La relevancia del distanciamiento social
Esta semana -junto con la inquietante alza de casos de contagios y fallecimientos por coronavirus que se ha dado con especial intensidad en la Región Metropolitana, y en una curva ascendente también en zonas de Biobío- algunas de las imágenes que más preocupación han causado entre los expertos se vinculan al relajamiento de las medidas de distanciamiento social, que tanta importancia tienen para evitar la propagación explosiva del covid-19.
A escala regional, medios como EL SUR y usuarios de redes sociales han dado a conocer insistentemente fotografías de espacios públicos donde se rompen absolutamente las recomendaciones mínimas de distanciamiento, como filas de supermercados, bancos y cajas de compensación o el transporte público, como en algunos horarios punta del Biotrén.
En esos lugares, ha sido común ver cómo las personas permanecen prácticamente una tras otra, sin resguardar un mínimo espacio entre ellas y, en algunos casos incluso sin usar adecuadamente la mascarilla, factor clave para que el uso de este implemento de protección tenga una real efectividad y no solo represente una sensación de falsa seguridad.
Han sido diversos y prestigiosos estudios los que han enfatizado que la aplicación de reglas de distanciamiento y su cumplimiento estricto -junto con pruebas intensivas y el rastreo temprano de los contactos de los nuevos infecciones- configuran la mejor fórmula para ayudar a contener la propagación del virus.
Pese a ello, como se sabe que lo más probable es que el virus haya llegado para quedarse y que resurja de manera intermitente a medida que las estaciones se desarrollen, hasta que haya una vacuna disponible se requerirá enfatizar estos factores. Y, en particular, respecto del distanciamiento físico es donde sin duda toda la ciudadanía más puede aportar.
Se debe recordar que el distanciamiento social -también llamado distanciamiento físico para hacer énfasis en que no se trata de perder el contacto con las personas a través de otras vías como el uso de tecnologías- significa mantener el espacio entre personas que se encuentran fuera de sus hogares.
Para practicar el distanciamiento social o físico la mayoría de las recomendaciones internacionales apuntan a una distancia de casi dos metros (6 pies), no reunirse en grupos y mantenerse alejado de lugares concurridos, así como evitar reuniones masivas. Algo que, aunque parezca insólito en tiempos de una pandemia de efectos tan brutales, no se ha respetado en ciertos casos como el de recientes ceremonias religiosas en la zona.
Los expertos son categóricos: mantener el espacio entre personas es una de las mejores herramientas que tenemos para evitar estar expuestos al virus y retrasar su propagación a nivel regional, y en todo el país y el mundo.
Además, dado que las personas pueden transmitir el virus antes de saber que están enfermas, es importante mantenerse alejado de los demás cuando sea posible, incluso si ninguno tienen síntomas. El distanciamiento social, por cierto, es especialmente importante para las personas que tienen un mayor riesgo de enfermedad grave por coronavirus.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (uno de los países más golpeados por la enfermedad) han enfatizado que este coronavirus se propaga principalmente entre personas que están en contacto cercano durante un período prolongado.
La propagación ocurre cuando una persona infectada tose, estornuda o habla, y las gotitas de su boca o nariz se lanzan al aire y aterrizan en la boca o la nariz de las personas cercanas. Las gotas también se pueden inhalar a los pulmones. Estudios recientes indican que las personas que están infectadas, pero que no tienen síntomas, también juegan un papel en la propagación de la enfermedad.
Así, es posible que una persona pueda contraer covid-19 al tocar una superficie u objeto que tiene el virus y luego tocarse la boca, la nariz o los ojos. En ese escenario, el distanciamiento social ayuda a limitar las oportunidades de entrar en contacto con superficies contaminadas y personas infectadas fuera del hogar.
Una medida clave para medir el éxito de las intervenciones de distanciamiento social es si se exceden las capacidades de atención crítica de salud.
La experiencia del brote de Wuhan, origen del virus en China -por ejemplo- indica que las capacidades de atención crítica, incluso en países de altos ingresos, pueden superarse muchas veces si las medidas de distanciamiento no se implementan de manera rápida o lo suficientemente fuerte.
La evidencia científica es categórica: junto con las pruebas intensivas y las intervenciones tempranas de los clusters el distanciamiento social -que incluye el cierre de escuelas y lugares de trabajo y la limitación del tamaño de las reuniones- es la manera más importante en que cada ciudadano puede hacer su contribución para evitar la propagación explosiva de la enfermedad. Y como es altamente posible que esto deba durar por muchísimo tiempo y sea parte de lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha llamado la "nueva normalidad" es tan importante que tomemos real conciencia de la responsabilidad individual que también nos cabe en un problema que -por lejos- es el mayor desafío sanitario que ha enfrentado la humanidad en las últimas décadas.
Como se sabe que lo más probable es que el virus haya llegado para quedarse y que resurja de manera intermitente hasta que haya una vacuna disponible, se requerirá enfatizar la aplicación de las normas del distanciamiento. Algo donde, sin duda, toda la ciudadanía puede aportar.