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Las ventajas y desafíos del tren de carga

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Para muchos puede resultar extraño que quienes nos dedicamos a una actividad pesada en la industria regional, como es el transporte ferroviario de carga, levantemos la mano en el "Día Mundial por la Reducción de Emisiones", también llamado Día Mundial de la Acción frente al Calentamiento Terrestre.

Sin embargo, y aunque es poco conocido, el transporte ferroviario de carga es cuatro veces más eficiente en la utilización de combustible que el transporte terrestre a través de camiones y un tren emite casi 80% menos de CO2 que un camión, reduciendo sus emisiones en la misma proporción y atenuando la huella de carbono.

Un ferrocarril de carga puede movilizar el equivalente a 80 camiones y exhibe otras ventajas que contribuyen también a mejorar la calidad de vida en las ciudades, especialmente en aquellas más congestionadas, ofreciendo a la vez más y mejores condiciones de seguridad que otros tipos de transporte.

De acuerdo a las cifras disponibles, la accidentabilidad por tonelada movilizada del tren de carga es veintiún veces inferior en relación a los camiones y, al circular por vías segregadas de las calles, el ferrocarril contribuye a mitigar la congestión vehicular, dos temas que cada vez adquieren mayor relevancia en las grandes zonas metropolitanas.

Por eso, el tren de carga hoy se proyecta hacia el futuro como una alternativa sostenible y competitiva de transporte, no solo enfocado en dar un servicio de calidad para cada uno de sus clientes, sino también en potenciar los beneficios de esta modalidad de transporte para el entorno social en el cual se inserta.

Si pensamos estratégicamente, los beneficios que conlleva el movimiento ferroviario representan una enorme oportunidad para avanzar en el desarrollo de nuestro sistema de transporte de carga.

A modo de ejemplo, en países desarrollados en promedio un 50% de sus exportaciones e importaciones arriban a sus puertos vía ferrocarril, lo cual es de toda lógica para no sobresaturar y contaminar las ciudades puerto. En el país, esa cifra lamentablemente no supera el 10%.

Así, la proyección futura del modo ferroviario de carga es un desafío que no solo involucra a quienes participamos directamente de este sector, sino de todo el país, incluidas sus autoridades y tomadores de decisiones.

Recién vimos que se anunciaron obras públicas por US$2 mil millones en carreteras y vías alternativas en la Región del Biobío para reducir el tránsito de camiones por centros urbanos, creando conexiones más directas con los puertos.

El modo ferroviario también merece inversiones de esa naturaleza, las que representarían un avance en la sostenibilidad de nuestro sistema de transporte, incrementaría la competitividad exportadora de nuestro país y beneficiaría directamente el bienestar social de millones de personas. Junto con crear más carreteras, nuestro país debe hacer un esfuerzo para potenciar un sistema de transportes sostenible, bajo en emisiones, seguro y que contribuye a una mejor calidad de vida de las personas, como lo es el tren de carga.

Bowen, gerente general de

Transap.