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Microscopio neuroquirúrgico llega a la provincia de Biobío

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Hasta la provincia de Biobío, específicamente el Complejo Asistencial Dr. Víctor Ríos Ruiz de Los Ángeles, llegó el nuevo microscopio neuroquirúrgico, con una tecnología que permite una solución más avanzada de captura y procesamiento de imágenes de microscopía, necesario por ejemplo en microcirugía craneal, de columna vertebral o en otras disciplinas.

La inversión que realizó el Servicio de Salud Biobío asciende a un monto de $273.569.100 y es parte del nuevo equipamiento que está llegando a la red asistencial, en beneficio de los 400 mil habitantes de la provincia.

Según especificó Rodrigo Sierra, director del Servicio de Salud Biobío, el aparato es el más moderno en Sudamérica y permite efectuar cirugías de mayor complejidad y precisión gracias a que dispone de tecnología como realidad aumentada GLOW 800, sensores de imagen, óptica avanzada y capacidad de captura.

"Estamos entregando un dispositivo de última generación, (…) que genera, fortalece y avanza, para una mejor y más resolutiva calidad de salud", detalló Sierra.

Brian Romero, director del Complejo Asistencial angelino, destacó la importancia de contar con este nuevo aparato en el recinto, ya que esto permite a los usuarios de la red ser atendidos en la provincia sin la necesidad de ser trasladados a otros establecimientos.

Desde los especialistas

Los profesionales del lugar, especialistas en la materia, destacaron la adquisición de esta nueva tecnología. Gustavo Canessa, neurocirujano del complejo, precisó que "este equipo viene a completar un largo proceso para poder resolver un sinfín de patologías complejas, como neurocirugías vasculares y tumores de base de cráneo, entre otras, pues posee tanto una mayor resolución óptica, como de iluminación y de magnificación de imagen".

Luis Medina, presidente del Colegio Médico y neurocirujano, destacó que "este es un tremendo avance y un gran logro para nuestra especialidad y para la comunidad en general, la que va a poder acceder a una mejor calidad de prestaciones y mucho más complejas".

Visitantes de varias comunas llegaron hasta Playa Blanca

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Ya sea para familias grandes o pequeñas, la playa nunca es un mal lugar para disfrutar de un feriado, y con mayor razón si ese feriado es Navidad. El día 25 es comúnmente destinado a compartir y descansar junto a los seres queridos y para esto el destino elegido usualmente son las costas de la zona.

Playa Blanca -que se extiende por las comunas de Coronel y Lota- es una de las opciones que los penquistas tienen a su alcance, ya que está ubicada a 35 kilómetros de la capital regional. Su arena blanca y aguas aptas para el baño, además de su cercanía con Concepción, hacen de este balneario sea uno de los más populares entre los habitantes de la zona.

Ayer desde las 11 de la mañana, con grandes toldos, carpas, quitasoles o simples sombreros, se empezaron a acomodar los visitantes. Desde Concepción, San Pedro de la Paz, Chiguayante llegaron con sus comidas preparadas o listas para armar. El ambiente fue complementado por personas de Venezuela, Colombia y Haití que actualmente viven en la zona.

Viejos tiempos

Tras casi dos horas de viaje desde Yumbel llegó Priscila Núñez con un gran toldo, sillas y mesa, para compartir junto a su familia, padres e hijos. Contó que extrañaban el lugar y aprovecharon el feriado para concurrir hasta la playa que en su niñez era tradición visitar.

"Veníamos todos los domingos para acá", contó Núñez, quien decidió junto a su familia romper con el tradicional paseo al río o al Salto del Laja, que le queda más cerca. "'Hagamos algo distinto', dijimos (...) Vamos a la playa para recordar viejos tiempos", relató la mujer. Así llegaron hasta la playa en un paseo que aprovecharán la máximo. Eso sí, contó que "tanto tiempo sin venir, los caminos han cambiado, queríamos pasar a Coronel, pero nos pasamos de largo". Después de reír un rato por la situación, agregó que "a la vuelta vamos a estar yendo para allá, porque tenemos a unos familiares allá".

A pocos pasos de Núñez, alejados del gran número de gente que ya a las 13 horas comenzó a llegar, estaba Estrella Espinoza junto a su hija Yamilet. Su paseo de feriado fue improvisado, según contaron.

"No lo planeamos, en la mañana quisimos venir", relató Espinoza, pero agregó riendo que "no nos acordábamos ni dónde era". Sin embargo, esto no fue problema, porque siguieron a la gran cantidad de personas, que al igual que ellas, llegaban a Playa Blanca.

Hasta las 6 de la tarde planeaban estar madre e hija en la playa, pero "en un rato nos vamos a mover, porque la idea es mojarse un poco las patitas".

Encuentro

A pasos de la orilla, ya con los pies húmedos, un grupo jugaba fútbol. A lo lejos parecía una familia o amigos de toda la vida, pero solo habían transcurrido dos horas desde que se conocieron. Un chileno, dos haitianos y tres colombianos dejaban todo en la cancha de arena que habían creado.

Mario Rivera era uno de los más entusiastas. Llegó solo hasta el lugar, pero a los minutos se encontró con Nancy Caicedo y sus tres hijos, quienes lo acogieron y compartieron su almuerzo. Así se formó el grupo, al que después se sumaron Dieune Bellefleur y Alazy Diemps, dos amigos de Haiti. "Como soy buena para parlar los vi y dije vamos a jugar", explicó Caicedo risueña.

"Vamos a estar todo el día, hasta que salga la última micro", agregó la colombiana que ya lleva ocho años en Chile. Esta era la segunda vez que visitaba la playa, pero la primera de su hijo mayor, Junior Rioscos, quien aseguró le gustó el balneario, el que calificó de ideal para lo que buscaban: aprovechar las fiestas y compartir en familia".

Tradición

A unos metros de este grupo improvisado que surgió en la playa había un gran grupo de gente que acordó reunirse allí. Una familia venezolana estaba acomodada bajo un quitasol, o mejor dicho en varios.

Elisbé Rivas era una de ellas, que desde Concepción llegó para reunirse con el resto de la familia. "Somos como 30, y vienen en camino otros", contó. Junto a ella estaban su esposo, cuñadas, hijos, sobrinos y nietos.

"La tradición es siempre los 25 y los 1 de enero ir a la playa", mencionó la venezolana, quien está feliz de poder realizar su tradición en Chile.