Dueño del Café Copacabana apostará por nuevo proyecto
Las últimas crisis obligaron a cesar actividades. Ronald Medina, propietario del establecimiento, dice que buscará reinventarse con un café de menor tamaño, en el Barrio Universitario.
Desde Coco Legrand y Don Francisco, hasta los expresidentes Frei y Lagos. La lista de personajes del medio nacional que desfilaron por el Café Copacabana, ubicado en calle Barros, a pocos metros de la Plaza de la Independencia, es enorme, pero no se podrá extender más, pues el icónico local cerrará sus puertas este 31 de julio, dejando en el pasado 29 años de historia.
Ronald Medina, dueño del establecimiento, lamenta la noticia, pero dice que su decisión se vio obligada por la competencia, el estallido social y la pandemia. Actualmente, reconoce que con suerte venden 40 cafés al día por medio de servicios delivery, hecho que les impide pagar siquiera la mitad del arriendo.
"Se siente mucha frustración porque he trabajado toda mi vida. Partí en esta calle (Barros Arana) con el ex Saladino, en 1981. Comencé con 26 años y hoy tengo 65 y me quedo sin mi fuente laboral (…) Todo esto produce un trauma, pero pienso que la vida nos da oportunidades", sostiene.
Pese a la incertidumbre que le significa dar este paso, Medina comenta que es probable que una vez culminada la emergencia o a mediados del próximo año vuelva a instalar un café en Concepción, pero alejado del centro, de mucho menor tamaño y sin el tradicional servicio de barra. El Barrio Universitario asoma como la mejor alternativa.
En primer lugar, cuenta, vive allí y, en segundo, cree que aquella zona reúne las condiciones ideales para aventurarse en un nuevo negocio. "Creo que hay que desplazarse a algún sector universitario, porque esto se ha ido descentralizando. Las personas se toman un café donde lo encuentran más cerca y punto. Por lo tanto, hay que ubicar algún sitio con un foco de público que funcione, y el Barrio Universitario es atractivo", asegura.
Si bien insiste en que cualquier proyecto futuro es una posibilidad remota, el histórico locatario penquista ya vislumbra las características de esta iniciativa. Dice que el nombre puede variar al actual y que, al tratarse de un recinto de menor escala, lo ideal será establecer un café de paso, en donde los clientes también puedan "cargar sus teléfonos, comprar un confite o servirse un sándwich envasado y seguir caminando".
¿OPCIÓN POLÍTICA?
Aunque dice que es bastante más lejana, otra opción que maneja el emprendedor tiene que ver con la política. "He pensado incluso en meterme a algo para aportar a la ciudad. Quizá, en una de esas, me dé por ser consejero regional", dice con una sonrisa.
En estos momentos Ronald Medina es apoyado por seis trabajadores, los últimos que quedan tras 29 años. En vista de este escenario, el también médico veterinario de profesión lamenta el poco apoyo gubernamental recibido para enfrentar esta crisis.
"A uno no le toca nada. Pienso que las medidas adoptadas desde el Gobierno han sido lentas y un poco exiguas, pero hay que tomar en cuenta que no somos un país con muchos recursos y que tenemos una economía que se venía tambaleando hace mucho", puntualiza.
A seis días exactos del cierre definitivo, Ronald Medina aprovecha la tribuna de Diario El Sur y agradece a la comunidad y a los clientes que tuvieron preferencia por su servicio: "Quiero agradecer a todas las personas que, de alguna u otra manera, estuvieron con nosotros, tanto por el Copacabana como por el Saladino, porque en el fondo yo cierro el Café, pero termino con una época que partió en 1981. Doy gracias al público y al Arzobispado, que me cobijó por 40 años. Solo me queda guardar gratitud y no resentimiento, porque eso no sirve de nada".