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Christian García, doctor en Salud Pública y académico, analiza la probable segunda ola:

"La pandemia nos va a acompañar por todo el 2021 o buena parte del próximo año"

El médico cirujano dice que Chile aún debe mejorar la trazabilidad, recomienda que las restricciones pasen también por autoridades locales, afirma que "una vacuna no es una certeza" y que un retorno a clases debe tener protocolos estrictos.
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Mauricio Ávila C.

Para Christian García no hay doble lectura en el actual estado de la situación sanitaria: "La pandemia sigue siendo un tema complejo y tenemos que seguir enfrentándola". García, médico cirujano con un doctorado en Salud Pública en la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos, y académico de la Universidad de Santiago, fue uno de los firmantes de la Carta Abierta de 40 profesionales y organizaciones que a fines de mayo pidieron al Gobierno chileno un cambio en la estrategia contra el coronavirus.

Casi cinco meses han pasado desde la misiva y, si bien algunas cosas que han cambiado, como la incorporación incorporación de la salud primaria en la lucha contra el virus, todavía existen áreas que presentan debilidades. Una de ellas es la trazabilidad.

-¿Por qué seguimos hablando de trazabilidad como falencia si fue advertida hace tanto tiempo?

-Lo que hicimos en su momento fue reforzar un tema que está sobre la mesa, que es la recomendación de la OMS (Organización Mundial de la Salud) desde el principio de la pandemia. No es nada nuevo. No teníamos que inventar nada nuevo. En agosto se empezó a hacer la trazabilidad incorporando a la salud primaria; tarde en relación al inicio de la pandemia, pero hoy estamos en una mejor situación. Hemos avanzado y se han canalizado recursos para potenciarla, se han cometido ciertos errores y se ha ido mejorando a nivel local, sobre todo municipalidades. Acá lo importante no es sólo la prevención, sino reaccionar rápidamente encontrando a los casos y sometiéndolos a aislamiento y a sus contactos a cuarentena, porque esa es la única forma de cortar la cadena de transmisión. Si nosotros nos demoramos, una persona contagia en promedio entre dos y tres más. Si no los encontramos rápidamente, incluso a los asintomáticos, corremos el riesgo de tener nuevas alzas, como lo hemos visto en otras partes del mundo.

-Pero los indicadores no mejoran sustancialmente.

-Los últimos indicadores de trazabilidad publicados se mantienen estables: se encuentran alrededor de dos o 2,5 contactos por cada caso, lo que es preocupante, porque en Chile viven entre tres y cuatro personas por cada hogar. Eso significa que cada estudio de caso no está ni siquiera alcanzando a las personas que viven bajo el mismo techo. En la Unión Europea la recomendación es de siete a 20 contactos. Este es un juego de probabilidades. Las personas que han tenido contacto con un contagiado pueden ser asintomáticas o desarrollar después la enfermedad. Entonces, si las aislamos y disminuimos al máximo su contacto con otras personas, reducimos la posibilidad de contagio. Esa es la ventana de oportunidad que tenemos que encontrar. Pero lamentablemente hemos visto casos como el del sur, donde autoridades como la intendenta de Magallanes, que tenía que estar en cuarentena, no sigue las reglas. Y eso como mensaje es importante: todas las personas deben respetar la cuarentena si fueron contacto estrecho de un contagiado.

-¿Qué es lo que ha faltado: recursos, convicción?

-La verdad es que no sabría cómo responder por qué estamos encontrando tan pocos contactos. Incluso la cifra que le doy puede ser aún más baja y varía de región en región. Un ejemplo es Magallanes, que tuvo esta tremenda alza y allá se está detectando entre uno y 1,5 contactos por cada caso. Esto es extremadamente bajo. Hay problemas de capacidad y de recursos, son muchas horas y personas para que puedan realizar el trabajo. ¿Por qué es preocupante? Porque tenemos todavía unos 1.500 casos al día, un número relativamente estable y que parece manejable. Pero si llegamos a tener una nueva curva, como en Europa, esa capacidad de estudio va a tener que aumentar de manera importante y vamos a tener que asignar recursos y personas y ser mucho más precisos en poder encontrar rápido y aislar a los contagios.

-¿Sigue siendo útil el confinamiento?

