas "maquinarias" o grupos de presión al interior y exterior de un partido, pero al igual que los independientes, construyen redes y relaciones de poder que les permiten reproducir ciertas prácticas políticas, construir una cierta clientela y repartir poder con tal de sostener una candidatura o cargo a través del tiempo.
No seamos tan incautos o ingenuos para pensar que las candidaturas independientes o ciudadanas se movilizan por la filantropía o el altruismo.