Nueva cuarentena en el Gran Concepción
Desde hace unas semanas, autoridades y representantes de organismos técnicos planteaban su preocupación por los aumentos en las tasas de contagios que se presentaban en el Gran Concepción, donde era evidente que la ciudadanía había relajado el cumplimiento de las medidas preventivas frente a la pandemia de covid 19.
Desde el inicio de la emergencia sanitaria, en Chile ha habido 405.972 casos, de los cuales 15.388 se mantienen activos y 11.132 personas han fallecido. Pero el comportamiento de la ciudadanía ha sido dispar a lo largo del país, por lo cual se han adoptado las medidas que correspondan a cada zona. En la Provincia de Concepción, tras los cordones sanitarios dispuestos en las últimas semanas, que sin embargo no redujeron en forma significativa la movilidad de las personas, se ha tenido que poner en vigencia, a contar de anoche, una cuarentena con el fin de tratar de frenar los incrementos de contagios. Concepción, Talcahuano, Chiguayante y Hualpén se suman así a Penco y a Tomé, que ya estaban con esta medida desde hace una semana. Esto significa que más de 693 mil personas quedan restringidas de salir de sus casas, por al menos 21 días. Se considera que la Provincia de Concepción concentra el 77% de los 2.123 casos activos que tiene la Región y de no aplicarse ahora la cuarentena podría tener un fuerte incremento en el número de enfermos.
La pandemia nos está mostrando toda su complejidad. Los rebrotes en países de Asia y Europa explicitan los enormes riesgos que hay sin una vacuna, que seguramente demorará en distribuirse. Todo indica que el mundo tendrá recurrentes rebrotes de coronavirus, un efecto propio de un mal altamente contagioso. La solución para el control de la pandemia pasa necesariamente por la disposición de una vacuna, un dato que impacta de muchas maneras y que significa que, por ahora, está lejana la posibilidad de retomar cierta normalidad. El mundo nos está mostrando que el covid-19 es extremadamente complejo de manejar y que tenemos meses duros por delante.
Durante los últimos días ha aumentado el ritmo de casos en nuestra región, en parte porque las medidas que se han ordenado no se respetan, como el uso de mascarillas y el distanciamiento social, lo que es posible de ver en las filas que se realizan frente a bancos, locales comerciales o servicios públicos. Parece que en momentos en que se preveía el auge de contagios, se relajaron los cuidados y aumentaron los riesgos. Luego de casi seis meses desde que llegó el coronavirus a Chile, es evidente que algunos han hecho caso omiso a los llamados para protegerse y evitar salir, para no contagiar ni contagiarse. Se ha informado de infectados que teniendo diagnóstico positivo de covid-19, de todas maneras salen y son sorprendidos en los controles sanitarios en las calles, transmitiendo el virus a otras personas. Otros han infringido las cuarentenas, las barreras sanitarias, toque de queda, las recomendaciones de distancia social o del uso de mascarilla.
Hay que recordar que a comienzos de agosto se promulgó la ley que modifica el Código Penal y que permite el endurecimiento de penas para quienes no cumplan con la cuarentena. Las autoridades tuvieron que recurrir a la modificación de la normativa legal, con el fin de acentuar la penalidad y a la vez aclarar algunos aspectos que eran de difícil aplicación al momento de sancionar a los infractores. La ley aumenta la pena de presidio mayor en su grado mínimo -de 61 a 540 días de cárcel- hasta 3 años de cárcel y las multas que podrán fluctuar entre 6 y 200 Unidades Tributarias Mensuales (300 mil a 10 millones de pesos) para quienes incumplan la cuarentena o medidas sanitarias, ya que con esos comportamientos, las posibilidades de volver a una relativa normalidad se alejan cada vez más. Es de esperar que durante la presente cuarentena haya un control estricto de los infractores y que la ciudadanía entienda la necesidad de cuidarse para poder superar la emergencia.
Durante los últimos días ha aumentado el ritmo de casos en nuestra Región, en parte porque las medidas que se han ordenado no se respetan, como el uso de mascarillas y el distanciamiento social, lo que es posible de ver en las filas que se realizan frente a bancos, locales comerciales o servicios públicos.