Fluctuaciones de los fondos de pensiones
Julio fue un mes malo para los multifondos de pensiones; todos registraron desempeños negativos, recogiendo la incertidumbre económica que ha generado la pandemia de coronavirus, el impacto del retiro del 10% del ahorro previsional y las versiones de parlamentarios que plantean que el Estado expropie esos dineros y se haga cargo de otorgar las pensiones, desechando el sistema de capitalización individual para volver al de reparto.
Cuando el país y los mercados muestran situaciones de inestabilidad, se refleja en el comportamiento de los fondos en los cuales todos los trabajadores tienen invertidos sus dineros, administrados por las AFP. Coincidente con estas distorsiones, desde marzo hasta junio se ha producido un notorio incremento de los traspasos de fondos de pensiones, alcanzando cifras históricas desde su creación. En marzo hubo casi 900 mil cambios de fondos y en los meses siguientes el ritmo se atenuó hasta llegar en junio a casi 658 mil. Los cotizantes trasladan sus dineros a las alternativas más conservadoras, pretendiendo con ello sortear de mejor forma las crisis.
A lo menos desde 1995, los expertos habían advertido que se requerían cambios en el sistema previsional que administran las AFP, considerando que el mercado laboral ha sufrido fuertes transformaciones. Son cada vez más las personas que trabajan en forma independiente, por cuenta propia, y que no están obligadas a cotizar para obtener una pensión de vejez. A la vez, la esperanza de vida de los chilenos ha crecido en forma considerable, respecto a la que existía en 1980, cuando nació el mecanismo previsional de capitalización individual.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), Chile es el país de América Latina con mayor esperanza de vida promedio, alcanzando 80,5 años, lo que convierte en el segundo de todo el continente americano, sólo por detrás de Canadá, cuyo promedio asciende a los 82,2 años. Chile es el único país de la región que supera los 80 años de vida, como media. Esto significa que los fondos que acumulan los trabajadores deben durar más años para financiar sus pensiones.
En los últimos años, el debate sobre las bajas pensiones se tomó la agenda pública. Los estudiosos del tema insisten en la necesidad de alargar el período laboral para mitigar el incremento de la esperanza de vida, y a la vez incrementar el porcentaje de cotización. De acuerdo con la legislación, los hombres se pueden pensionar desde los 65 años y las mujeres desde los 60, sin perjuicio de que los afiliados puedan hacerlo de manera anticipada en caso de que cumplan los requisitos estipulados por el sistema. Pero hoy, sólo alrededor del 16% de los trabajadores se jubilan después de los 65 años.
El reclamo por las bajas pensiones está centrado en el término de las AFP, pese a que el problema no son las administradoras, sino los bajos montos ahorrados, producto de reducidos salarios, de lagunas previsionales, de cotizaciones por un sueldo base y no por el total de dineros que perciben los trabajadores; porque quienes trabajan por cuenta propia no hicieron ahorro previsional y, como contraparte, van aumentando las expectativas de vida. Es decir, tienen menos ahorros y hay que hacerlos durar más años.
¿Cómo financiar entonces una mejor pensión y por un período de vida más largo? Circulan muchas ideas. Tal vez hay que crear incentivos para postergar el retiro, ya que los cambios demográficos, con baja tasa de natalidad y aumento de la longevidad, reducirán la fuerza laboral en los próximos años, con lo cual se hace indispensable generar las políticas públicas apropiadas para que los adultos mayores se mantengan en actividades remuneradas, aportando a la economía y mejorando sus condiciones de retiro. Algunos expertos plantean un cambio en la ley para que las AFP no cobren comisión cuando el afiliado siga cotizando y postergue la jubilación más allá de las edades legales, si se considera que la pensión puede crecer entre 7% y 9% por cada año adicional de cotización y postergación del retiro.
Desde 1995, los expertos advertían que se necesitaban cambios en el sistema previsional, considerando que el mercado laboral ha sufrido fuertes transformaciones. Son más las personas que trabajan por cuenta propia y que no están obligadas a cotizar, mientras ha crecido la esperanza de vida.