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Hollywood: crece participación femenina, pero sigue desigual

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En 2008, Kathryn Bigelow marcó un hito en la historia de Hollywood al ser la primera mujer en obtener el Oscar a mejor dirección por la cinta "The hurt locker". El problema es que, hasta ahora, ha sido la única en conseguir ese logro, ya que la industria ha sido bastante esquiva en darle cabida a las féminas.

Algo que ha comenzado a cambiar poco a poco. De allí que se celebre que de los 113 directores de las 100 películas más taquilleras, 12 sean mujeres, lo que representa un 10,6%. Una cifra baja en relación a la de los hombres (89,4 por ciento), pero que representa más que el doble del porcentaje de 2018 -que llegó a 4,5%- y el mayor de la última década, según el estudio "Inclusión en la silla del director" presentado por la Escuela Annenberg de Periodismo y Comunicación de Universidad del Sur de California, que bajo la supervisión de la doctora Stacy L. Smith se ha convertido en una referencia a la hora de analizar la diversidad en el cine y la televisión.

"Esta es la primera vez que hemos visto un cambio en las prácticas de contratación de mujeres directoras en 13 años", comentó Smith, quedándose con el dato más positivo del aumento de mujeres directoras en cintas taquilleras.

ESQUIVOS PREMIOS

El estudio comenzó a hacerse en 2007, lo que supone el análisis de 1.300 películas -que considera sólo los éxitos de taquilla-, de las cuales sólo 57 de los 1.448 realizadores fueron mujeres (4,8 % del total).

En ese reducido club figuran algunas cineastas como Angelina Jolie, Olivia Wilde, Greta Gerwig, Patty Jenkins, Jodie Foster, Kathryn Bigelow o Ava DuVernay.

De las 12 directoras de este año se incluyen Jennifer Lee por "Frozen II", Anna Boden por "Capitana Marvel" y Lorene Scafaria por "Estafadoras de Wall Street". "Mujercitas", de Greta Gerwig, y "La noche de las nerds", de Olivia Wilde, también ayudaron a impulsar estas cifras récord.

La reivindicación de una mayor diversidad en los papeles de dirección y producción ha sido un tema central en Hollywood durante más de una década, habiendo recibido durante los últimos años el impulso adicional de los movimientos #MeToo y Time's Up, acuciados por los escándalos de acoso sexual que han sacudido la industria.

A pesar de todo ello, los premios han sido más bien esquivos. Sólo cuatro mujeres han sido nominadas a los principales premios de Hollywood desde 2008, incluyendo los Oscar, Globos de Oro, Premios del Sindicato de Directores y los Premios de la Crítica: Lina Wertmüller ("Pasqualino Settebellezze", 1975), Jane Campion ("The Piano", 1993), Sofia Coppola ("Lost in Translation", 2003) y Greta Gerwig ("Lady Bird", 2017).

Es más, ninguna mujer fue incluida en las nominaciones a la mejor dirección para los Globos de Oro de 2020 que se entregarán el domingo (ver recuadro). Un aspecto en lo que se necesita avanzar más según Smith y Martha Lauzen de San Diego.

"Los hombres siguen superando a las mujeres en una proporción de 4 a 1 en los papeles clave detrás de las cámaras. Es extraño hablar de máximos históricos cuando las mujeres siguen estando tan lejos de la paridad", dijo Lauzen en un comunicado. "No sabremos si 2019 fue sólo un buen año o el comienzo de una tendencia al alza hasta que veamos las cifras de 2020 y 2021", agregó.

Smith, por otra parte, destacó a la plataforma digital Netflix indicando que el 20% de las películas de ficción estadounidenses distribuidas por la compañía en 2019 fueron dirigidas por mujeres. "Los estudios cinematográficos deben admitir que el mundo y las reservas de talento son completamente diferentes a las de sus prácticas de contratación y actuar en consecuencia para reflejar esa realidad", finalizó.

