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Experto advierte las brechas tecnológicas entre los menores

Pedagogía poscovid: la nueva relación profesor-alumno

Andreas Schleicher, director de educación de la OCDE, dice que los estudiantes han perdido en promedio 46 días de clases a causa de la pandemia. La clave para enfrentar el nuevo escenario está en la autonomía y creatividad del docente, explica.
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Por Efe

La autonomía de los profesores para organizarse ha sido, junto a su capacidad en el uso de las tecnologías, la clave para adaptar la educación durante el confinamiento, a juicio del director de educación de la OCDE y "padre" de los informes PISA, Andreas Schleicher.

Schleicher advierte de la creciente fractura entre los alumnos que tenían a su disposición las tecnologías adecuadas, el apoyo de sus padres y la capacidad para aprender por sí mismos, y aquellos estudiantes que se han descolgado.

-¿Cuáles son las primeras conclusiones sobre cómo ha funcionado la educación durante las semanas de confinamiento?

-Hemos recopilado datos de 36 países. De media, sabemos que se han perdido unos 46 días de educación, que es mucho. En algunos países como España, todavía mucho más. Los sustitutos de la clase presencial, como las tecnologías digitales, el aprendizaje electrónico, la radio o la televisión, han sido aprovechados por algunos grupos de alumnos que disponen de un buen acceso a las tecnologías, que han contado con el apoyo de sus padres y que tienen motivación y capacidad para aprender por sí mismos. Estos han salido bastante bien de la crisis. Pero los alumnos que no tenían acceso a las tecnologías, ni apoyo parental y con dificultades para aprender por su cuenta han sufrido mucho. De forma que observamos una fractura creciente.

-¿Han percibido muchas diferencias entre países?

-Por supuesto. Hay países como Estonia, Singapur, China o Corea del Sur que rápidamente pusieron en marcha una alternativa.

-¿Esas diferencias se deben a que estaban más preparados tecnológicamente?

-Con la tecnología pero también con las capacidades de los profesores, que son también una parte importante de la educación. Hay sistemas educativos que les dan más responsabilidades. En Holanda, Finlandia o Estonia, incluso en tiempos normales los docentes pueden organizarse por su cuenta. Así es más fácil adaptarse. Mientras, en un sistema en el que todo está centralizado, a los profesores les cuesta más adaptarse. Por tanto, no es solo una cuestión de tecnología. Además, si se observa por qué en Asia las cosas han ido tan bien, es porque en esos países los profesores no se limitan a enseñar, sino que hacen muchas otras cosas. Tienen un muy buen contacto con los estudiantes, pasan tiempo con ellos fuera de clase, mucho tiempo preparando y evaluando las lecciones. Hay una cultura de la colaboración. Pasan mucho más tiempo que en Europa trabajando fuera de la clase.

-¿Cuáles han sido las peculiaridades en el funcionamiento del sistema educativo en China durante el confinamiento?

-Hubo una reacción muy rápida. Si se piensa que en un mes China puso a 50 millones de estudiantes en línea, resulta muy impresionante. No fue tanto una cuestión de tecnologías, sino que los profesores de forma activa desarrollaron e innovaron a partir de una base tecnológica. No se esperaron a que alguien les dijera lo que tenían que hacer, sino que fueron muy activos con nuevas medidas y con la aplicación de tecnologías.

-¿Ha sido un error no reabrir las escuelas?

-Creo que no se podía simplemente reabrir las escuelas como antes. Hay que aplicar el distanciamiento, un aprendizaje semipresencial, no se pueden tener tantos estudiantes en el aula, hay que combinar el aprendizaje en la escuela con el aprendizaje en casa. Pero si se hace eso, es mucho mejor reabrir las escuelas rápidamente en lugar de esperar más. Hay que pensar que un año de escolaridad menos equivale a una pérdida de entre un 7% y un 10% de los ingresos durante la vida laboral. Por tanto, creo que habría que hacer una reapertura rápida, pero con ajustes que sean compatibles con la situación actual.

-¿Se ha creado una gran fractura entre los alumnos que han desertado y los otros?

-Los que han desertado probablemente ya se habían rezagado antes de la crisis, de forma que salen doblemente penalizados. Por eso, cuando se reabren las escuelas, si no se puede acoger a todos los alumnos, al menos hay que recibir a estos estudiantes. Hay que asegurarse de que tienen un sitio adonde ir. Porque la escuela no es solo el lugar para el aprendizaje académico, es también muy importante para la socialización.

