Plebiscito y participación informada
De acuerdo con cifras del Servicio Electoral, 14 millones 796.197 personas están habilitadas para sufragar este domingo, en el plebiscito constitucional. De ese padrón, el 51% corresponde a mujeres.
La consulta respecto de si se aprueba o rechaza redactar una nueva Constitución Política y en qué modalidad debería realizarse, se desarrollará en particulares circunstancias, considerando la pandemia del covid-19, por lo que el centro del debate se ha puesto en cumplir las exigencias sanitarias para evitar que esto signifique el aumento de los contagios.
Las condiciones en que se da este plebiscito distan de lo óptimo, si se toma en cuenta que se desarrolla en un estado de excepción, con una parte relevante de la población en cuarentena o con medidas de restricción, mientras que la evolución del coronavirus ha sido fuerte en algunas ciudades. Pero más preocupante es que el país pueda enfrentar una consulta sobre un tema tan importante sin contar con una de las condiciones fundamentales de una elección, como es votar de manera segura, informada y participativa, esto es, con pleno conocimiento de lo que se está preguntando y de sus proyecciones.
Una encuesta realizada el mes pasado por Espacio Público e Ipsos reveló que el 47% de las personas admitía no estar del todo enteradas acerca de las alternativas que se votarán y más de la mitad reconocía que sabe sólo de manera parcial las materias que regula una Constitución, desconocimiento que es mayor entre las mujeres y personas de segmento socioeconómico bajo.
Ésta ha sido una campaña diferente a todo lo que se conocía, ya que los actos públicos, el trabajo puerta a puerta para explicar a los votantes lo que significa este proceso no pudieron realizarse debido a la necesidad del aislamiento social. La franja política en televisión no contribuyó a aclarar la situación a los electores, sino más bien se caracterizó por mensajes superficiales, maniqueos y por los ataques entre las posiciones del Apruebo y el Rechazo. Además, el llamado a votación ha sido casi coincidente con el cumplimiento de un año del llamado estallido social, que nuevamente ha desembocado en actos de violencia y destrucción, situación que contribuye a enturbiar aún más el enrarecido ambiente político. Ha quedado en las personas la sensación de que bastaría con aprobar una nueva Constitución para resolver la gran cantidad de problemas que enfrenta nuestra sociedad, lo que genera un elevado umbral de expectativas que podría sobrestimar la naturaleza de una Carta Magna.
Este año y el próximo, Chile tendrá una agenda electoral recargada, si se considera que tras el plebiscito del domingo para pronunciarse si se aprueba o rechaza la idea de redactar una nueva Constitución, el 29 de noviembre estará la eventual realización de primarias para determinar candidatos a gobernadores regionales y a alcaldes; el 11 de abril de 2021 se hará la elección general de gobernadores regionales, alcaldes, concejales y representantes constituyentes, dependiendo de si triunfa la opción de apruebo una nueva Constitución en el plebiscito. El 9 de mayo, se haría la eventual segunda votación de gobernadores regionales; el 4 de julio de 2021 se efectuará la eventual primaria para elegir qué candidatos irán a la elección de Presidente de la República, senadores y diputados. Luego el 21 de noviembre se hará la elección general de Presidente de la República, senadores, diputados y consejeros regionales; el 19 de diciembre de 2021 se haría la eventual segunda vuelta de Presidente, y en el primer semestre de 2022 se hará el plebiscito constitucional de salida para ver si se aprueba o rechaza el texto que se elaboró de la nueva Constitución, dependiendo de los resultados de la consulta nacional de este domingo.
Por ello, está en manos de la clase política encauzar bien y aterrizar las aspiraciones que existen respecto del plebiscito de este domingo, pero sobre todo de fomentar el respeto entre las posiciones y no contribuir a una mayor polarización del país.
Ha sido una campaña diferente, ya que los actos públicos, el trabajo puerta a puerta para explicar a los votantes lo que significa este proceso no pudieron realizarse. La franja política en TV no contribuyó a aclarar la situación a los electores, sino más bien se caracterizó por mensajes superficiales y ataques.