-El confinamiento siempre sirve. Las cuarentenas nos dan tiempo para rearmarnos, para organizarnos, para que surjan terapias, nuevas vacunas, que es la esperanza que tenemos, pero no es la solución final tampoco. Porque al someter a una población completa o territorio a una cuarentena lo que haces es reducir los contactos entre personas y de ese modo reduces la probabilidad de contagios. Si es que la mantenemos de manera profunda y el tiempo adecuado, es posible controlar el virus. Pero una muy tardía o no lo suficientemente profunda, como ha pasado en casi toda Latinoamérica, no logra el objetivo.

-En Chile las cuarentenas parecen laxas: hay permiso para todo.

-En Chile las cuarentenas fueron tardías, y eso es verdad, y si empezamos a aumentar nuevamente los casos debemos considerar esa experiencia. Tenemos que ser capaces de decretar rápido cuarentenas. Pero quisiera destacar algo, que todas las decisiones se han estado tomando de forma centralizada. Esta es la oportunidad de adecuar las decisiones a nivel local. Es importante que las autoridades locales tengan la posibilidad de decidir con respecto a las medidas de cuarentena, ya sea a nivel regional o comunal, o un tándem de alcaldes con autoridades regionales y no esperar que una persona en una oficina en Santiago, que no conoce el lugar, la cultura, la dinámica social, esté tomando decisiones que probablemente van a ser tardías. Para poder tomar buenas decisiones tempranas hay que estar atentos a las señales de alzas, epidemiológicas, pero también de cómo se está comportando y moviendo la población. Porque una decisión como una cuarentena, tomada tardíamente, termina siendo una medida parcial o incluso con menos efectividad.

-¿Qué indicador hay que considerar para saber que estamos ante una segunda ola?

-Son fundamentales dos cosas: cuánto se testea y cuánto encontramos. Nosotros tenemos una fluctuación pequeña cada día y esta depende de cuánto se testee. Cuando se reportan menos casos es normalmente porque hubo menos testeos. Es importante tener conciencia de que tenemos que ver cuántas personas estamos encontrando. Pero además tenemos que tener claro que los casos que encontramos un día son una imagen del pasado. La persona que se reporta hoy pasó por un proceso de 10 o 14 días. Entonces, es como manejar el auto mirando el retrovisor. Y de ese modo tenemos que ir tomando decisiones respecto del futuro. Si tomamos medidas viendo las cifras de hoy, vamos a estar llegando tarde siempre. Por lo tanto, es importante proyectarse, tomar otras variables que no son tan objetivas. Por eso es importante la participación de las autoridades locales.

-¿Y cómo está nuestro espejo retrovisor? ¿Hoy son confiables los datos?

-El mapa nunca es el territorio. A qué me refiero con esto, a que los datos que nosotros vemos no son necesariamente la realidad, sino una parte de ella. Con los casos que estamos viendo hoy sólo vemos la punta del iceberg: una proporción muy grande, se estima que el 86% de los casos no se detectan por los sistemas de salud porque son o asintomáticos o personas con pocos síntomas. Hay una masa muy grande que puede contagiar y que no detectamos. Si bien se estima que esas personas contagian la mitad que las con síntomas, lo importante es que se trata de una masa tan grande que finalmente es la responsable de la gran mayoría de los casos que terminamos detectando. Es importante tomarlo no como que fuera la realidad absoluta, sino que es un factor más para tomar la decisión de controlar la pandemia. Por ejemplo, en una zona donde hay mala trazabilidad, donde los diagnósticos se están haciendo tardíos y los números de contagios no son muy altos, una autoridad local puede estimar que es una buena decisión aplicar alguna medida restrictiva. En todo el país hay equipos de respuesta epidemiológica, las seremis están capacitadas, el Minsal tiene un programa de capacitación de respuesta rápida epidemiológica que cubre todas las regiones. Por lo tanto, es importante que las autoridades les den las capacidades a las personas que son técnicas para poder asesorarlos de buena manera y puedan tomar buenas decisiones. Porque, digámoslo, finalmente las autoridades son las responsables.

-¿Qué podemos aprender de la segunda ola que se está viviendo en Europa?

-Las segundas olas que estamos viendo se deben a varias cosas. Uno, a que al relajar las medidas aumentan las probabilidades de contagio. Todos los países que han comenzado a relajar las medidas a las semanas o meses después han encontrado un aumento de casos. Lo otro, cuando comenzó la temporada de colegios también comenzó un aumento de contagios. Hay que estar atentos con eso.

"Los casos que encontramos un día son una imagen del pasado. La persona que se reporta hoy pasó por un proceso de 10 o 14 días. Entonces, es como manejar el auto mirando el retrovisor".