-¿Qué métodos hay que utilizar con esos alumnos?

-Necesitan una atención especial de los profesores, y también de los trabajadores sociales y de los psicólogos.

-¿Cuáles son las consecuencias para los alumnos, en especial para los más pequeños, del distanciamiento que se aplica ahora en las escuelas?

-Es difícil, en particular para los más pequeños con los que hay que tener un contacto estrecho, una buena relación entre profesores y estudiantes. Debemos ser conscientes de que en este momento hay que llegar a compromisos. Los profesores tienen que innovar para mantener proximidad con los alumnos, con los que no pueden estar cercanos físicamente. No me parece imposible. Hay buenos ejemplos.

-¿Cuáles son las consecuencias de la educación a distancia para los alumnos?

-El problema es que si no te gustaba la escuela presencial, con la tele-educación no serás un buen estudiante. Hay que tener capacidad de aprender por uno mismo. Si estás en un sistema escolar en el que cada día los profesores te dicen lo que tienes que hacer, cuando te ves solo delante del computador no sabes por dónde empezar. La educación a distancia es muy difícil para los jóvenes que no han experimentado un aprendizaje independiente.

-¿Es necesario ahora preparar un protocolo de enseñanza para el caso de un nuevo confinamiento o hay que evitar esa situación a toda costa?

-Soy bastante optimista. No creo que tengamos que repetir un confinamiento general. Pienso que habrá clases individuales que cerrarán, que habrá más evaluaciones individuales de alumnos y profesores. Que habrá una adaptación más inteligente para gestionar la crisis. Que en la próxima ola, porque es bastante probable que haya un rebrote del virus, se afrontará con más preparación en la mayor parte de los países.

-¿Cuáles son las prioridades en la preparación de los profesores?

-Los profesores deben ser creativos para diseñar un aprendizaje innovador, no es solo una cuestión de tecnología. Tienen que conocer a sus alumnos. En el pasado los estudiantes venían a clase, se sentaban delante de ti y simplemente estaban presentes. Ahora los alumnos están solo presentes si reaccionas a ellos, si entiendes quiénes son, si entiendes sus sueños, sus pasiones. Los profesores deben pensar mucho más en la dimensión social del aprendizaje, en el desarrollo emocional de los estudiantes. Los alumnos se acordarán de los profesores que supieron reaccionar en esta crisis, los que se pusieron en contacto con ellos, los que construyeron una forma de relación.

-¿Qué le parece la inteligencia artificial como método de aprendizaje? ¿Puede sustituir a los profesores de alguna forma?

-La inteligencia artificial y la tecnología pueden amplificar y acelerar un buen aprendizaje, pero no sustituyen un mal aprendizaje. El aprendizaje no es un fenómeno transaccional, es siempre un fenómeno relacional. La tecnología puede ayudar y ampliar la capacidad de los buenos profesores, puede hacer el aprendizaje más interactivo, más divertido, más adaptativo. Pero esta crisis ha puesto en evidencia que sin buenos profesores no hay un buen aprendizaje.

Una libélula, clave para explicar la sonrisa de "La Mona Lisa"

Un profesor de genética estudió la capacidad visual sobrehumana de Leonardo da Vinci para captar movimientos.
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La capacidad visual de Leonardo da Vinci para captar movimiento era increíblemente inusual hasta el punto que fue capaz de observar las características del vuelo de la libélula cientos de años antes de que las cámaras de alta velocidad ayudaran a hacerlo, según un estudio dado a conocer esta semana.

El autor del estudio, David Thaler, profesor de Genética, Microbiología y Biotecnología de la Universidad de Basilea (Suiza) e investigador de la Universidad Rockefeller (EE.UU.), explica que esa capacidad visual de Da Vinci podría explicar finalmente la enigmática sonrisa de "La Mona Lisa", una de las pinturas más conocidas del artista.

"Hay muchas teorías sobre la enigmática sonrisa de La Mona Lisa. Y creo que en parte es porque fue capaz de captar a alguien que está empezando a sonreír en vez de una sonrisa completa. Es muy difícil recordar el momento en que alguien está en el proceso de sonreír", explica Thaler.

El profesor estadounidense pone el ejemplo de cuando alguien trata de recordar la cara de un ser querido: es fácil reconstruir en la mente el rostro de esa persona sonriendo, pero es casi imposible reconstruir el momento en que empieza la sonrisa. "Creo que eso es lo que Leonardo era capaz de hacer", dice.

