Equipo UCSC usará biomasa residual para producir pellets de combustión
Por el clima de la zona centro y sur de Chile, la necesidad de calefaccionar los espacios es una inminente para los meses de otoño e invierno. Y las estufas a leña están entre las más usadas en las regiones sureñas como el Biobío; no obstante, éstas emiten material particulado, lo que produce contaminación al ambiente, afectando la calidad del aire y salud de las personas.
Así, la saturación ambiental se ha transformado en un grave y latente problema, poniéndose en marcha (o pronto) planes de descontaminación en diversas ciudades, como Los Ángeles y Concepción, donde uno de los pilares es el recambio de los sistemas de calefacción a leña (en miras a prohibirlos) por aquellos a pellets.
Ante este contexto, investigadores de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC) ideó un proyecto que se ha hecho realidad mediante la adjudicación de un Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) del Gobierno Regional del Biobío. Se trata de "Biobío Pellets", con plazo de ejecución de 2 años (empezó en octubre de 2019), en el que trabajan expertos de las facultades de Ciencias, Ingeniería, y de Ciencias Económicas y Administrativas de la casa de estudios, y cuyo gran objetivo es "utilizar biomasa alternativa para producir pellets para combustión de domiciliaria", precisa Laura Azócar, directora del proyecto FIC, académica de la Facultad de Ciencias.
LAS ARISTAS DEL PROYECTO
Para llegar a la gran meta son varias las aristas que considera la iniciativa y primero cuenta que se va a "estudiar biomasa residual que se genera desde plantaciones forestales y del bosque nativo (como la de podas) para su uso en la producción de pellets para la combustión".
Comenta que, además, trabajarán con pymes productoras de pellets de la región y la idea es contribuir a obtener productos de mejor calidad al mejorar los procesos para que sean más sostenibles y sustentables, y que incorporen tecnologías con sello local, pues "en el proyecto está incorporado el estudio de un sistema geotérmico y fotovoltaico para el secado de la biomasa (parte importante del proceso para producir pellets)". Sobre ello, aclara que si bien a nivel internacional hay tecnología disponible que permite tener procesos productivos más eficientes y eco-amigables, "a nivel local tenemos procesos que son más bien artesanales. Pero, podemos mejorar los sistemas de molienda de la biomasa, secado o remoción de residuos que vengan en ésta y podrían ir desmedro de la calidad del pellet obtenido", asegura.
La iniciativa también considera la capacitación y difusión, para lo que se trabajará con un colegio municipal de Lota, haciendo un recambio del sistema de calefacción que tienen, pasando de gas a uno a pellet, y en paralelo irán educando a los escolares para que conozcan y se apropien de este tipo de calefacción, y les hablen a sus familias o entornos, actuando como agentes de cambio.
En dicho aspecto, la directora del proyecto afirma que se ha visto que en una población nacional acostumbrada a la leña ha habido reticencia y ha costado la implementación de las estufas a pellets, pero que los niños son el futuro y se sabe que son más flexibles a los cambios y también muy buenos promotores, teniendo una capacidad de impacto en los adultos que es muy alta cuando hablan con interés y empoderados sobre un tema.
En el trabajo con el establecimiento, "partiremos implementando el sistema usando los pellets convencionales (que ya existen) y la idea es que después podamos usar los que desarrollemos", detalla Laura Azócar, por lo que los avances con la comunidad escolar irán a la par con los del proyecto y también servirá como una prueba de campo de éste.
POTENCIALES IMPACTOS
Ana Narváez, directora alterna de "Biobío Pellets" y académica de la Facultad de Ingeniería, explica que el desarrollo de este proyecto, que es uno de los hitos en el marco de un centro de investigación en energías que está desarrollando la UCSC, apuesta por tres grandes impactos.
El primero que menciona tiene que ver con la descontaminación ambiental al cambiar el uso de leña por pellet.
Además, afirma que se apuesta por obtener beneficios ecosistémicos del uso de la biomasa residual de plantaciones forestales y de bosques, buscando contribuir a combatir los incendios forestales, pues explica que estos residuos contribuyen a que se produzcan y exacerben este tipo de eventos que, rápidamente, pueden terminar en devastación y catástrofe. Algo que se ve cada año en los veranos de la Región del Biobío y otras de Chile, y las últimas semanas no han sido ninguna excepción.
En tercer lugar, Narváez dice que quieren favorecer el desarrollo local al mejorar los procesos productivos y resultados de las empresas mediante la incorporación de energías limpias, promoviendo así una cadena productiva más económica, sustentable y tecnológica, y por tanto más competitiva.
ROL DE LOS PELLETS
Pero, ¿por qué los pellets son tan relevantes para la calefacción y descontaminación? Las líderes del proyecto concuerdan en que sobran razones para hablar del rol que están cumpliendo.
Un punto es que "la estufa a pellets tiene una eficiencia superior al 90% y la a leña de 50%. Además, la disminución del material particulado 2.5, que es el que genera enfermedades respiratorias e incluso cáncer, es drástica al hacer el recambio de leña a pellets", asegura Laura Azócar.
Explica que el pellet se produce por una densificación de la biomasa gracias a la lignina, componente que al llegar a cierta temperatura hace que se pueda aglomerar, generando un producto de baja humedad (menor al 10%) versus la leña que puede superar el 50%, y mayor certeza sobre la composición del producto que ha pasado por distintos procesos.
Esto no es posible en la leña, sostiene Ana Narváez, pues un usuario al adquirirla no sabe de dónde proviene, qué tan húmeda está o si contiene otro residuo; desconocimiento que deriva en falta de control que exacerba el riesgo de contaminación. Con el proyecto miran a la profesionalización de la producción local de pellets, la estandarización de los procesos y con ello obtener productos que puedan ser certificados, lo que permitirá que el usuario sepa exactamente qué está ocupando para calefaccionar, su composición y lo que está emitiendo, finaliza la académica.