Jorge González sube al escenario del Espacio Marina, en Talcahuano, asistido por sus más cercanos y entona, perfectamente, "Es otra noche más, de caminar. Es otro fin de mes, sin novedad...", entre los aplausos de una emocionada concurrencia. Así comenzaba el homenaje en este magno concierto al aire libre, del sábado 25 de enero, dando inicio a un nuevo ciclo de vistas del ídolo nacional.
Desde esa primera vez de octubre de 1984, cuando vino -en su primera gira fuera de Santiago- a regalarnos su música en el Aula Magna. Muchos años después, esta música se hizo partitura, a cargo de Roberto Rivas, en un reconocimiento musical a su vida y obra. Expresión de respeto y admiración desde el propio pueblo. Un abrazo de cariño y agradecimiento de su propio público, simbolizados en un trofeo conmemorativo del programa radial de Radio UdeC, organizador del evento, "La ampolleta encendida", junto a un cuadro con su retrato; ambas obras del artista tomecino, Freddy Agurto.
Se dispuso entonces, la orquesta Clásica, dirigida por Luis Pavez. Se unió la banda, Los Presos. Y el impecable Álvaro López salió al escenario a interpretar una selección de casi 20 canciones, bajo la atenta mirada de Jorge quien -en primera fila- disfrutó del concierto en su homenaje..
Tanto le gustó venir a nuestra ciudad, que al poco tiempo decidió volver a visitarnos, con ganas de compartir con sus viejos amigos, a propósito de la realización de REC.
Instalado en una perfecta locación penquista, con una amplia panorámica de la ciudad, sus edificios, casas, el río y la tetas del Biobío, como telón de fondo, el ex Prisionero disfrutó de la visitas de viejos amigos musicales: Jorge "Yogui" Alvarado, Mauricio Melo y Carmen Gloria Narváez. Tuvo también un pequeño viaje por la ciudad y sus alrededores, circulando por carreteras y paseando frente al mar, hasta aterrizar en la casa donde, figurativamente, habría vivido Syd Barret, según los versos de su tema, "Concepción".
Allí, en una amplia sala, con equipos, cables, teclados, guitarras y batería instaladas, tuvo la posibilidad de escuchar a algunos alumnos del Taller de Rock de Mauricio Melo, conocer a un par de integrantes de la banda La Julia Smith y reencontrarse con el afamado guitarrista local, Francisco "Pollo" Muñoz.
Fue en una de estas reuniones amistosas que Jorge quiso que lo entrevistara. Esto fue lo que conversamos:
-Sí.Algunos pensarán, ¿dónde me voy de vacaciones? ¿Al Caribe? No, a Conce. Acá vengo a pasarlo bien.
Tocaba Miranda. Por eso tomé la decisión. Pero yo no quise ir a ver a Miranda. Mucha firma. Mucha foto.
Sí, lo escuché. Sin querer. Me quedé dormido escuchándolo.
Que en Conce, más allá del rock, exista buena música, me parece impresionante. Y es un honor venir pa' acá. Y saber que mi música también ha pegado por estos lados, alguna vez.
-Lo bueno es que Los Prisioneros no eran una copia de Sex Pistols o The Clash. Era una banda auténtica. Una banda de verdad. Desde su primer momento. Pero además, sonaban muy bien. Ensayábamos harto, sí.
Ahí está el truco. Música y letras juntas. Una música que complemente la letra o sea opuesta, pero que juegue con ella. Yo creo.
-No, melodía primero, después letra y después arreglos. Pero, algunas se me han venido solas, letra y melodía, como en un sueño.
-Como que las canciones se vienen. "¿Por qué no se van?", por ejemplo. Nació así. "Concepción", "Mi casa en el árbol". Son canciones que nacieron de sueños, en realidad y me enorgullece haberlas hecho. Porque no es fácil.
-Sí, cierto.
-Yo creo que es un mensaje común que me tocó transmitir. Y siento que debo ser humilde ante este deber.
-Sí, un deber.
-Porque soy un privilegiado.
-Van meses de los cabros peleando contra los pacos, que van brutales, y no pasa nada. No sueltan nada en el Gobierno. Hay que botar este Gobierno, yo creo. Fuera Piñera. O si no, no habrá paz social.
-Yo creo que ese Plebiscito es nada más ganar tiempo ellos, para seguir saqueando. Pero, es lo único que tenemos y podemos darlo vuelta, yo creo.
-Va a ser algo muy positivo.
-Cierto. Nos está engañando, pero si no, no le harían campaña al "rechazo".
