No viajó de vacaciones. Sin embargo, para el presidente de la Corte Suprema, Guillermo Silva, salir de Santiago y tener la posibilidad de caminar sin respirar smog, ya es un descanso.
Su primera visita en el cargo tuvo un sabor especial, ya que se trata de un abogado titulado de la Universidad de Concepción que es oriundo de Penco y que hizo gran parte de su carrera judicial en la zona. Ahora la toma de exámenes para el magíster de Derecho Penal de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, casa de estudios de la que fue profesor, lo tuvo jueves y viernes ocupado en la capital regional.
En el receso entre examen y examen, el ministro conversó con Diario El Sur sobre los desafíos de este nuevo cargo, el que asumió en un momento complejo, considerando el estallido social y la judicialización de una serie de temas vinculados.
Silva explicó que no se reunió con los funcionarios de la Corte de Apelaciones de Concepción, porque no vino en calidad de presidente de la Suprema. Aún así pasó por fuera del edificio, el que resultó vandalizado durante las protestas. De hecho, se encuentra en la denominada zona cero.
"Me dio pena pasar por ahí y ver cómo está", reconoció.
-Hubiese preferido ser presidente de la Corte Suprema en otra época, pero me correspondió serlo ahora y no tenía ningún motivo para excusarme de asumir el cargo. Sé la responsabilidad que tengo y también sé que el periodo que voy a enfrentar va a ser muy difícil, pero nada me ha resultado fácil en mi carrera judicial.
-La judicialización es un fenómeno que empezó hace un buen tiempo, no es nuevo. Todo llega a los tribunales de justicia y nosotros tenemos la obligación de resolverlos. Ahora, con lo que está pasando en nuestro país, se nos va a recargar el trabajo en los tribunales, los jueces de garantía han visto aumentado su trabajo, también el Ministerio Público, la Defensoría. Espero que la comunidad no vaya a creer que es obligación del poder judicial solucionar los problemas que se están produciendo. Nosotros podemos contribuir, pero no depende de nosotros la solución de los problemas que tiene el país en este momento.
-Se ha criticado mucho el activismo judicial, pero muchas veces no se legisla sobre materias sobre las que se debería legislar y se entrega la solución de problemas, como de la salud, a los tribunales de justicia.
-Los problemas que siempre son de difícil solución son los relacionados con los derechos humanos y los de actos de vandalismo que se han producido a raíz de las manifestaciones sociales.
críticas y respuestas
-Críticas hemos recibido siempre. La gente nunca está conforme con la labor de los tribunales y para eso basta ver las encuestas. La gente no conoce bien cómo actúa ni qué hacen los jueces, sus labores, por eso uno de mis objetivos es acercar a los jueces a la comunidad. La gente opina lo que se le antoja sin tener ningún antecedente. Lo que escucha, lo que se repite. Los medios de comunicación tienen mucho que ver en eso.
-Estadísticamente está demostrado que no existe. Las cárceles están llenas. La gran mayoría de las personas que pasan detenidas a un tribunal pasan a la cárcel.
-También he leído eso, pero no conozco los casos en concreto para decirle "aquí pasó tal cosa" o "se resolvió de tal manera por tal motivo". Al que no le gusten los fallos tiene que recurrir. Se puede llegar hasta la Corte Suprema. Pero es una crítica muy antigua al poder judicial. A la gente le gusta hacer esa crítica, hacer diferencias entre las posiciones económicas, que a la gente que delinque para comer se le castiga, pero no es tan así como se dice. Existe un desconocimiento.
-Mejorando la educación de la gente, la cultura, que la gente que opine esté informada. Un hecho curioso es que la mala opinión que tiene la gente de la justicia es de quienes nunca han concurrido a un tribunal o han enfrentado un problema judicial. La gente que sí ha tenido que concurrir tiene una opinión mucho mejor.
-El juez tiene que ser una persona cercana a la gente, no como antes, que estaba encapsulado y se recomendaba que fuéramos así. Afortunadamente esto ha ido cambiando con el tiempo.
-Los jueces no actuamos políticamente, pero a todos les interesa saber la posición política que tienen. Me siento bien cuando nadie sabe cuál es mi posición política, que la tengo por supuesto, pero no la voy a dar conocer y eso nunca va a influir en mis fallos ni actuaciones como presidente de la Corte Suprema.
-Eso lo voy a decir en la cuenta pública que dé el 2 de marzo, pero por supuesto que tiene que haber un Código Penal nuevo. El de nosotros es de 1874 y se ha ido parchando o complementando con leyes especiales. Tiene que modificarse el sistema procesal civil y en eso se está trabajando y hay muchas leyes que deben mejorarse. Es indispensable que se mejore la calidad de los jueces. Ahí va a haber una mejor aplicación de las leyes. Más que buenas leyes, se necesitan buenos jueces.