Migraciones tras la crisis
La Cruz Roja Internacional ha señalado hace unos días que el devastador balance económico de la pandemia de covid-19 en el mundo hace correr el riesgo de desencadenar nuevas olas de migración una vez que se reabran las fronteras. La institución advierte que en muchos países se observa cada vez más que las medidas de confinamiento y los cierres de fronteras para detener el virus han destruido los medios de subsistencia de la población en muchos países y podrían llevar a millones de personas más a la pobreza.
De acuerdo con la Cruz Roja, muchas personas que pierden sus medios de subsistencia pueden sentirse obligadas a moverse una vez que las fronteras comiencen a abrirse, por lo que no hay que sorprenderse con un aumento masivo de la migración en los próximos meses y años. Junto con el imperativo moral que representa esta temática, otros argumentos también entran en juego, por ejemplo, el hecho que el costo de cuidar a los migrantes durante el tránsito y cuando llegan al país de destino es mucho más alto que apoyar a las personas en sus medios de subsistencia, educación y necesidades de salud en su propio país. Es probable que también cuando se comiencen a distribuir las vacunas contra el coronavirus, las personas emigren de países donde no puedan acceder a ellas, para ir a otros donde, junto con encontrar inmunizaciones, tengan más oportunidades de trabajo y de atención para sus familias. En ese sentido, las naciones que inicien más pronto el proceso de recuperación de sus economías se presentarán como atractivos para el flujo migratorio.
Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) trabaja para lograr un acceso universal, rápido y equitativo a las futuras vacunas, algunos países se han embarcado en una verdadera carrera por obtenerlas y se han comprometido a ser partícipes de las pruebas de cepas que ya hayan pasado las etapas de seguridad, con el fin de asegurarse que podrán disponer de dosis suficientes para la población.
En el exterior, existe una percepción de que Chile probablemente va a salir primero de la crisis económica derivada de la pandemia de coronavirus, y que logrará recuperar su aparato productivo, lo que generará una mayor presión de parte de los flujos de inmigrantes.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), eran casi 1,5 millones los extranjeros que al 31 de diciembre de 2019 residían en Chile. Al inicio de la pandemia, el 76,5% de los encuestados había señalado que se encontraban con trabajo, pero su situación cambió posteriormente, ya que el 30,4% fue despedido, el 21,4% permanece con suspensión temporal de contrato y el 18,2% ha tenido una reducción de la jornada laboral. Como consecuencia de la crisis sanitaria y su derivación económica, tres de cada cuatro inmigrantes considera que el nivel de ingresos de su hogar no alcanza para cubrir los gastos básicos de sus familias.
Ello llevó a las autoridades a apurar la tramitación del proyecto de ley de Migraciones y Extranjería en el Congreso, con el fin de avanzar hacia la integración y tener un marco regulatorio de la inmigración. El Senado rechazó hace unos días la polémica indicación de la llamada "visa de turismo laboral" propuesta por el Frente Amplio, que permitiría a los ciudadanos extranjeros ingresar al país y regular su situación incluso con 90 días de plazo. La discusión del proyecto se dio en medio de un alza en la inmigración ilegal en los últimos días, principalmente en el norte de Chile, donde ciudadanos venezolanos llegaron en buses que ingresaron por pasos no autorizados. Tampoco puede soslayarse que en esta pandemia, en que se han perdido cerca de dos millones de empleos y que las familias esperan la ayuda del Estado para salir adelante, podrían aumentar los resquemores respecto de los inmigrantes.
Nuestro marco regulatorio tiene 40 años y necesita modificarse para abordar la nueva realidad. Es imprescindible tener una ley de migraciones que permita el ingreso de extranjeros de una manera ordenada, segura y responsable.
En el exterior, existe una percepción de que Chile probablemente va a salir primero de la crisis económica derivada de la pandemia de coronavirus, y que logrará recuperar su aparato productivo, lo que generará una mayor presión de parte de los flujos de inmigrantes que quieren ingresar al territorio.