"Dart" propone documentales para una sociedad mejor

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A veces cantidad no implica calidad. Ello significa que tres títulos pueden ser más que suficientes cuando sus propuestas argumentales se desarrollan de manera sólida durante el tiempo de extensión de la obra.

Los festivales de cine, competitivos o no, tienden a armar una parrilla con varios títulos, incluso cercanos a la centena, sin importar que varios de ellos podrían conducir a ninguna parte.

En ese sentido el llamado "Festival Dart", que no tiene carácter de competencia, resulta un acierto desde todo punto de vista, partiendo por el llamado fundacional de éste: se trata de una iniciativa de cine documental sobre arte contemporáneo.

Las cinco películas seleccionadas por el equipo productor del evento, que se realizará entre este martes y jueves, en el Teatro Biobío, responden a una cuidada selección. Cada uno de ellos -a partir de lo que hemos podido apreciar previamente- resultan verdaderos hallazgos en el documental cinematográfico dedicado al registro de expresiones relacionadas con el arte.

Pero, ojo, no se trata de cintas de mero registro y que dan cuenta de un hecho en particular. Ello, por más que se internen en la escuela alemana de la Bauhaus o en los interiores y pasillos del edificio de la Unctad III en Santiago de Chile.

Por el contrario, se trata de documentales con miradas, a veces racionales y otras con una consciente carga emotiva, que descubren al espectador fenómenos y momentos desconocidos u olvidados.

En ese sentido, una propuesta como "Megalodemocrat: El arte público de Rafael Lozano-Hemmer" (2018) del director canadiense Benjamin Duffield, se torna en un entretenido, enganchador y luminoso retrato audiovisual de 94 minutos sobre las propuestas de este artista urbano.

Dueño de instalaciones que se transforman en puntos de vista certeros sobre la condición del arte y su creador en los días del presente. Por momentos, la pieza no esconde ciertos rasgos distópicos, que nos pasean por una porción de instalaciones interactivas, asumidas en una arquitectura del plano descubierto por performances reflejos de la era digital.

Con planos como salidos de una rave electrónica/cinematográfica, las imágenes exploran lo "gigante" y grandioso como citas de un arte a gran escala y que aterriza en un planeta socialmente enfermo y en mejores búsquedas.

El espacio público, uno que se arroja y declama protagonista, es capaz de cuestionar el sentido y quehacer humano en un siglo de sociedades tan conectadas y aisladas al mismo tiempo. No hace más que clamar por un espacio más democrático en grandes escalas de carácter íntimo, que recorren y se instalan en el paisaje de ciudades -desde Londres a Nueva York- que siguen siendo símbolos de sueños y anhelos.

ESCAPES DE UN PAÍS

Realizado en 2015, "Escapes de gas", del director Bruno Salas, es una declaración de amor en estados imposibles sobre el sueño de un país que no fue, el de la Unidad Popular.

Simbolizado en el edificio Unctad III, construido en 275 días (1971-1972), para acoger la tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo en Chile, este documental de 72 minutos valoriza el tiempo para contar y transparentar un momento de la historia de la arquitectura cruzada con el arte chileno. Ello, en cada rincón de los pasillos, escaleras y salones de un edificio que, finalmente, no pudo ser ensombrecido por la dictadura.

El metraje, de momentos emotivos e íntimos, es una clara demostración de la creación en libertad y como la expresión artística es capaz de darle personalidad a fierros y formas arquitectónicas desde su concepción en el blanco papel del plano.

"Escapes de gas", título que hace referencia a la chimenea realizada por el escultor Félix Maruenda, para ser instalada en el inmueble, que sería rebautizado como el Diego Portales (GAM desde 2005), es una clara demostración del arte conjunto y de una arquitectura cómplice, para un museo que pudo ser.

Ambas películas están programadas este jueves, a las 18.30 y 20.30 horas, en el Teatro Biobío.