-¿Todo, todo? Que trataron, pero yo creo que se les fue de las manos, como todo. No pensaron que la gente iba a estar contenta con una nueva Constitución. Pensaron que muchos más iban a querer la misma. Yo creo. Y no ha sido tan así, parece.
-La Mon Laferte, que ha sido una diosa. Aparte de ser buena música, es buena persona, se nota. Porque ella podría ser mucho más careta, tiene harto que perder y es completamente de palo. Me encanta eso. La felicito a ella. Y todos los demás que salen: la Francisca Valenzuela, el Kramer. Toda la gente que ha salido manifestándose, muchas gracias. Porque tienen mucho que perder. Y lo hacen igual. Como que ya lo hubieran perdido todo.
-Sí, pero yo pensaba que yo era muy visible. Esa era mi protección. Que era muy famoso. Era como Luis Miguel, Sol y Lluvia, esa onda. The Clash, Duran Duran (risas).
-Sí, también. Me llamaban a la casa de mi mamá amenazando. Pero son palabras no más. Yo me imagino una película de Los Prisioneros donde salieran gente disparando en los conciertos. Agrandando el mito. Sería divertido. Pero, una película cómica.
-Era pura fantasía, no más. Que me venía siguiendo unas camionetas. Que ellos habían chocado con nosotros y se les habían caído los gorros y decían, "prensa", por debajo. Pero, en esa época, cualquiera pensaría que les pudo pasar eso a Los Prisioneros. Esa es la gracia. Que pareciera cierto. Que la comedia parezca cierto (risas).
-No, yo creo que su misma visibilidad los protege. Nadie le va a hacer nada a la Mon Laferte. Sería mucho. Sería estúpido.
-Siento muy lindo que esas canciones tengan ese eco. Que no es el eco de la fama, no más, sino el prestigio. Va más allá de ser un famoso, no más. Viene a ser como una especie de servidor del pueblo. Yo pongo las canciones. Eso es lo que se hacer. Por suerte que lo pude hacer. Me ha dado esta jubilación feliz, ahora. Estoy jubiladito y contento. Porque me enfermé y no pude cantar más, pero me lo tomé como una buena jubilación temprana. Me ha resultado así. Ando ahora de Conce, de pura fiesta, no más.
Denise Rosenthal, Mon Laferte. Eh. ¿Cómo se llama el reguetonero? Bad Bunny. Me encanta.
-Cuando pasen 20 años vamos a escuchar los temas buenos que dejó el reggaeton y todos vamos a decir, "qué bueno que era", yo creo. Pero, ahora está demasiado de moda para verlo.
-Yo creo que a los gobiernos les conviene criminalizar al pobre. Es decir, el pobre es así, machista. Y no es así. Pero quieren ponerlo ahí. Como el hip hop criminalizó a los negros en Estados Unidos. Lo tuvieron preso, podría decirse. Preso de la fama.
-Pero, en la música ya se venía manifestando una apertura, hace rato ya. Buenos discos, buena gente. El Pedro Piedra, el Gonzalo Yáñez, toda esta gente, que hace música muy buena y no necesitaron una crisis para eso. Pero, yo creo que con la crisis se va a acrecentar el canto. La gente sabe que importa. Cuando escuchan a Víctor Jara, saben que importa lo que dice. Que los ayuda.
-Yo creo. Y es que ya hubo. Está siendo. Un cambio escrito en las calles. La gente sale a protestar, también baila y se expresa de otra manera. Es como quieren mostrarse: "Miren este soy yo". Sí, así son. Y así están siendo.
-Cierto, porque ellos pueden, no tienen miedo de que los echen. No tienen trabajo. Es la mejor manera de no temer que te echen: no tener trabajo.
-...
-Sí, eran los jóvenes. Siempre son los jóvenes.
-Todos fuimos jóvenes también. Además.
-Más hiphoperos. No tan rocanrolero. Rocanrolero es más burgués. Hip Hop es más de la calle. ¿Viste que el Hip Hop entró muy bien acá? Yo creo que porque Pinochet, en la época de la disco, trajo a Hues Corporation, a KC, Earth, Wind & Fire, creo que vino. Entonces, los cabritos de acá mamaron del soul de primera mano. No lo que llegaba de Estados Unidos, sino lo que traían acá. Y estaban abriendo las puertas a un movimiento que era gay, de mujer y latino, principalmente. Por eso lo cerraron. Y volvió el heavy metal, horrible música. De hombres. De pendejo hueón. Como son los pacos. Esa energía.