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El coronavirus: El cisne negro de la economía actual

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Más incertidumbres que certezas es lo que ha traído a la economía actual la crisis gestada por el coronavirus que afecta principalmente a los habitantes de China pero, que como casi todo en este mundo actual, ya está atravesando fronteras.

Esta situación, afecta a diversos actores en prácticamente todas las latitudes mundiales, sin embargo, si nos centramos en la economía local, la situación no es auspiciosa, ya que en diversos productos de exportación chilenos, China es uno de los principales destinos, como por ejemplo, el salmón, las uvas, las cerezas y lo que nos compete el cobre.

Ante ello, si bien en los últimos días el precio del metal rojo se ha presentado con una leve alza, una vez más nos damos cuenta de que si China no quiere, Chile no puede. Se especuló durante la jornada de ayer que el país asiático habría solicitado atrasar los despachos de cobre, sin embargo, eso fue desmentido por la Comisión Chilena del Cobre, Cochilco. Otro dato no menor es que los precios de los metales han ido a la baja drásticamente desde diciembre a la fecha, marcando cerca del 10%.

Pero el tema va más allá, si nos ponemos en el peor escenario y que esto sea una realidad, pensando en lo que ha estado sucediendo en China, como que puertos y aeropuertos están cerrados por temor al virus mortal y que nadie quiere ir a ese país; 12 ciudades están declaradas en cuarentena, y funcionarios sin poder trabajar; ha bajado el gasto interno sobre todo en la celebración de año nuevo chino; el índice de Shanghái se redujo un 8%; el Banco Central Chino con el nerviosismo decretó una rebaja en las tasas de interés con un monto aproximado de US$ 22.000 millones la lista suma y sigue.

Si el brote de SARS marzo del 2002 es una lección aprendida, el consumo de cobre de China podría disminuir en aproximadamente 500.000 toneladas como resultado del coronavirus, siempre y cuando se logre controlar pues a la fecha es un cisne negro incontrolable.

El coronavirus está comenzando a tener un impacto en las cadenas de suministro y es difícil para los cargadores encontrar embarcaciones para ir a China. Pero si los exportadores logran llevar sus productos a los puertos chinos, enfrentarán dolores de cabeza al descargar cargas y transportarlas desde los muelles a los usuarios finales.

Desde nuestra mirada, si pensamos que China es el mayor comprador del mundo de materias primas, y especialmente el cobre que producimos, ¿qué pasaría si ya no nos compran o si no permiten el ingreso del metal por problemas de logística, por problemas de puertos cerrados o, barcos que regresan desde el país asiático se ponen en cuarentena tal como hizo Australia? Lo que está claro es que los esfuerzos para contener el virus está limitando drásticamente la actividad económica de China que tendrá múltiples efectos en el PIB y en las cadenas de suministro de productos básicos.

La respuesta es obvia. Pero lo que al parecer no es claro para muchos es qué hacer para no seguir dependiendo tanto de los chinos en este caso. Una vez más hago un llamado a pensar en industrializar el cobre que se produce en Chile y otros metales mediante una política pública e incentivos a la inversión.

Hay que buscar nuevos mercados y diversificar los mercados compradores; contar rápidamente con un nuevo modelo de negocios y estrategia para el cobre y otros metales; a esto se suma la urgente necesidad de crear una Bolsa de Valores para transar prospectos mineros; implementar rápidamente una exploración geológica en todo el país a fin de diversificar la cartera de metales por región; y contar con incentivos para que los inversionistas con fábricas de bienes se instalen en chile esto es urgente en base a una política pública.

China ya no crecerá del orden del 6% y eso significará una menor demanda de metales bases entre ellos cobre; además se han cerrado las fábricas de automóviles normales y eléctricos, lo que también hace que la demanda del metal rojo tienda a la baja.

Espero que ante este lamentable panorama se tomen las medidas en forma anticipada y no repitamos los errores anteriores. Debemos implementar medidas con anticipación y no una vez que los hechos se han consumado. El país espera decisiones, en base a la economía del Bien Común, en donde la dignidad a las personas, a la sociedad y al planeta sea aplicada correctamente. El fantasma de un cisne negro para Chile es una realidad.

Presidente

Cámara Minera de Chile.

Índice de Electricidad, Gas y Agua creció 2,7%

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El Índice de Electricidad, Gas y Agua (Iega) de la Región del Biobío presentó en diciembre pasado un crecimiento interanual de 2,7%, a raíz de la mayor actividad de los sectores electricidad y gas, que contribuyeron con 2,768 puntos porcentuales positivos al indicador, según informó el Instituto Nacional de Estadísticas, (INE).

Respecto al mes anterior, el Iega anotó un alza de 4,1%.

El organismo estadístico observó que en el año 2019, el Iega anotó una disminución de 3,4% en relación a igual período del año anterior, motivada por la contracción del sector Electricidad (-5,2%).

En cuanto al Índice de Electricidad en el Biobío, éste experimentó un incremento de 2,8% en doce meses, variación que se explicó por el aumento que presentó la generación de energía eléctrica.

En cuanto a la generación de energía eléctrica en la Región, el INE consignó una expansión de 3,3% en relación a diciembre del año anterior, influenciado por el crecimiento de la energía con fuente térmica, que exhibió un ascenso de 20,6%, principalmente, por la mayor producción de energía con carbón.

RETROCESO

Por su parte, la energía hidroeléctrica anotó un retroceso de 6,5% en doce meses, incidida por la disminución de la energía de tipo pasada y embalse.

Sobre el Índice de Distribución de energía eléctrica, ésta registró una contracción interanual de 2,8%, debido al menor consumo de electricidad de los destinos Industrial (-20,6%) y Comercial (-11,8%). Mientras que los sectores Agrícola, Residencial y Otros anotaron incremento.

Según participación de diciembre de 2019, el sector Residencial fue el que más contribuyó en el total de distribución de energía regional, con el 41,0%, seguido de Otros (29,7%) y del sector Comercial (15,6%).

Por su parte, los destinos Industrial y Agrícola acumularon el restante 13,7%.