FRECUENCIA DE PARPADEO

La extraordinaria capacidad visual que permitió a Da Vinci congelar en su mente el vuelo de una libélula o capturar el fugaz momento en que una persona empieza a sonreír es explicado por Thaler con el concepto psicofísico de "critical flicker fusion frequency" (CFFF) o frecuencia crítica de fusión de parpadeo. El CFFF puede definirse como la frecuencia a la que una luz parpadeante es percibida como continua.

Para un ser humano normal, el ámbito de CFFF se encuentra entre 20 y 40 flashes por segundo, lo que se expresa en hercios (Hz). En las personas más perceptivas, la cifra es de poco menos de 50 Hz. Por eso, cuando miramos una película que se proyecta a entre 48 y 72 imágenes por segundo los fotogramas individuales son percibidos como una continuidad.

De ser cierta la teoría de Thaler, si Da Vinci viera una película en una sala de cine o en una televisión, que normalmente funcionan con una frecuencia de 60 Hz, el artista italiano habría sido capaz de observar los fotogramas de forma individual.

Para el profesor, la clave en que se basa su teoría está en los propios escritos de Da Vinci, ya que al escribir sus observaciones sobre el vuelo de las libélulas, el artista explicó que "la libélula vuela con cuatro alas y cuando las del frente están elevadas, las traseras están bajadas", según recoge en "Leonardo da Vinci: The Biography" uno de sus principales biógrafos, Walter Isaacson.

Thaler se preguntó cómo pudo Da Vinci realizar esa observación en el siglo XVI, cuando los científicos solo pudieron ver esa característica del vuelo de la libélula cientos de años después cuando en el siglo XX las cámaras de alta velocidad capturaron el movimiento con centenares de imágenes por segundo.

Thaler analizó la agudeza visual en tres aspectos: espacial, espectral y temporal.

El estudio de Thaler concluyó que Da Vinci no tenía capacidades inusuales en estos dos aspectos visuales, pero las pruebas señalan que en el tercero, la agudeza temporal expresada como CFFF, el artista renacentista sobresalía sobre la media de humanos. De manera informal, en los veranos de 2018 y 2019 Thaler intentó ver esa característica del vuelo de la libélula con sus propios ojos, como hizo Da Vinci hace más de 500 años.

Opinión

El rol de los padres actuales

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En el Día del Padre, reflexionar sobre este rol masculino, se convierte en una oportunidad para instalar varias ideas beneficiosas para la familia.

En primer lugar, quiero recordar que la Convención Internacional de los Derechos del Niño, señala en el artículo 18 que "los Estados miembros deben velar porque ambos padres sean igualmente responsables del cuidado del niño/a". En otras palabras, se concibe la corresponsabilidad en la crianza no solo como una obligación de los padres, sino también como un derecho que cada niño y niña tiene al nacer.

En segundo lugar, cuando se habla de paternidad es difícil ignorar los derechos y necesidades de las mujeres, en quienes tradicionalmente recae el rol de cuidadora y dueña de casa. La Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT), señala que en todas las regiones de nuestro país, las mujeres destinan 3,2 horas en promedio más que los hombres a realizar trabajos no remunerados asociados al hogar, lo que claramente afecta su calidad de vida.

En tercer lugar, si las formas tradicionales de masculinidad se definen en oposición a lo femenino y a los roles de cuidado, ¿qué sucede cuando los hombres se involucran más activamente en el cuidado de las personas y la crianza de los hijos e hijas?

Diversos estudios dan cuenta de los beneficios que tiene para la familia el hecho de que el padre tenga una presencia de calidad en la vida de sus hijos e hijas, en áreas tan relevantes y significativas, como por ejemplo, en el desarrollo de las habilidades sociales, el aumento de la autoestima, la disminución de problemas de conducta y una mayor tolerancia al estrés, entre otros, lo que repercute en mejores índices de salud mental y física, desarrollo cognitivo, motivación para el estudio y otras actividades extraacadémicas.

Esta es la invitación que queremos hacer en este día del padre, especialmente en el tiempo de confinamiento en que estamos viviendo, donde debemos trabajar en conjunto en la promoción de la participación de los padres en el cuidado y crianza de sus hijos e hijas, de una manera activa. Solo de este modo, nuestro país irá avanzando hacia una educación respetuosa de las niñas y los niños y así también, en la corresponsabilidad al interior de las familias, con el fin de construir una cultura de mayor igualdad entre mujeres y hombres y con ello una sociedad con equidad de género.

Marissa Barro Queirolo Seremi de la Mujer y Equidad de Género